Por Juan E. Ballesteros
18/4/2017
Decenas de miles de trabajadores en factorías de la periferia de la Unión Europea, situadas en países orientales y balcánicos, están produciendo a bajo coste, con salarios miserables y en algunos casos inferiores a los que se perciben en las factorías chinas de Dongguan, zapatos que se vende posteriormente como fabricados en Italia o Alemania, según denuncia un informe elaborado por la campaña Cambia tus zapatos bajo el título Vidas en la cuerda floja. Las duras condiciones laborales de las personas que producen calzado en la Europa periférica: Albania, Bosnia-Herzegovina, Macedonia, Polonia, Rumanía y Eslovaquia.
La campaña Cambia tus zapatos está impulsada por un consorcio compuesto por quince organizaciones europeas y tres asiáticas que propugna que los trabajadores de la industria del calzado tengan derecho a una salario justo, a la seguridad y condiciones dignas en el trabajo y a la protección de la salud. Además vela por los derechos de los consumidores a adquirir productos seguros con procesos de producción transparentes.
El sector del calzado en estos países está integrado en su mayoría por mujeres, una circunstancia que contribuye a su precariedad y agudiza la brecha salarial de género y la discriminación laboral. El salario mínimo legal en Albania, Macedonia y Rumania –140€, 145€ y 156€ por mes, respectivamente– es incluso inferior al mínimo legal en China (Dongguan) que es de 213€, y la diferencia con lo que sería un salario digno es mayor que en China. Para que los salarios tuviesen capacidad para mantener a una familia tendrían que multiplicarse por cinco. Asimismo, se vulneran los derechos laborales reconocidos universalmente y no existe ningún tipo de representación sindical.
El portavoz de la campaña Cambia tus zapatos en España, José Luis Mariñelarena, ha hecho un llamamiento para que las marcas y los minoristas para que se lleven a cabo en los centros de producción controles que supervisen el respeto de los derechos humanos y el cumplimiento de la legislación laboral. “Asimismo instamos a las instituciones políticas y financieras a comprometerse con la fijación de un salario mínimo acorde con el coste de la vida. La Unión Europea en particular debería desarrollar una política de salario mínimo conforme con la Carta Social Europea y la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea y desvincular la concesión de préstamos de la aplicación de políticas salariales restrictivas en los países deudores”.