Por Andrés Tovar
22/08/2017
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¿Para qué arriesgar las vidas de los soldados cuando se puede poner a volar a un zángano electrónico con un rifle de asalto y enviarlo a la batalla?
Ese parece ser el pensamiento detrás del zumbido de TIKAD, desarrollado por Duke Robotics. Es un gran zángano que los soldados pueden pilotar hacia algo que quieren disparar, y remotamente disparar un arma suspendida de su tren de aterrizaje. Algo así como sus predecesores mucho más grandes, el TIKAD es esencialmente un zángano que permite que las fuerzas militares remuevan remotamente blancos a distancia.
Como se observa en el dramático video de Duke Robotics, los aviones teledirigidos militares del futuro no requerirían que los pilotos estuvieran sentados en contenedores de transporte convertidos, arrojando bombas sobre blancos a miles de millas de los centros comerciales en las afueras de las pequeñas ciudades americanas. En cambio, podrían ser desplegados del campo de batalla por un soldado que quiera sacar una amenaza específica delante de ellos.
El año pasado, la policía de Dallas usó un robot controlado por control remoto para matar a un francotirador en un operativo, en lo que probablemente fue el primer asesinato de esa clase. Pero ISIS ha estado experimentando con flejes de explosivos en aviones teledirigidos de consumo. Según DefenseOne, el gobierno israelí está interesado en adquirir la tecnología de Duke Robotics. Tal vez no pasará mucho tiempo antes de que los municipios locales busquen desplegar aviones no tripulados.
En el marco de los ruidos bélicos de los últimos meses (Corea del Norte, Siria y ahora Afganistán), se ha levantado entre los relacionados a la defensa un inquietante advenimiento de las denominadas «armas autónomas» o, dicho más claro, robots de combate prestos para aniquilar. Su presencia es más que conocida ya en los campos de guerra, pero ese advenimiento es mucho más escalofriante cuando se piensa en las fuerzas policiales o entidades nefastas-utilizando tecnología como ésta en los civiles.
Y eso es lo que están alertando las principales mentes de la tecnología mundial.
«No tenemos tiempo, hay que actuar»
Esta semana, más de un centenar de líderes del sector tecnológico, entre ellos el fundador de Tesla, Elon Musk, hicieron un llamado a Naciones Unidas a prohibir a nivel internacional el desarrollo de las armas autónomas, calificadas por el grupo como «robots asesinos».
«Las armas letales autónomas amenazan con convertirse en la tercera revolución en la guerra. Una vez desarrolladas, permitirán que los conflictos armados se luchen en una escala mayor que nunca», advirtieron los expertos en una carta abierta. La misiva, publicada con motivo de una conferencia sobre inteligencia artificial que arrancó esta semana en Australia, está firmada por 116 responsables de empresas del sector procedentes de 26 países distintos.
Los expertos advierten que los denominados «robots asesinos» pueden convertirse en «armas de terror», siendo utilizadas contra inocentes por parte de «déspotas y terroristas» o siendo pirateadas para comportarse de forma indeseada.
«No tenemos mucho tiempo para actuar. Una vez que esta caja de Pandora se abra, será difícil cerrarla», avisan.
La misiva se dirige principalmente a los estados parte de la Convención de la ONU sobre ciertas armas convencionales, que el pasado año decidieron en Ginebra abrir formalmente discusiones sobre las armas autónomas y las posibles implicaciones de su desarrollo.
Para ello acordaron crear un grupo de expertos gubernamentales, que hoy tenía previsto celebrar su primera reunión, pero que finalmente ha sido pospuesta hasta noviembre.
Una veintena de países han pedido ya prohibir los llamados «robots asesinos», mientras activistas pro derechos humanos advierten que al menos seis Estados están invirtiendo en este tipo de tecnologías.
Inteligencia bélica
Según numerosos expertos, los avances en el ámbito de la inteligencia artificial permitirán en poco tiempo crear armas, por ejemplo drones, capaces de operar de forma autónoma en el campo de batalla y de tomar sus propias decisiones sin instrucciones humanas.
En su carta, los líderes tecnológicos urgen a los gobiernos del mundo a encontrar formas para «proteger a todos de estos peligros» y apuestan por evitar una «carrera armamentística» en este nuevo ámbito.
Además de Musk, firman la carta otras destacadas personalidades del sector, como por ejemplo Mustafa Suleyman, fundador del laboratorio de inteligencia artificial de Google, DeepMind.
El máximo responsable de Tesla, considerado uno de los grandes visionarios de Silicon Valley, ya había firmado en 2015 otra carta abierta advirtiendo de los peligros de los «robots asesinos».