Diario de campaña | Por Iñigo Aduriz
20/06/2016
El debate ya surgió durante las fracasadas negociaciones para formar gobierno que tuvieron lugar después de las elecciones del 20 de diciembre. Como ninguno de los cuatro candidatos principales conseguía el apoyo parlamentario suficiente para ser investido, se habló de la posibilidad de que la elección de un independiente o cualquier otro diputado pudiera lograr el consenso de los grandes partidos para desbloquear la situación.
Se habló incluso de un Ejecutivo tecnócrata como los que en 2011 formaron Mario Monti en Italia o Lucas Papademos en Grecia. Pero la propuesta no llegó a buen puerto y, ante la falta de acuerdo, se convocaron nuevas elecciones.
Seis meses después de los comicios esa misma idea sigue encima de la mesa, sobre todo porque las encuestas auguran un panorama similar en el que la conformación de mayorías se presenta más que complicada. «Si cualquiera de nosotros puede ser un escollo, hay que pensar fórmulas», aseguraba este lunes el candidato de Ciudadanos, Albert Rivera, en una entrevista en la Cadena Ser en la que, además, señalaba que «no se puede descartar totalmente» la opción de investir presidente a un diputado u otro representante de consenso que no haya sido cabeza de lista en las elecciones.
Evitar unas terceras elecciones
No sólo él, también el resto de los candidatos de las grandes fuerzas políticas han insistido a lo largo de la campaña –también lo dijeron durante la precampaña– en que tratarán de todas las maneras posibles de evitar unas terceras elecciones. Aunque se resisten a aclarar cómo lo harán: si será a través de una gran coalición, si se respetarán los bloques ideológicos, si facilitarán que gobierne la lista más votada, etc. Sólo Unidos Podemos ha mostrado su preferencia por llegar a acuerdos con el PSOE.
Los grandes partidos no han descartado, en todo caso, esa opción de líder o Gobierno independientes. Y es que puede que ninguno de los bloques izquierda o derecha consiga una mayoría suficiente y tengan que darse acuerdos más transversales sin que, de nuevo, se pueda llegar a un candidato de consenso.
Qué dice la Constitución
De producirse, ese acuerdo para nombrar a un independiente sí se ajustaría a la ley. La Constitución establece que «después de cada renovación del Congreso de los Diputados, y en los demás supuestos constitucionales en que así proceda, el Rey -previa consulta con los representantes designados por los grupos políticos con representación parlamentaria, y a través del Presidente del Congreso- propondrá un candidato a la Presidencia del Gobierno». El texto no establece que ese candidato tenga que ser un cabeza de lista y ni siquiera un diputado.
Tan sólo explica que «el candidato propuesto conforme a lo previsto en el apartado anterior expondrá ante el Congreso de los Diputados el programa político del gobierno que pretenda formar y solicitará la confianza de la Cámara», y únicamente «si el Congreso de los Diputados, por el voto de la mayoría absoluta de sus miembros, otorgare su confianza a dicho candidato, el Rey le nombrará Presidente».
El problema de la legitimidad
El principal escollo sería la legitimidad de ese jefe del Ejecutivo en el caso de que el escogido no sea diputado o senador. Si no es miembro del Congreso o del Senado no habría sido votado por los ciudadanos. Saldría elegido únicamente por el apoyo que le den los representantes de estos últimos. Habría, además, numerosos flecos sueltos en cuanto a la hoja de ruta de ese Gobierno. ¿Elaboraría su propio programa? ¿Uniría los planes de las fuerzas políticas que le apoyaron?
No sólo por la conformación de esa suerte de Ejecutivo de unidad, también podría darse el caso de que el nuevo presidente no fuera ni Mariano Rajoy ni Pedro Sánchez ni Pablo Iglesias ni Albert Rivera por los vetos que se han establecido entre las distintas fuerzas políticas.
Desde Ciudadanos su líder ya ha insistido en que nunca votará como presidente al líder del PP en pro de la regeneración institucional y al entender que Rajoy y su equipo están manchados por la corrupción. Y este mismo lunes el candidato del PSOE, Pedro Sánchez, vetaba asimismo al líder de Unidos Podemos: «No vamos a apoyar ni un Gobierno del PP ni vamos a apoyar que Pablo Iglesias sea presidente», aseguraba en una entrevista en Onda Cero.