En 2013, Xi Jinping anunció su ambiciosa Ruta de la Seda. Un plan que cabalgando sobre el comercio internacional expande la influencia geopolítica de China en Asia, África, Europa y América. Como parte de ese proyecto, la construcción de un megapuerto en Perú es la punta de lanza para profundizar la presencia cada vez más dominante de China en el otrora patio trasero de los Estados Unidos.
La Ruta de la Seda original, conocida desde el siglo XIX, fue una extensa red de rutas comerciales terrestres y marítimas que interconectaban la mayor parte del continente asiático con terminales en el Sudeste Asiático, el Mediterráneo europeo y la costa oriental africana. La red comercial fue abierta por China desde al menos el siglo I a.C. y jugó un papel crucial en el intercambio de bienes y cultura entre las civilizaciones antiguas. Con el resurgimiento económico de Asia Oriental y especialmente de China, surgió la idea de la Nueva Ruta de la Seda para revitalizar esta antigua red del comercio.
Nueva Ruta de la Seda
La Nueva Ruta de la Seda es producto de la visión de Xi Jinping sobre el rol de China en el mundo. Es una iniciativa global que comprende desarrollo de infraestructura, comercio y políticas propuesta por China para mejorar la conectividad entre Asia, África y Europa. Iniciativa cuyo objetivo según Pekín es facilitar el comercio y la inversión, promover la integración regional y fortalecer los lazos culturales y políticos entre los continentes.
Pero no es solo un proyecto comercial. Tiene dimensiones geopolíticas y culturales significativas. Por ejemplo, China ha establecido bases militares en lugares estratégicos, como Yibuti en África, para controlar puntos clave en la ruta marítima. Las inversiones chinas han generado deudas considerables en muchos países participantes. En América Latina algunos países han encontrado en la propuesta china alternativas a la influencia estadounidense. La iniciativa también busca exportar la cultura china a través de la cooperación con otros países. Reforzando la presencia e influencia de China en todo el mundo.
Estrategia poderosa de China
La expansión portuaria de China en América Latina, con el puerto de Chancay como último ejemplo, refleja una estrategia que ya ha dejado su huella en el sur de Europa. Como lo demuestra el puerto de Cosco en Grecia en 2016. Actualmente, las corporaciones chinas tienen el control o la operación de terminales en aproximadamente 100 puertos marítimos internacionales. Según datos de AidData, un laboratorio de investigación de la Universidad de Virginia, China ha invertido cerca de 30 mil millones de dólares en infraestructura portuaria en al menos 46 países desde el año 2000 hasta 2021.
Inversiones que han otorgado a China una herramienta diplomática poderosa frente a países en busca de capital. Más de un tercio de los puertos bajo la gestión china han recibido visitas de la armada del país, aunque estas han sido principalmente ceremoniales y no han implicado la conversión de puertos en bases militares encubiertas. Sin embargo, el verdadero impacto comercial de esta expansión portuaria aún está por verse. La consolidación de centros comerciales en nuevos mercados es un proceso que toma años. Mientras emergen otras preocupaciones más urgentes, como la carga de deuda en Mozambique, los daños ambientales en Kenia y la percepción en Europa de que los intereses locales quedan relegados frente a los de China.
Estados Unidos preocupado
Estados Unidos manifestó su preocupación a funcionarios peruanos ante el control chino de infraestructuras clave como el megapuerto que construye en Chancay. La preocupación de Washington radica en la estrecha relación entre las empresas chinas y su gobierno, especialmente en términos militares. La legislación china requiere que las empresas consideren las necesidades de defensa nacional. Según Isaac Kardon, investigador principal de la Fundación Carnegie para la Paz Internacional, podría traducirse en acceso prioritario para sus buques militares e intercambio de información valiosa para su defensa y movilización.
John Youle, un prominente empresario en Perú y exdiplomático estadounidense, sugiere que Estados Unidos subestimó la situación, pero ahora está tomando conciencia de la creciente influencia de China. Este despertar podría ser evidente en la próxima cumbre Asia-Pacífico en Perú a mediados de noviembre, donde se espera la presencia de Xi Jinping. Aunque la asistencia del presidente Biden es incierta, la presencia de Xi probablemente captará la atención. Al destacar el proyecto de Chancay como un símbolo del fortalecimiento de la influencia de Pekín en el hemisferio occidental.
Megapuerto de Chancay
Con el desarrollo del megapuerto Perú se convierte en un escenario clave en la contienda entre las dos superpotencias en Sudamérica. El megapuerto de Chancay está marcando un hito en la expansión de China en América Latina. Una iniciativa liderada por Cosco Shipping Ports Limited. Subsidiaria de la gigantesca empresa estatal china y uno de los conglomerados navieros más grandes del mundo. Con una participación mayoritaria del 60%, junto a la firma peruana Volcan Compañía Minera que posee el 40%. Hasta hace poco parte del gigante de los commodities Glencore, que anunció su venta al grupo argentino Integra Capital.
El proyecto es un reflejo del creciente poderío chino en la región. La importancia de Chancay es tal que se espera que el presidente chino, Xi Jinping, lo inaugure durante la cumbre de APEC en Lima, según ha indicado el canciller peruano, Javier González Olaechea. Con una inversión que supera los 3.600 millones de dólares la construcción del puerto en Chancay, que se está construyendo en la costa pacífica de Sudamérica, promete transformar las rutas marítimas en el Pacífico hacia Asia y Oceanía.
Megabarcos y megacomercio
Destaca por su capacidad para recibir megabarcos, gracias a su profundidad de casi 60 pies. El puerto que recibirá a barcos de hasta 18.000 TEU, (los más grandes del mundo). Permitirá que países como Ecuador, Colombia y Chile envíen sus mercancías directamente a China desde Perú. Podría alterar significativamente el volumen de carga en puertos como Manzanillo en México y Long Beach en California. Actualmente son los puntos de transbordo para la exportación e importación entre la costa del Pacífico sudamericano y Asia.
Chancay se convertirá en la primera terminal controlada por Pekín en América del Sur. Los buques de carga que podrán dirigirse directamente a Asia, lo que reduce el tiempo de tránsito para los exportadores en más de dos semanas. Tanto Pekín como Lima ven a Chancay como un futuro centro de exportación regional.Se espera esté operativo a finales de este año.
Parte de la Nueva Ruta de la Seda
La construcción de 80 kilómetros al norte de Lima comenzó en 2018. La primera fase de Chancay, que debería estar terminada en noviembre de 2024, es un componente clave de la nueva Ruta de la Seda de China. El ministro peruano de Comercio Exterior y Turismo, Juan Mathews Salazar, destaca que Chancay está destinado a convertir a Perú en un eje comercial y portuario estratégico entre América del Sur y Asia, comparando su potencial con el de Shanghái.
El gobierno peruano tiene planes para una zona económica especial cerca del puerto, y Cosco Shipping aspira a construir un polo industrial en las proximidades para procesar materias primas, incluyendo granos y carne de Brasil, antes de su envío a Asia. Con su construcción ya avanzada, el puerto de Chancay se prepara para ser un punto de inflexión en la ruta comercial de China en América del Sur.
Perú, en particular, ha abierto sus puertas a la inversión china en una variedad de sectores, desde la infraestructura portuaria hasta la minería y la energía, lo que otorga a las empresas chinas un control significativo sobre la distribución eléctrica en la capital, Lima. Según Leland Lazarus, un experto en relaciones entre China y América Latina de la Universidad Internacional de Florida, esta creciente dependencia económica de China podría dejar a Perú susceptible a la coerción económica por parte de Pekín.
La construcción del puerto de Chancay coloca a Perú en el quinto lugar entre las naciones más influenciadas por China, según un índice desarrollado por Doublethink Lab y China in the World Network. La presencia china es palpable en Perú, desde la omnipresencia de vehículos fabricados en China hasta la inauguración de un Parque Chino en el distinguido barrio de Miraflores en Lima, símbolo de la profundización de la relación bilateral.
Apuntando a Brasil
Para China, el puerto de Chancay ofrece una oportunidad estratégica para involucrar a Brasil, su principal socio comercial en la región desde 2009. Las exportaciones brasileñas, principalmente de mineral de hierro y soja, podrían encontrar una ruta más directa hacia China. Incluso para aquellos en regiones remotas como Manaos. Reduciendo los tiempos de envío y evitando la necesidad de pasar por el Canal de Panamá.
El puerto representa una ruta comercial vital para la exportación de granos y carnes desde estados brasileños como Rondonia, Acre, Mato Grosso y Amazonas hacia Asia. La resolución de problemas fronterizos, como los trámites aduaneros y los controles sanitarios, es crucial. Expertos en comercio y diplomáticos advierten que el éxito del puerto de Chancay depende de la mejora de la infraestructura regional, como carreteras y ferrocarriles.
Desafíante
Actualmente, un corredor vial de 2.600 kilómetros que conecta la costa del Pacífico en el sur de Perú con el estado brasileño de Acre es poco utilizado, lo que resalta la necesidad de conexiones regionales más eficientes. El economista Omar Narrea, de la Universidad del Pacífico de Perú, reconoce que la logística para conectar Brasil con Chancay a través de la selva amazónica y los Andes es desafiante. Se están planificando nuevas carreteras y ferrocarriles para hacerlo posible. El Ministro de Transportes de Brasil, Renan Filho, lo ve como una situación en la que todos ganan.
El embajador de Brasil en Perú, Clemente Baena Soares, y el empresario José Adriano da Silva han destacado la importancia de superar los desafíos logísticos y burocráticos para facilitar el acceso de los camiones brasileños al puerto de Chancay. Soares subraya la ventaja significativa que ofrece Chancay. Menciona que las conversaciones entre funcionarios peruanos y brasileños están en curso para abordar estos desafíos. Da Silva ve el proyecto de Chancay como un catalizador para el desarrollo regional en el oeste de Brasil.
Primer socio de Perú
La presidenta peruana Dina Boluarte y Xi Jinping discutieron sobre el puerto de Chancay en la pasada cumbre APEC. Destacaron su potencial para impulsar el comercio y las inversiones chinas. China proclama que su comercio e inversión en América Latina son beneficiosos para ambas partes, con 150 países, incluyendo 22 de la región, uniéndose a su iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda. En una década, el cambio ha sido notable. Perú, antes comerciaba más con Estados Unidos. Ahora China lidera su comercio bilateral con más de 10.000 millones de dólares.
El comercio entre Perú y China se ha duplicado en la última década. Asciende a 33.000 millones de dólares, impulsado por el cobre. China ha invertido unos 24.000 millones en sectores peruanos clave. Las exportaciones peruanas a China crecieron un 9,3% entre enero y noviembre de 2023. Supera el crecimiento de las ventas a Estados Unidos. Perú mantiene un superávit comercial de 9.413 millones de dólares con China, frente a un déficit con Estados Unidos.
El enfoque de Perú hacia la inversión china refleja una tendencia más amplia en América Latina. Los países están cada vez más dispuestos a colaborar con China en busca de desarrollo económico y tecnológico. Incluso a riesgo de alterar el equilibrio geopolítico tradicional con Estados Unidos.
Inversión fuerte en Latinoamérica
Patrón que se repite en toda América Latina. Entrevistas de Reuters con funcionarios y líderes empresariales, junto con un análisis de datos comerciales de diez años, muestran cómo China está fortaleciendo su rol como socio comercial e inversor clave, desafiando las advertencias de Estados Unidos sobre la diplomacia de la trampa de la deuda.
Brasil, la economía más grande de América Latina, está buscando colaborar con China en el desarrollo de semiconductores. Desoyendo las advertencias de Estados Unidos contra la inclusión de Huawei Technologies en sus redes 5G. Es solo un ejemplo de cómo las naciones latinoamericanas están pivotando hacia el gigante asiático para inversiones y desarrollo tecnológico.
China, necesitada de recursos como cobre y litio andino, así como maíz y soja de Argentina y Brasil, incrementó su ventaja comercial en la región en unos 100.000 millones de dólares frente a los Estados Unidos. Con lo que, de paso, gana más influencia. Recientemente, Pekín elevó sus relaciones con Uruguay y Colombia a “asociaciones estratégicas”. En Colombia, empresas chinas están a cargo de la construcción de un nuevo sistema de metro en Bogotá. Honduras rompió lazos con Taiwán en anticipación de un flujo de inversiones chinas.
En Argentina, la adquisición de minas de litio por parte de China subraya su interés en los componentes clave para la industria de vehículos eléctricos. El gigante asiático además de ser el principal comprador de soja y carne vacuna, posee un swap de divisas de 18.000 millones de dólares con el país. Vital para su liquidez y pagos de deuda, incluso al FMI. Javier Milei moderó su crítica postura hacia China luego de asumir la presidencia en evidente reconocimiento de su importancia económica.
Capitalizar el vacío de Estados Unidos
A pesar de los tropiezos que ha sufrido la Nueva Ruta de la Seda como la retirada de Italia y los retrasos en proyectos latinoamericanos, el ascenso de China en América del Sur se fortalece por la necesidad regional de financiación y divisas. Un diplomático europeo señala que los problemas de financiamiento de infraestructura dificultan que Estados Unidos logre disuadir a los gobiernos locales de aceptar inversiones chinas. Con el creciente interés global en recursos como el litio, cobre y granos, América Latina se ha convertido en un campo de batalla estratégico entre Estados Unidos, Europa y China.
Eric Farnsworth, antiguo asesor de la Casa Blanca, reconoce que China está capitalizando la ausencia de la potencia norteamericana, creando un punto de influencia en la región. Durante la administración del expresidente Donald Trump, China superó a Estados Unidos como el principal socio comercial de Centro y Sur América. Pese a los repetidos avisos de Washington sobre los peligros de acercarse demasiado a Pekín. Tendencia que se acentuó aún más en el mandato del presidente Joe Biden, sin que los esfuerzos de Estados Unidos por revertir la situación tuvieran éxito.
Más allá del comercio
Ahora, Estados Unidos ha adoptado un enfoque diferente, argumentando que ofrece a la región otras cosas más allá del comercio. Como la inversión en industrias de alta tecnología. «Creer que el comercio es la métrica definitiva para evaluar la influencia de China es un enfoque impreciso. Confiamos en nuestra capacidad para competir con China «, declaró Juan González, asesor de la Casa Blanca y director del Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad Nacional, en una entrevista en Buenos Aires. El funcionario exhortó a los gobiernos a asegurarse de que no haya «condiciones políticas» vinculadas al comercio con Pekín. Mientras el nuevo enfoque de Washington se concreta, Xi Jinping ve como avanza su megapuerto en Perú.