Organizaciones ecologistas han dedicado un espacio de análisis y propuestas al mundo rural de España. Al imparable vaciamiento de los pueblos -motivado por la falta de oportunidades laborales, servicios públicos y dignificación de la vida del campo- y a la emergencia climática y al deterioro de la naturaleza. WWF y SEO/BirdLife elevan un SOS para asegurar una transición verde, próspera y sostenible del campo español.
Estas agrupaciones advierten que durante la pandemia y ahora con la guerra en Ucrania han resurgido voces interesadas en frenar las políticas que favorecen una producción sostenible y adaptada al cambio climático, como las del Pacto Verde Europeo. En su lugar, intentan reforzar la intensificación agraria basada en combustibles fósiles y en la importación de materias primas baratas de terceros países.
No lo vamos a permitir, afirman los organismos ecológicos en un Manifiesto. La ciencia confirma los impactos de la industrialización productiva, como la contribución al cambio climático y a la pérdida de biodiversidad. También los informes del IPCC y el IPBES –los paneles intergubernamentales de Naciones Unidas para el clima y la naturaleza–, subrayan que una agricultura, ganadería y pesca gestionada de manera sostenible son parte fundamental de la solución a la crisis ecológica. Además de aportar beneficios sociales y económicos a las comunidades.
Sostienen que están muy claros de los beneficios de una agricultura y una ganadería sostenibles. El modelo industrial expulsa a las explotaciones familiares de los pueblos, los hace poco atractivos para su repoblación y esquilma los recursos naturales afectando a nuestra salud. Mientras, el modelo agroecológico cuida la tierra, proporciona bienes y servicios de un valor incalculable, alimentos sanos, genera empleo en la España Vaciada y afianza la soberanía alimentaria.
Atentos al mundo rural de España
WWF y SEO/BirdLife, en su Manifiesto sobre el mundo rural de España, revelan que hay dos propuestas que no se ajustan a la realidad.
La primera consiste en que para recuperar la vida en los pueblos hay que elegir forzosamente entre economía y ecología, como si no fuesen dos caras de una misma moneda.
Cualquier actividad, como la agricultura, la pesca, la ganadería o la caza, depende del buen estado de los ecosistemas: suelo fértil, agua de calidad, polinización y, la adaptación al cambio climático. Sin embargo, el planeta se enfrenta a una acentuación del cambio climático y a una pérdida de biodiversidad sin precedentes.
Conservar el patrimonio natural no es un capricho de unos pocos, sostienen, sino una cuestión de supervivencia y bienestar humano.
La segunda propuesta se basa en que para que el sector agrario pueda sobrevivir, es necesario intensificar la producción de alimentos. Este planteamiento, señalan las organizaciones, se desmonta al comprobar la alta dependencia que tienen los modelos intensivos de recursos no renovables, como combustibles fósiles o fertilizantes químicos, y de un agua cada vez más escasa.
Continuar apostando por estos sistemas industrializados de producción de alimentos está pasando factura a la salud de las poblaciones y al medio ambiente. También a los miles de pequeñas y medianas explotaciones familiares, que cierran cada año al no poder competir en mercados globalizados que priman precio frente a sostenibilidad.
Asimismo, destacan que frente a estas dos ideas, interesadas en industrializar el campo, surgen nuevos desafíos. Por un lado, proyectos de energías renovables que se plantean sobre suelo barato, desplazando modelos de agricultura sostenible y afectando a espacios naturales protegidos. Y por el otro, estrategias políticas que aprovechan la desconexión campo-ciudad para aumentar el nivel de crispación y polarización social con fines partidistas.
Repoblamiento, productividad y sostenibilidad
WWF y SEO/BirdLife, comprometidas con el mundo rural de España y su transición justa, verde, próspera y sostenible, presentaron un documento a las Administraciones competentes que incluye:
- Recuperar una política de estado para el mundo rural, comenzando por reactivar la Ley 45/2007 de desarrollo sostenible del medio rural. Para la revitalización económica de los pueblos, la creación de empleo estable y de calidad,. Y el freno al despoblamiento bajo el paradigma de la sostenibilidad.
- Garantizar una vida digna en los pueblos con servicios públicos de calidad (sanidad, educación, transporte). Asegurando a la par la digitalización responsable y el teletrabajo para fijar población.
- Asegurar precios justos y condiciones apropiadas a los agricultores, ganaderos, selvicultores y pescadores que apuestan por la sostenibilidad. Mediante medidas de transparencia y control a las prácticas desleales en la cadena alimentaria. Y el compromiso de la industria y la distribución alimentaria con el aprovisionamiento local de materias primas sostenibles.
- Impulsar el relevo generacional en el campo, prioritariamente en fincas de alto valor natural. Como las de ganadería extensiva, en la Red Natura 2000 y en producción ecológica.
- Impulsar un modelo de agricultura familiar sostenible. Asegurar una transición justa de los modelos que tienen que virar hacia la sostenibilidad. Como la ganadería industrial o los regadíos en acuíferos sobreexplotados o contaminados.
- Una fiscalidad verde que aplique el principio “quien contamina paga”. La recuperación de las infraestructuras y servicios públicos para la transición agroecológica del sector primario. Promover una gestión forestal sostenible y colectiva para la biodiversidad y los sumideros de carbono.
- Promover una implantación ordenada y responsable de las energías renovables. Priorizando las zonas urbanizadas e industrializadas, evitando zonas ambientalmente sensibles. Así como áreas agrarias y forestales de alto valor natural y agroecológico. Y proteger el patrimonio sensorial rural.