El debate sobre la reconstrucción económica se abre camino en España y Europa. El diseño de los primeros paquetes de estímulo público marcarán la senda del modelo económico y social. Ante este momento decisivo, WWF propone en su nuevo informe que la salida a la crisis se realice a través de un plan de recuperación económica que sea verde, justa y resiliente.
«Nuestra economía y el empleo se pueden y deben de recuperar a través de medidas de desarrollo sostenible y restauración de la naturaleza. Ahora más que nunca hay que cambiar el actual modelo para impulsar una recuperación que permita lograr los objetivos climáticos de no superar el 1,5 °C e impulsen los objetivos de desarrollo sostenible», afirma Juan Carlos del Olmo, secretario general de WWF España.
Este plan de reconstrucción económica se suma a las propuestas recientemente presentadas por otros organismos como la Alianza Europea para una recuperación verde, la carta enviada por 17 ministros de medio ambiente europeos, incluida España, la declaración del Consejo Europeo o del propio secretario general de la ONU, Antonio Guterres. Todos coinciden en la necesidad de abandonar el apoyo a las tradicionales industrias contaminantes, así como de continuar y reforzar la senda de transición ecológica hacia una economía descarbonizada y que respete los límites del planeta.
«El riesgo de intentar volver a la situación anterior es abocarnos a nuevas crisis. Vivimos una situación de emergencia climática. Necesitamos que los gobiernos adopten normas ambiciosas y que los inversores y empresas apuesten por la transición ecológica«, afirma Mar Asunción, responsable del programa de clima y energía de WWF.
Para WWF, la “nueva normalidad” en España debe significar la apuesta por un modelo energético más limpio, eficiente y renovable, que incluya la tramitación de la Proposición de Ley de Cambio Climático y Transición Energética y las inversiones previstas en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), que contemplan una inversión de 241.400 millones de euros entre 2021 y 2030 destinados fundamentalmente al impulso de las renovables.
Esta transición necesita apostar por los sistemas alimentarios sostenibles y justos, por lo que es prioritario invertir en las producciones agroecológicas como cultivos de secano o la ganadería extensiva, con altos valores sociales y ambientales, muy vinculadas al territorio y que promuevan el empleo en entornos rurales; y en la pesca de pequeña escala para garantizar la recuperación de las poblaciones pesqueras y la integridad de los ecosistemas marinos.
Asimismo, otros nichos de empleo verde, tan necesarios en la recuperación económica justa, son los ligados a la inversión en depuración y gestión del agua basada en la demanda y en la recuperación de los humedales y acuíferos, ya que es necesaria una transición hidrológica que garantice un uso racional de este recurso. Por otro lado, es clave que se invierta de manera decidida en la gestión sostenible de los bosques productivos y en la prevención de incendios.
Cabe recordar que la recuperación económica resiliente no será tal sin la protección y conservación de la biodiversidad y la restauración a gran escala de los ecosistemas degradados, hábitats fluviales y lacustres, forestales, agrarios y costeros, para asegurar el correcto funcionamiento del sistema natural y su adaptación a los impactos del cambio climático.
Por último, en Europa, la gran hoja de ruta para la reconstrucción económica es el Pacto Verde. Bajo este paraguas, está previsto que la Comisión Europea presente este miércoles dos estrategias clave para el sector de la alimentación y biodiversidad, y en los próximos días, se espera que presente el nuevo marco financiero con las ayudas para la reactivación económica.
«Desde las instituciones europeas, las empresas e instituciones financieras están pidiendo y comprometiéndose con una transición justa y verde. Lo que necesitamos ahora son acciones concretas a nivel del paquete de recuperación que presentará la Comisión Europea y acelerar la transición hacia una economía más justa y descarbonizada», sostiene Ester Asin, directora de la Oficina de Política Europea de WWF en Bruselas.
Desde WWF creemos que es un momento clave para reorientar la Política Agraria Común (PAC), para que el 50% de su presupuesto esté asociado a objetivos ambientales y climáticos, y que la Estrategia de Biodiversidad proponga como meta la protección de un 30% de la superficie marina y terrestre. Respecto de la Ley Climática Europea, WWF considera que debe ser más ambiciosa y plantearse una reducción en, al menos, un 65% las emisiones para 2030.
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