La desertificación tiende a asociarse a las alteraciones del cambio climático. Pero, la mala gestión y la sobreexplotación del agua son la cara oculta de las sequías cada vez más extremas en el país. WWF asegura que un 75% del territorio de España está en peligro de sufrir desertificación y advierte que el 20% ya reporta esa condición.
En su informe “Crónica de una sequía anunciada”, la ONG anticipa que habrá «mayores impactos» de esa severa aridez de los suelos, si no se apuesta por una «política hidrológica más sostenible y estratégica». La desertificación consiste en la degradación de la tierra en regiones áridas, semiáridas y subhúmedas secas. Resultante de diversos factores, incluso variaciones climáticas y actividades humanas.
WWF recuerda que la falta de agua no es la principal responsable de los efectos negativos de las sequías. Los datos muestran que las cuencas que más problemas tienen ligados a la sequía se corresponden con las zonas que tienen mayores índices de sobreexplotación del agua.
“Si la cantidad total del agua en España fuera una cuenta bancaria, lo que hacen las autoridades del agua es repartir ese crédito entre los usuarios. De esta forma, el sector agrícola, acapara el 80% de esos recursos. Según trascurren los meses sin precipitaciones, si no tomamos buenas decisiones y somos previsores, vamos agotando nuestros ahorros. Llega un momento en el que entramos en números rojos y comenzamos a sufrir los efectos de una nueva sequía. Esta es la crónica de una sequía anunciada”, afirma Rafael Seiz, experto del Programa de Aguas de WWF.
La España de 2050 será más cálida y seca, sostiene el informe.
WWF analiza los riesgos de España y su desertificación
WWF reitera en su “crónica anunciada” que un 75% de España está en peligro de sufrir desertificación. El país ha apostado por un modelo de gestión del agua que prioriza los grandes consumos, como en el sector del regadío. Además, en zonas donde no existe suficiente agua disponible en ríos y embalses se hace un uso más intenso del agua subterránea, poniendo aún más en peligro las reservas estratégicas de agua a futuro.
Todo ello, argumenta, sin contar con el agua que se consume de forma ilegal. Se estima que existe más de medio millón de pozos ilegales en España. Por otro lado, hay una preocupante opacidad desde la Administración Pública sobre cuánta agua se gasta, quién la usa y qué derechos han sido concedidos.
En su “crónica anunciada”, la ONG observa que las perspectivas empeoran aún más al tener en cuenta que con el cambio climático los periodos secos serán cada vez más largos e intensos. El Centro de Estudios Hidrográficos del CEDEX (2017) estima que los recursos hídricos disponibles en las diferentes cuencas hidrográficas se reducirán entre un 3% y un 7% de aquí a 2040. El centro de la península experimentará una disminución de recursos hídricos en torno al 10%. Y en zonas donde tradicionalmente se experimentan sequías como Murcia, se reducirían entre un 5 y 10%, lo que podría situarla en un estado de gran vulnerabilidad y riesgo hídrico.
España y Portugal en la punta de Europa
La ONU observa con preocupación la afectación de las sequías para el hombre, los ecosistemas y las economías.
La representante de Naciones Unidas, Mami Mizutori, dice que “la sequía está a punto de convertirse en la próxima pandemia y no existe vacuna para curarla». En lo que va de año la desertificación ha provocado pérdidas de aproximadamente 124.000 millones de dólares (104.000 millones de euros) en el mundo.
Además, la escasez de agua ha afectado a 1.500 millones de personas en el globo desde 1998 hasta 2017. “Estas cifras muy probablemente son subestimaciones brutas”, asegura la directiva de la ONU, que propone continuar estudiando este asunto.
También refiere que la península ibérica puede ser de los territorios europeos más afectados por las sequías a medio y largo plazo. Tal y como expone un informe sobre los efectos del cambio climático publicado por la WWF y España y sus altos riesgos de desertificación.
El documento señala que España y Portugal son los países de Europa en los que más se nota la desertificación, y que se hace necesario tomar medidas urgentes para paliar su daño.
La ONU propone reforestar las tierras degradadas y restaurar las hectáreas que se encuentren más secas. De este modo, sería posible recuperar la biodiversidad de dichas zonas. Así como reducir las cantidades de carbono emitidas a la atmósfera y ralentizar el calentamiento global.
Lee también: