Se estima que unas 840 millones de personas en el mundo no tienen acceso a la electricidad. En busca de una solución ecológica e innovadora nace Waterlight, una lámpara que genera luz durante 45 días tan solo usando un poco de agua salada. El proyecto creado por el diseñador colombiano Miguel Mojica nace con el objetivo de ayudar a los indígenas de la comunidad wayúu en la península de la Guajira, pero pretende extenderse a cualquier lugar donde sea necesario.
Al caer la noche, el la etnia wayúu, del departamento de La Guajira, Colombia, abandona sus tareas diarias porque no cuentan con electricidad. Algunos prenden unas velas y continúan sus quehaceres, pero otros dependen únicamente de la luz del día. Para ayudar a esta comunidad, Mojica pensó en una energía limpia y accesible basada en materiales reciclables y respetuosos con el medioambiente.
Con el apoyo de la compañía colombiana E-dina y la agencia de publicidad Wunderman Thompson, el diseñador bogotano residenciado en Valencia busca darle una respuesta a una necesidad que afecta a millones de personas en todo el mundo. Ahora, su proyecto es todo un éxito y planean masificar la producción para llegar a más comunidades.
Una lámpara que funciona con agua de mar
Waterlight es una especie de lámpara que proporciona energía eléctrica a partir de la ionización del agua salada. Para llevar a cabo el proceso, un electrolito formado por agua salada provoca una reacción, transformando el magnesio de su interior en energía eléctrica. La electrólisis puede generar 4,5 voltios, produciendo luz durante 45 días con sólo medio litro de agua de mar. También funciona para recargar móviles y baterías a través de un puerto USB incorporado.
La lámpara cuenta con tres módulos. El agua entra por arriba y es sometida a este proceso al bajar. En la base está la parte eléctrica, con una batería que se recarga y alimenta una cinta de LED
El diseño minimalista de la lámpara representa la fauna, la flora y el mar, pero principalmente está basado en los indígenas de la Guajira y en su arte tradicional. El producto se construyó únicamente con materiales reciclables y resistentes. «Con Waterlight estamos dando un paso hacia el diseño responsable y sostenible, deber que tenemos desde nuestra profesión», señala el diseñador.
En su opinión, “la sostenibilidad se ha convertido en un requerimiento fundamental para el diseño industrial». Además, está completamente convencido de que cada día «somos más conscientes del impacto que tenemos sobre el planeta» y confía en «el cambio que estamos creando las nuevas generaciones de diseñadores con el diseño sostenible y responsable”.
Miguel Mojica, un diseñador galardonado
El colombiano que reside en Valencia, España ha sido reconocido por diseñar esta lámpara ecológica llamada Waterlight. Por su creación, obtuvo el premio Silver Cannes en la categoría de diseño, y dos bronces en innovación y responsabilidad social en el festival de creatividad Cannes Lions 2021, en Francia.
Al respecto, Miguel Mojica ha dicho que a pesar de estar tan lejos de su país natal, sentía que era una «oportunidad para sumar en esta nueva revolución por la energía limpia“. Así, Waterlight ofrece la posibilidad de generar luz, como una lámpara pero específicamente para donde no llega la electricidad, de modo que durante la noche se pueda continuar con la producción artesana, las labores de pesca o los estudios de los más jóvenes.
La solución que plantea Mojica con la lámpara Waterlight es sencilla. Ahora el pueblo wayúu va a poder continuar con sus actividades cotidianas aunque sea de noche, y no tendrán la necesidad de recurrir a velas u otros materiales riesgosos. «En esta comunidad, las madres educan a sus hijos en casa y serán capaces hacerlo también cuando el sol se ponga. Los pescadores podrán faenar de noche y atraer a los peces con Waterlight, en vez de candelas, como hacen ahora. Incluso los artesanos dispondrán de más horas para acabar sus encargos», insiste.
Lámpara Waterlight inspira más proyectos ecológicos
Para comenzar con el proyecto Waterlight se hicieron 30 lámparas que se llevarán a 30 familias. Sin embargo, esperan ampliar la producción próximamente, y así llegar a todo el que lo necesite. «No estamos generando una necesidad nueva para crear un producto, algo que a veces ocurre en el sector», señaló el diseñador.
El proceso con la lámpara Waterlight es de investigación continua. «En el laboratorio hacen pruebas constantemente para analizar qué otras opciones ofrece esta tecnología», explica el colombiano. Ahora mismo su equipo se encuentra estudiando la posibilidad de no emplear agua del mar, sino una mezcla hecha en casa o incluso orina. Además, con la electrólisis están llevando a cabo un proceso de desalinización, con lo que el agua se vuelve potable.