Arrancó el fútbol femenino. Han pasado seis meses desde que se suspendió la Primera Iberdrola a causa del coronavirus. Pero terminó el parón forzoso y desde este fin de semana vuelve a rodar el balón en la máxima competición del fútbol femenino español. Viene con alguno cambios. El primero, es que estará compuesta por un total de 18 equipos, en lugar de los 16 de la temporada pasada. Subieron Eibar y Santa Teresa, mientras que no hubo descensos (otra consecuencia de la pausa por el coronavirus).
Hay expectativas por el curso de este campeonato, en el que serán tres equipos los que se clasifiquen para la UEFA Women’s Champions League, en lugar de 2. Pero siempre hay lugar para comparaciones odiosas. Y vuelve a salir el tema del trato a la mujer en el deporte: las diferencias de contratos, cobertura en los medios, patrocinios y salarios.
Las denuncias de inequidad o discriminación hacia la mujer en el mundo del deporte han dado mucha tela que cortar. Si bien el caso del fútbol resulta emblemático en país como España, donde esta disciplina arranca las mayores pasiones.
Antecedente de huelga
La huelga de 2019 se produjo precisamente por el hecho de que más de la mitad de las 250 futbolistas de los 16 clubes de Primera, en ese año, no cobraba un salario fijo. Su trabajo es igual al de los jugadores masculinos. Madrugan para entrenar duro, juegan cada fin de semana, participan en torneos internacionales, como la Champions. Y a nivel nacional, como en la Copa de la Reina. Todo igual, menos el salario.
En febrero de este año, hubo temores a que se pudiera producir una nueva huelga. Las jugadoras de 14 de los 16 clubes de la Primera femenina exigieron el cumplimiento de lo pactado para la firma del convenio colectivo.
La crisis llegó a su fin el 15 de agosto, tras la publicación en el BOE del convenio colectivo del fútbol femenino, el primero en una liga europea. De esta manera, quedan obligados a acogerse al texto todos los equipos de la Primera Iberdrola. Rige para todos los miembros de la máxima categoría del fútbol español femenino.
El convenio, entre otras cosas, fijó para las futbolistas un mínimo de 16.000 euros a jornada completa y 12.000 a tiempo parcial. Es prorrogable ad infinitum mientras no haya una denuncia de alguna de las partes o estas se sienten motu proprio en busca de un nuevo acuerdo.
Una polémica con historia
Pero esto va mucho más allá del fútbol. El papel de la mujer en el deporte ha sido durante largo tiempo un tema controvertido. Incluso el fundador de los Juegos Olímpicos modernos, el barón Pierre de Coubertin, dijo en 1896: «No importa cuán endurecida pueda ser una deportista, su organismo no está hecho para soportar ciertos golpes».
Desde entonces, la igualdad de género en el deporte ha avanzado mucho. La UNESCO reconoció el deporte y la actividad física como un derecho humano en 1978. Pero para muchos, las diferencias saltan a la vista.
Las diferencias salariales
Si bien la inequidad en los salarios entre hombres y mujeres es un tema recurrente en variadas profesiones, oficios, cargos y sectores, en el caso del deporte es particularmente llamativo.
En la lista Forbes de 2019 de los 100 atletas mejor pagados, Serena Williams fue la única mujer, empatada en el número 63, con ganancias totales de 29,2 millones de dólares. La estrella del tenis es la excepción, no la regla.
Y el tenis tiene la brecha salarial más estrecha de todos los deportes importantes. Desde 2007, los cuatro Grand Slams (el Abierto de Australia, el Abierto de Francia, Wimbledon y el Abierto de Estados Unidos) pagan el mismo premio en metálico a sus ganadores masculinos y femeninos. También es la excepción y no la regla.
La jugadora de baloncesto con mayores ingresos es Kayla McBride, quien ganó 163.000 dólares en 2018, mientras que Steph Curry ganó 37,46 millones. La primera selección en el Draft de la WNBA de 2019, Jackie Young firmó por un salario base de 53.537 dólares. Mientras, el número 1 del Draft de la NBA, Zion Williamson, obtuvo un contrato por valor de 44 millones de dólares por los próximos 4 años.
En fútbol, Neymar ganó 43,8 millones de dólares en 2017-2018. Las 180 futbolistas que jugaron en la Liga Nacional de Fútbol Femenina de los Estados Unidos durante la misma temporada ganaron 5,4 millones de dólares en total.
La selección campeona de la Copa Mundial de la FIFA 2018, Francia, ganó 38 millones de dólares. Mientras que la ganadora de la Copa Mundial Femenina 2019, Estados Unidos, obtuvo solo 4 millones.
Casi olvidadas en el ranking de ESPN
Otro ejemplo de inequidad es la lista anual World Fame 100 de ESPN, una compilación definitiva de los atletas más famosos del mundo. Determina su orden a través de criterios como los seguidores de las redes sociales, el patrimonio neto anual y las puntuaciones de Google Trend.
La parte superior del ranking de 2019 consistió en muchos nombres conocidos y esperados. La estrella de la NBA LeBron James, las leyendas del tenis Roger Federer y Rafael Nadal, así como los grandes del fútbol Lionel Messi, Neymar y Cristiano Ronaldo figuran entre los 10 primeros.
En esta lista de los 100 atletas más populares de todo el mundo, según ESPN, solo 3 de ellos son mujeres. La estadounidense Serena Williams, estrella del tenis, en el puesto 17, lidera el camino. Las otras atletas femeninas son la rusa Maria Sharapova (37) y la hindú Sania Mirza (93). Esto quiere decir que el deporte blanco es la única disciplina que asegura una representación de ambos sexos en esta exclusiva lista.
Estos resultados son bastante esclarecedores. La lista World of Fame 100 de ESPN 2019 es un claro recordatorio de que aún queda un largo camino por recorrer hasta que se vea una verdadera igualdad de género en el mundo del deporte.
La cobertura mediática
Según la Women’s Sports Foundation, de los Estados Unidos, sólo entre el 6% y 8% de la cobertura deportiva total de los medios se dedica al atletismo femenino, aunque aproximadamente el 40% de los participantes en el deporte y la actividad física son mujeres.
La falta de cobertura de los medios y la participación de los fanáticos de los juegos femeninos se puede atribuir a los gustos y preferencias de la gente.
La Women’s Sports Foundation también apunta que en los Estados Unidos los atletas masculinos reciben 79 millones de dólares más en becas deportivas cada año que las mujeres. Además, las instituciones universitarias gastan solo el 24% de sus presupuestos operativos atléticos en deportes femeninos, así como solo el 16% de los presupuestos de reclutamiento y el 33% de los presupuestos de becas en atletas femeninas.
Un cambio de actitud
Si embargo, surgen voces e iniciativas que allanan el camino hacia una mayor equidad en el deporte. Un buen ejemplo es el ranking de los 50 Deportistas Más Comercializables del Mundo de 2020. La lista fue publicada por Nielsen, una empresa de información y medios a nivel global.
En esta selección, encabezada por Leo Messi -secundado por Cristiano Ronaldo-, hay 17 mujeres. Aún cuando esto las coloca en minoría (alcanzan el 34%), es una proporción mucho más «decente» que la casi nula presencia en la lista de los 100 publicada por ESPN.
En el grupo hay 4 tenistas, 2 futbolistas y 2 gimnastas. También 3 surfistas y 3 deportistas de invierno (esquí/snowboarding y biatlón), La lista de las 17 la completan el atletismo, el skateboarding y el crossfit, que cuentan con una representante cada uno.
Hay 8 estadounidenses, 2 canadienses y 2 británicas. El resto de países que se unen a la lista son Japón, Islandia, Australia, Austria e Italia.
La mejor posición en la lista la ocupa la tenista canadiense Bianca Andreescu, de 20 años, quien se ubica en la casilla número 5.
Un camino por recorrer
Poco a poco, más y más personas cobran consciencia de que las mujeres en el deporte merecen un mayor reconocimiento y apoyo. Muchas son atletas. Pero también hay entrenadoras, directoras, gerentes, árbitros y aficionadas.
Mientras sus contribuciones al deporte se encuentren en la periferia, el mundo se perderá de ver y reconocer a excelentes representantes. Disfrutar el deporte está en premiar la excelencia, no en distinguir géneros. La primera Iberdrola será una buena vitrina para ver cuánto se ha avanzado.
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