El consumo de plástico se vuelve cada vez más insostenible. Su creciente uso y los residuos que provienen de este material son los que más contaminan el entorno en el que vivimos y amenazan la biodiversidad. Patricia Reina y Fernando Gómez apuestan por el Residuo Cero y nos enseñan a vivir sin plástico.
El cambio climático experimenta en la última década su punto más álgido y cabe destacar cualquier acción que intente revertir la situación. La Tierra acumula altos porcentajes de contaminación que no cesan, debido a gases de efecto invernadero, deforestación y residuos mal gestionados, entre otros factores. Los desechos que más controversia generan son los que proceden del plástico.
En el ámbito de la gestión de residuos y la máxima ecologista de reducir, reutilizar, reciclar y “reparar”, destacan las figuras de Patricia Reina y Fernando Gómez, más conocidos como Patri y Fer. La pareja decidió comenzar su aventura en agosto de 2015 hacia el minimalismo residual, empezando a vivir sin plásticos, para disminuir lo máximo posible sus desechos.
Actualmente, son referentes nacionales del movimiento Zero Waste o basura cero. Además, son los autores del blog y el libro Vivir sin plástico, donde narran sus experiencias, dan consejos y alternativas para seguir sus pasos, así como informaciones sobre el material en cuestión, con el objetivo de mostrar y concienciar de que una vida sin elementos plastificados es posible.
Punto de inflexión contra el plástico
En agosto se cumplían cuatro años del inicio de vuestra lucha sin plástico, ¿qué significa para vosotros todo este tiempo siendo minimalistas de residuos?
Para nosotros empezar a vivir sin plástico supuso un punto de inflexión en el que empezamos a plantearnos el impacto que tiene nuestra forma de vida sobre el planeta y sobre otros seres que lo habitan. Empezamos a reducir drásticamente el uso de ese material, después el de otros de un solo uso, a replantearnos si realmente necesitábamos todo lo que teníamos… Al final, está resultando una especie de liberación porque nos hemos dado cuenta de que no necesitamos tanto como pensábamos antes de iniciar este camino.
¿Cómo y por qué decidisteis empezar? ¿Qué os incentivó?
Empezamos, principalmente, al descubrir la situación en la que se encuentran los océanos y la cantidad de animales que están muriendo a causa del abuso del plástico de un sólo uso. Siempre nos habíamos considerado personas responsables con el medio ambiente, pero nos dimos cuenta de que generábamos muchísima basura y separarla y ponerla en el contenedor correspondiente, no nos hacía sentir mejor. Muchas veces imaginábamos la cantidad de residuos que una sola persona puede generar a lo largo de toda su vida y nos preguntábamos dónde acabaría todo eso.
A través de internet conocimos personas que viven sin generar basura, el llamado movimiento Residuo Cero o Zero Waste y nos animamos a intentarlo. El cómo empezar a vivir sin basura nos parecía, en un principio, demasiado ambicioso. Por lo que comenzamos por reducir los envases que más generábamos: los plásticos.
Hace poco salió un estudio que revelaba que muchos hombres evitaban hacer acciones amigables con el planeta ¡por miedo a parecer homosexuales! De hecho la gran mayoría de nuestras seguidoras son mujeres ¿A qué creéis que se debe esto? https://t.co/vBVIQhquxZ
— Vivir sin plástico (@Vivirsinplastic) September 9, 2019
Reducir la huella personal
¿Qué valores os identifican?
Simplemente queremos vivir dejando la menor huella posible de nuestro paso por el planeta.
En vuestros ratos libres también limpiáis, no del todo, pero si intentáis reducir residuos que os encontráis en las playas, ¿es una forma de mostrar que conjuntamente se puede acabar con el plástico?
La verdad es que no pensamos en que se pueda acabar con el plástico. Este inunda el planeta, desde la Fosa de las Marianas al Everest. Hay daños que ya son irreparables, pero eso no nos tiene que frenar, al contrario, nos tiene que servir como una llamada de atención para que comencemos a estilizar este material de una forma más lógica.
Empezamos a recoger plásticos de la naturaleza porque, después de unas semanas intentando vivir sin estos, fuimos a la playa y nos encontramos la orilla llena de muchísimos plásticos que estábamos evitando comprar en casa. No pudimos hacer otra cosa que recogerlos. No creemos que así vayamos a limpiar el mar, ni siquiera la playa, pero es una forma de dejarla mejor de lo que estaba, de concienciar sobre lo que hacemos con nuestros residuos, de hacer ejercicio y pasar un rato entretenido.
Reducir, reutilizar y reciclar
En la actualidad hay empresas que no gestionan sus residuos adecuadamente, aunque los ciudadanos reciclen debidamente en sus casas. Esto podría desmoralizar a los que reciclan, ¿qué hacer ante esta situación?
Siempre tenemos que hacer aquello que esté en nuestras manos. No podemos desmoralizarnos por no poder controlar todo el proceso. Eso sí, como ciudadanos debemos exigir a las empresas a que hagan su trabajo correctamente.
Nosotros siempre hacemos hincapié en que es necesario reciclar, pero previamente, y más importante aún, es hacer otras cosas que están antes, como rechazar lo que no necesitamos (bolsas, envases absurdos y desechables en general), reducir lo que sí que necesitamos (ropa, productos de limpieza, cosméticos…), reutilizar lo que ya tenemos antes de comprar nada, reparar lo que se vaya estropeando y por último reciclar. Mientras menos residuos tengamos que reciclar, mucho más sencillo y efectivo será gestionarla.
En los supermercados la mayoría de los productos va envuelto en plástico, ¿deberían empezar a apostar por ventas a granel para reducir las cantidades que de este se generan?
Como el 80% de la población hace sus compras en supermercados e hipermercados es prioritario que tomen medidas. Hay muchas cosas sencillas que podrían implementar como la venta a granel de la comida (la cosmética y los productos de limpieza también se pueden vender a granel), utilizar el sistema de retorno de envases en algunos productos, eliminar los envasados innecesarios… Hasta abaratar los productos que se compran sueltos. En la actualidad, en muchos supermercados sale más barato comprar la fruta envasada que sin envasar. Esto es un sinsentido.
Lea la entrevista completa y otros contenidos en la edición 2.260 de Cambio16
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