El secretario de Salud de EE. UU., Alex Azar, concluyó este martes una histórica visita a Taiwán que causó escozor a China. En este contexto, el canciller taiwanés, Joseph Wu, denunció que Pekín pretende convertir a su nación en “el próximo Hong Kong”. Un tema que podría engrosar la larga de asuntos que enfrentan a Donald Trump y Xi Jinping.
«Nuestra vida diaria es cada vez más difícil”, dijo Wu a Azar refiriéndose al esfuerzo de China para someter a Taiwán. “China continúa presionando a Taiwán para que aceptemos sus condiciones políticas. Unas condiciones que harían de Taiwán el próximo Hong Kong», indicó.
«No se trata sólo del estatus de Taiwán, sino de mantener la democracia frente a la agresión autoritaria», añadió Wu.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, condenó el arresto este lunes en Hong Kong del empresario Jimmy Lai, propietario del diario Apple Daily, fuerte crítico de Pekín. “Estoy profundamente preocupado por los informes del arresto de @JimmyLaiApple bajo la draconiana Ley de Seguridad Nacional de Hong Kong. Una prueba más de que el PCCh ha eviscerado las libertades de Hong Kong y erosionado los derechos de su pueblo”, dijo el Departamento de Estado en su cuenta en Twitter.
Azar es el funcionario estadounidense de mayor rango que realiza una visita oficial a Taiwán desde 1979, cuando Estados Unidos y China restablecieron relaciones diplomáticas. Entonces, Washington rompió relaciones diplomáticas con Taipéi para reconocer a Pekín como el único gobierno de China, una exigencia que este hace a todo país que desee mantener relaciones con él.
Sin embargo, Estados Unidos y Taiwán han mantenido relaciones comerciales. De hecho, el gigante de América es el principal proveedor de armas de la isla, históricamente conocida como Formosa.
“EE. UU. ha expresado su admiración por la democracia taiwanesa de múltiples formas”, afirmó Azar al término de su encuentro, el lunes, con la presidenta taiwanesa, la independentista Tsai Ing-wen.
La pandemia acercó a Washington y Taipei
En el marco de la visita fue suscrito un acuerdo en materia de salud que muchos interpretan como una profundización de las relaciones bilaterales. Oficialmente se informó que el viaje de Aznar obedecía al interés de EE.UU. de conocer de cerca el manejo que ha hecho Taiwán de la pandemia del coronavirus.
Esta visita “representa un gran paso adelante en la cooperación entre nuestros países contra la COVID-19”, dijo Tsai, cuyo país ha registrado solo 480 contagios y siete fallecimientos desde que se declaró la pandemia.
Azar no descartó la posibilidad de que Taiwán sea invitado a formar parte de un nuevo organismo mundial de salud en caso de que EE.UU. decida crearlo. “Nuestro país ha sido y seguirá siendo el mayor financiador de la salud pública mundial. Todavía somos miembros de la OMS ya que el proceso (de salida) llevará tiempo (…). Pero tras nuestra salida, trabajaremos con otros en la comunidad global para encontrar los medios adecuados para continuar con el apoyo de forma bilateral y multilateral», dijo.
Taiwán no forma parte de la Organización de las Naciones Unidas ni de ninguna de sus agencias, a causa de las presiones que ejerce China. Por ello, no pertenece a la Organización Mundial de la Salud (OMS). En 2018, la entidad rechazó una donación de Taiwán por cien millones de dólares para ayudar a combatir el brote de ébola en el Congo.
Wu informó que su país ha donado 51 millones de mascarillas y artículos de protección personal a varios países para controlar la pandemia. «Tuvimos que entregar estos suministros en silencio, en algunas ocasiones, para mantener a los destinatarios libres de problemas, problemas de Beijing», dijo.
Taiwan, entre EE.UU. y China
China ha ejercido presiones para impedir que el mundo reconozca a Taiwán, a la que considera una de sus provincias. La isla está gobernada por un régimen autónomo que se refugió allí después de que los comunistas tomaran el poder en China continental en 1949. Solo 15 países mantienen relaciones diplomáticas formales con Taiwán.
En la relación entre Estados Unidos y Taiwán, China ha establecido un límite de tolerancia: no acepta visitas de funcionarios estadounidenses en materia de seguridad. Algo que Washington ha respetado, al menos hasta ahora.
La diferencia es el contexto en el que se produce el viaje, cuando las relaciones entre Washington y Pekín están “en plena tensión”, comentó Douglas Paal, quien dirigió el Instituto Estadounidense en Taiwán durante la presidencia de George W. Bush.
Enviar a Azar “está en línea con el viejo marco, pero al mismo tiempo envía un mensaje a China”. «El hecho de que no eligieran enviar un asesor de seguridad nacional u a otra persona sugiere que están tratando de acercarse lo más posible a la línea roja de China. Pero no cruzarla», indicó Paal.
No obstante, China manifestó de manera muy clara su rechazo a esta visita. El lunes, antes del encuentro entre Azar y Tsai, cazas chinos cruzaron la línea imaginaria que divide el estrecho de Taiwán, informó el Ministerio de Defensa taiwanés. En respuesta, una patrulla aérea taiwanesa emitió una advertencia verbal antes de interceptarlos y “expulsarlos” de la zona.
El miércoles anterior, el Ministerio de Asuntos Exteriores chino protestó por la visita de Azar. Informó que presentó una queja formal tanto en la embajada de Estados Unidos en Pekín como a través de su legación en Washington.
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