El virólogo alemán Christian Drosten, del hospital Charité, de Berlín, escribió en un artículo sus ideas para que los alemanes no tengan que realizar estrictas cuarentenas pero evitar que la curva de contagios se dispare.
Los alemanes están agotados de las largas y estrictas cuarentenas para evitar el contagio del SARS-CoV-2, pero es probable que, si se detiene el confinamiento, los casos aumenten en otoño e invierno.
Drosten, en un artículo para el diario alemán Die Zeit y en el capítulo 54 de su podcast Coronavirus update, plantea diversas estrategias para que Alemania pueda evitar un nuevo confinamiento con limitaciones de salidas y viajes. La propuesta del experto más consultado por la canciller alemana, Angela Merkel, se dirige a una situación de emergencia, y no a cambiar la actual estrategia.
Atacar los contagios en reuniones familiares o sociales
Drosten propone focalizarse en las fuentes de contagio grupales, que son mucho más decisivas que los contagios individuales para la propagación exponencial del SARS-CoV-2
Aunque se trate de una pequeña fiesta familiar o un evento deportivo o escolar son mayores las probabilidades de que los contagios se propagan más fácilmente. Por eso, Drosten considera que a una persona contagiada de coronavirus que va con síntomas al médico se le debería preguntar justamente si estuvo en una de esas situaciones grupales en las últimas semanas.
Esta idea proviene de Japón, aseguró el virólogo. Allí se ha logrado mantener en jaque al virus, entre otras cosas, gracias a ese método. “Las personas pueden colaborar llevando un diario en el que registren los eventos o reuniones en los que participan”, dijo Drosten en su podcast número 54. Ya él lo está haciendo.
Aislamiento obligatorio en caso de sospechas
Cuando se ha detectado un grupo de contagio, esas personas deben aislarse en sus hogares. Cada uno de ellos tiene que quedarse en casa, así el contagio quedaría limitado a ese determinado grupo de personas y no seguiría esparciéndose. Supone Drosten que la estrategia japonesa podría ayudar a mantener las escuelas abiertas durante más tiempo. «Habría que frenar los grupos de contagio en los diferentes grados escolares antes de que se deba cerrar todo el establecimiento”, dijo.
Que el grupo que estuvo en la misma reunión socia, permanezca en casa es “una combinación de aislamiento y cuarentena” que el virólogo llama “Tiempo de extinción del clúster”, una fase que debería durar cinco días.
Cinco días son suficientes
El período de infección empieza dos días antes de que se presenten los síntomas, y termina cuatro o cinco días después del inicio de los síntomas. La mayoría de las veces, si alguien va al médico es porque siente que está enfermo. “Es decir que, generalmente, ya pasaron cuatro o cinco días desde que el paciente sintió los primeros síntomas. En ese momento, ya es muy poco contagioso”.
“Si tenemos en cuenta los nuevos datos sobre la eliminación del virus que hace el organismo humano, un aislamiento de los miembros de un clúster durante cinco días sería suficiente”.
Christian Drosten, virólogo del hospital Charité, Berlín.
Prueba de antígeno o hisopado, solo al final
Solo al finalizar los cinco días de extinción del coronavirus se realizaría un test. Pero al hacerlo, lo importante no es tanto verificar si hay o hubo una infección, sino si la persona todavía es o no contagiosa. Para aclarar eso se podrían usar las pruebas de antígeno, o hisopado, de las cuales en Alemania no hay suficientes. Drosten es optimista respecto de que eso cambie en diciembre de 2020.
Al contrario de las pruebas PCR, cuyo resultado de laboratorio tarda más tiempo, las pruebas de antígeno son mucho más rápidas, al modo de un test de embarazo. Sin embargo, son menos sensibles que el test PCr, de modo que, sobre todo en una fase temprana, el coronavirus podría detectarse únicamente con una prueba PCR. Pero si una persona sale negativa en una prueba de antígeno luego de cinco días de aislamiento, ya no sería considerada contagiosa, con lo cual podría salir de su casa.
Aunque esto ayuda a estar preparados, Christian Drosten quisiera que su estrategia nunca deba ser puesta en práctica: “Sería bueno que en Alemania no tuviéramos una segunda ola”, aseguró.
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