Las rivalidades entre multimillonarios aficionados al mundo espacial están allí. Pero tal vez lo que más le importa a Richard Branson es que su empresa, Virgin Galactic, consiguió con éxito la primera misión espacial completamente tripulada y con él a bordo, en lo que calificó como “una experiencia única en la vida”. El vuelo satisfactorio de la VSS Unity acorta la brecha entre la posibilidad y la realidad de un turismo espacial.
A las 16:40, hora local española del domingo 11, el vuelo Unity 22 despegó desde el SpacePort America, en Nuevo México, Estados Unidos. La misión tenía por finalidad evaluar la experiencia que tendrán los futuros pasajeros en la era del turismo espacial. Branson, acompañado por tres empleados de la compañía y dos pilotos, alcanzaron una altura de 86 kilómetros sobre la superficie de la Tierra. Suficiente para experimentar la ingravidez.
Branson se convirtió en el primer multimillonario que ha viajado al espacio en su propia nave. «Mi misión era convertir el sueño de los viajes espaciales en una realidad para mis nietos, para muchas personas que viven hoy, para todos», dijo sonriente al tocar tierra.
El empresario británico usó su VSS Unity para llegar a las puertas del espacio y experimentar ese fascinante mundo. De esta manera, consiguió adelantarse a Jeff Bezos, fundador de Amazon, quien quería ser el primero en realizar esa aventura espacial.
Bezos comentó que el vuelo de Branson no tuvo altura suficiente para poder ser considerado «espacial», es decir, los 100 km de altura.
«Un gran día por delante. Es genial empezar la mañana con un amigo», tuiteó Branson antes del despegue, junto a una foto de él y el jefe de SpaceX, Elon Musk. El fundador de SpaceX y Tesla, rival de Bezos, indicó que estaría presente en el evento.
Richard Branson en su Virgin Galactic
El vuelo Virgin Galactic, de Richard Bransons, fue el número 22 de prueba de VSS Unity y el primer vuelo de prueba con una tripulación completa en la cabina. Cumplió con los objetivos previstos y se indagó en la experiencia de los futuros clientes. Incluida las vistas de la Tierra desde el espacio, las condiciones para realizar investigaciones y la eficacia del plan de entrenamiento de cinco días previo al vuelo.
Michael Colglazier, director de Virgin Galactic, señaló que “es un logro histórico para la empresa. Y un momento histórico para la nueva industria espacial comercial. Con cada misión exitosa, estamos allanando el camino para la próxima generación de astronautas. Quiero agradecer a nuestro talentoso equipo, a nuestros pilotos y tripulación, cuya dedicación y compromiso hicieron lo posible. Están ayudando a abrir la puerta a un mayor acceso al espacio. Puede ser para muchos y no para unos pocos».
El VSS Unity despegó anclado a la VMS Eve, el avión nodriza, que lo elevó hasta unos 15 kilómetros. Alcanzada la meta, el VMS Eve soltó el avión espacial, que se encargó de subir hasta los 86 kilómetros.
VSS Unity llegó a una velocidad de Mach 3 al ser liberado de la nave nodriza. En el espacio permaneció algunos minutos. Luego volvió para aterrizar en SpacePort America, donde una multitud de personas, incluyendo aquellos que han comprado un ticket para volar en el futuro, recibieron a los cuatro tripulantes.
«Yo fui una vez un niño con un sueño, mirando hacia las estrellas. Ahora soy un adulto en una nave espacial… Si nosotros podemos hacer esto, imagínense lo que ustedes pueden hacer», dijo Branson en la cima del vuelo. Mientras sus tres acompañantes Beth Moses, Colin Bennett y Sirisha Bandla, flotaban a su alrededor.
Elevado impacto ambiental
Holly Thomas, escritora y editora, indicó que “las implicaciones de estos desarrollos no son tan favorables como el mensaje excesivamente optimista de Richard Branson y su Virgin Galactic. Y soñar a lo grande al estilo de los multimillonarios podría tener un costo considerable para el resto de nosotros”.
En un artículo para CNN en Español se refirió al impacto ambiental. “Virgin Galactic afirma que la huella de carbono de los pasajeros de su vuelo espacial suborbital es comparable a la de un pasaje de clase business en un vuelo transatlántico. Que es de unos 0,2 kilogramos por kilómetro, lo que supone una enorme producción de 2.220 kilos por pasajero en un vuelo típico de 11.100 kilómetros”, detalló.
Pero los vuelos espaciales transportan muchos menos pasajeros. Por pasajero, por kilómetro, el viaje de más de 160 kilómetros de Branson al borde del espacio costó 12 kilogramos de CO2. La empresa dice que las emisiones se compensarán, pero sigue siendo un precio enorme por unos minutos en gravedad cero.
Blue Origin, la empresa espacial de Jeff Bezos, advierte que el impacto ambiental de su nave será comparativamente bajo. Gracias a sus motores de hidrógeno y oxígeno líquido, que no emiten carbono. Sin embargo, la producción de combustibles de hidrógeno depende en gran medida de combustibles fósiles como el gas natural. Y el proceso de reformación de vapor que los crea libera dióxido de carbono.
Comentó Thomas que “independientemente de que el impacto medioambiental de estos viajes se compense o no, esperemos que así sea, parece un momento extraño. Para que las personas más ricas del mundo dirijan sus escandalosos recursos hacia un esfuerzo sin beneficios inmediatos para la inmensa mayoría de la sociedad”.