6 de febrero de 2019, Virgilio Jiménez Urbina muere a los 20 años, preso político en Uribana. Julio de 2018, Mirelis Contreras – viceministra para la Atención de los Privados de Libertad – señala, “hoy tenemos un sistema penitenciario totalmente transformado, se logró la pacificación y lo más importante se garantizan los derechos humanos”. Lo que plantea una cuestión compleja en el caso de Venezuela, la negación como política de Estado.
La historia de Virgilio
Virgilio se encontraba en la cárcel de Uribana, una de las más temidas de Venezuela, desde noviembre de 2017. Lo detuvieron durante las protestas de ese año contra el gobierno de Nicolás Maduro. Acusado de terrorismo, instigación pública y supuesta posesión de artefactos incendiarios, existía una orden para el comienzo de su juicio. Esa orden – a pesar del tiempo privado de libertad – no se había ejecutado.
#SepaQue Virgilio Jiménez Urbina, de 20 años de edad, murió como preso político. Se encontraba recluido en el Centro Penitenciario David Viloria, conocido como Uribana, tras ser detenido durante las protestas de 2017 https://t.co/vuenfxrmli pic.twitter.com/GXWCdzmiLc
— Efecto Cocuyo (@EfectoCocuyo) February 8, 2019
Dos semanas antes de su muerte, se comunicó con su familia pidiéndo medicinas y comida. Sus condiciones de salud eran precarias: fiebre, diarrea, evacuaciones con sangre. Señalaba que la comida servida en el centro penitenciario a veces tenía patas de cucarachas o gusanos.
Yoliana Uzcátegui, hermana de Virgilio, explica a la OVP (Observatorio Venezolano de Prisiones) que llevó las medicinas al centro penitenciario y no las recibieron hasta 4 días después. El 2 de febrero trasladaron a Virgilio al Hospital central de Barquisimeto junto a 6 personas más. Todos presentaban el mismo cuadro de Virgilio: fiebre, diarrea y evacuaciones con sangre.
Ese mismo día volvió al penal, donde su cuadro clínico no cambió. El 5 de febrero lo trasladan nuevamente al hospital. Allí murió a las 10 pm. Muere en medio del debate político entre la AN y el gobierno de Nicolás Maduro sobre la crisis humanitaria. Para la administración de Maduro tal crisis no existe; solo son fake news fomentadas por la derecha y los Estados Unidos.
¿Negación como política de Estado?
En psicología, la negación consiste en negar la existencia o relevancia de los conflictos por considerarlos desagradables. La historia de la negación en Venezuela como política de Estado no es un tema novedoso. Al contrario, ha sido una herramienta útil a la hora de enfrentar los conflictos de la nación sudamericana.
Negar la crisis humanitaria, negar la migración en masa, negar la crisis económica, negar la escasez de alimentos, negar la escasez de medicinas son algunos de los tantos ejemplos que sirven para este caso. No en vano José Vicente Rangel decía: “Todo es excesivamente normal en Venezuela”al referirse al paro general entre Diciembre 2002 y Febrero 2003.
https://www.youtube.com/watch?v=UXhqcxZ9QPA
Desde el gobierno de Hugo Chávez hasta el ahora gobierno de Nicolás Maduro, la negación como política de Estado es una herramienta que ha servido para desviar la atención de los medios, para impulsar políticas públicas que combatan la injerencia del Imperio y el ataque de la derecha. Siempre la crítica se ha realizado hacia fuera y nunca hacia dentro.
Ahora, ¿cuáles han sido los resultados de esta política?
- Según Naciones Unidas durante el 2018 hubo un aumento del 69% con respecto al año anterior en los casos de malaria. Lo más preocupante – señalan – es que la migración está propagando está enfermedad a otros países de Latinoamérica.
- Pobreza 87%, desempleo 9%, aumento de la mortalidad materna en un 30%, desescolarización: más de 1 millón de niños y adolescentes.
- Aumento de la desnutrición en los niños menores de 5 años del 10% en febrero de 2017 al 17% en marzo de 2018.
- Tasa ocupacional carcelaria 290%.
- Proyección del Producto Interno Bruto para el 2019, según el FMI –18%.
Observando las estadísticas y el panorama actual, la negación como política de Estado ha funcionado para mantenerse en el poder. Sin embargo, no ha funcionado para los venezolanos que están a la expectativa de un cambio que les permita llevar una vida productiva.
Sí productiva, donde se estudia y se trabaja para obtener bienes y servicios que funcionan gracias a la buena gestión de la administración pública. Lejos quedan las ideologías de izquierda y derecha y muy de cerca están los chicos como Virgilio que en lugar de estar estudiando, mueren a los 20 años en indignas condiciones.
“Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.” (Artículo 3, Declaración Universal de los Derechos Humanos)
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