En 20 días, una violencia social sin precedentes encendió Ecuador y Chile, dos de los países con mayor estabilidad en América Latina. Ocurrió en reacción a anuncios de medidas económicas de mediano impacto. La conmoción, sin embargo, no es atribuida solamente a los legítimos reclamos sociales de la población. Estaría vinculada más bien a grupos del comunismo internacional que intentan hacer suya la protesta social para generar conflictos internos que distraigan la atención de los gobiernos.
El sociólogo Roberto Briceño León, experto en violencia social, asegura que no se pueden interpretar de otra manera los destrozos causados a los torniquetes, ni a las barandas de cristal de las escaleras mecánicas del metro de Santiago de Chile. Ni a los comercios, ni a las calles. “Es un intento de generar un estado de conmoción a partir de acciones terroristas, generadas por grupos específicos”.
Descarta que un ciudadano común, por muy molesto que esté, rompa televisores de 40 pulgadas. Como tampoco instalaciones del metro que utiliza a diario, porque sabe que ocasionará gastos millonarios que se traducirán en el encarecimiento del servicio de transporte, por el que reclama.
El propósito de esta escalada violenta va dirigido a dos niveles, según Briceño León. Uno, afectar a los gobiernos que conforman el Grupo de Lima que se han opuesto abiertamente a los regímenes de Venezuela y de Cuba; y el otro, intentar distraer la atención de estos gobiernos hacia los conflictos internos, más que al irrespeto de las garantías democráticas por parte de Nicolás Maduro.
El Grupo de Lima está conformado por 14 países americanos. Ellos son: Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay y Perú, Guyana y Santa Lucía. En febrero fue incorporada Venezuela, con la presidencia interina de Juan Guaidó. Y está avalado por la Unión Europea, Estados Unidos, y la OEA, entre otros.
Violencia desde Ecuador
La violencia primero se prendió en Ecuador, luego del anuncio oficial sobre los precios de la gasolina. El presidente, Lenín Moreno derogó los subsidios, lo cual elevó el precio de la gasolina «extra», la más demandada en el país, en poco más de 0,50 centavos de dólar por galón, equivalente a 3,78 litros. El ajuste impactó el precio de otros productos.
#Confrontación | El presidente de #Ecuador, Lenín Moreno, se reunirá con indígenas este domingo, en un intento de calmar la tensa situación del país suramericano. https://t.co/67FLeKMb2t pic.twitter.com/QJHHiyyDeB
— Cambio16 (@Cambio16) October 13, 2019
En este país bolivariano, a pesar de las dificultades económicas, no parecía predecible la violencia. El país reportó para octubre 4,3 por ciento de desempleo, lo que lo colocó en el octavo lugar entre 10 países con mayor desocupación; una inflación negativa de -0,07 por ciento; y, sí, un decrecimiento del PIB de -0,5 por ciento, según el FMI.
No obstante, desde el 2 hasta el 13 de octubre, la ola de disturbios agitó las principales ciudades de Ecuador. Transportistas bloquearon carreteras y calles, mientras comunidades indígenas tomaron el control de las protestas violentas y crearon su propio «estado de excepción».
El caos dejó cinco personas muertas y centenares de heridas en enfrentamientos entre manifestantes y la policía. También, personas resultaron detenidas. De estas 57 eran extranjeros, y 41 ellos venezolanos.
Moreno responsabilizó a Maduro y al ex presidente Rafael Correa, de un plan de desestabilización. «Ellos son quienes están detrás de este intento de golpe de Estado y están usando e instrumentalizando algunos sectores indígenas, aprovechando su movilización para saquear y destruir a su paso”. Corrrea había estado en Venezuela y en Cuba, por esos días.
La severa crisis política, ocasionada por las violentas manifestaciones, culminó cuando Moreno derogó la medida y llegó a acuerdos con los indígenas. Sin embargo, persisten las protestas.
En Chile la escalada
La violencia encendió, seis días más tarde, a Chile por el aumento del coste del pasaje del metro, en 30 pesos (1,17 dólar). El país más próspero en apariencia de América Latina y más atractivo para la migración de venezolanos, profesionales en gran parte, fue centro también del sacudón.
La noche de este sábado estuvo marcada por un toque de queda en #Chile. La medida fue tomada tras la violencia desatada por los disturbios, en protesta al alza de los precios del pasaje de metro #C16 https://t.co/uVE8dO2s7x
— Cambio16 (@Cambio16) October 20, 2019
Reportes señalan la razón. La inflación interanual (sept 2019-octubre 2018) es de 2,1 por ciento, mientras que Venezuela registra 200.000%, solo en octubre, con la mayor inflación del mundo (hiperinflación). Además tiene 6,9% de desocupación, la sexta entre 10 países que encabeza Venezuela con 47,2%; y el cuarto crecimiento del PIB más alto de la región, con 2,5 por ciento, después de Bolivia, Colombia y Perú, según el informe del FMI para octubre.
No obstante, su población padece dificultades económicas, señalan economistas.
El salario mínimo en Chile es alto para la región (US$423) pero según el Instituto Nacional de Estadísticas de Chile, 50% de los trabajadores chilenos recibe un sueldo igual o inferior 562 dólares al mes.
— Leonardo Vera (@LeonardoVera60) October 21, 2019
«No cabe duda, Chile es un país con éxitos en materia de pobreza, donde hubo un gran crecimiento de la clase media, pero es una clase media precarizada, que tiene bajos salarios reales, bajas pensiones, que vive mucho del crédito, y que vive en estrés por los altos niveles de deuda», escribió en su cuenta Leonardo Vera, economista y profesor venezolano, formado en la Universidad de Oxford.
Las acciones violentas han dejado 15 muertos «asociados a incendios y saqueos», según versión oficial. También destrucción, toque de queda extendido a ciudades y horarios, y más de 100 detenidos. Y fueron respaldadas por el Partido Comunista de Chile, que las calificó «legítimas de desobediencia civil por el aumento del costo de la vida”.
También han dejado mayor confrontación política interna. El presidente Sebastián Piñera dijo «Estamos en guerra», mientras el Frente Amplio, coalición de izquierda que está aliada ideológicamente con Podemos de España y los kirchneristas de Argentina, negó la autoría del documento «Guía para realizar plan punto final», en el que llamaba a «forzar a que los climas de violencia en la calle se extremen».
A seis días, los fuertes disturbios continúan, a pesar de que Piñera suspendió el sábado 19 el aumento de las tarifas del metro.
Violencia como política de molestar al otro
Detrás de la violencia está un mecanismo internacional que busca enfrentarse a países con pensamiento y unidad democrática, según Briceño-León. Y citó las migraciones desde Centroamérica hacia Estados Unidos, el años pasado, «financiadas por estos grupos».
«Lo que está funcionando aquí es la internacional comunista, incluido el Foro de Sao Paulo. En este caso, una mezcla rara vinculada a Rusia, no por el vínculo directo con la antigua Unión Soviética, sino para ir contra Estados Unidos, Europa. Es la acción directa de la política de Vladimir Putin».
El experto en violencia aclara que no tiene «evidencia directa» sobre la relación con Rusia. Sin embargo, refiere que «es claro el tipo de política exterior de molestia, de crear molestia en el otro».
«La diferencia es que no tendría como meta directa la toma del poder, sino de crear un conflicto que ocasiona incomodidad, desórdenes y dificultades a todos estos gobiernos, para que no enfrenten a Maduro. ¿Qué lo demuestra? La declaración de hace dos días del vicepresidente de Bolivia (Álvaro García Linera) quien dijo «voten por Evo Morales para que no nos pase lo que está ocurriendo en Ecuador y en Chile».
Funcionarios venezolanos han reconocido abiertamente sus vínculos con los hechos violentos. «Esto confirma la injerencia de extremistas», dijo.
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