‘LOST IN TRANSLATION’
Por Marta Jurado
03/12/2015
Curiosidades, malentendidos históricos o el origen de determinadas expresiones que rara vez aparecen en los libros de texto…
Vivimos en un mundo globalizado, con diferentes culturas que conviven, y otras que no lo consiguen. Un mundo donde los prejuicios corren cada vez más el riesgo de imponerse, sobre todo en estos tiempos en los que el ‘yo’ y el ‘otro’ son modelos cada vez más antagónicos y desconocidos. Para tratar de superarlo, varias iniciativas englobadas en su mayoría por la red Games for change (Juegos para el cambio) aprovechan el poder comunicativo de los videojuegos para convertirlos en herramientas de integración cultural, en contraposición a las temáticas que fomentan el odio, la violencia o la discriminación que dominan muchos de los formatos del multimillonario sector de los videojuegos de masas.
Desde seguir el camino del emigrante (The Migrant Trail), asumir el riesgo de la deportación (I Can End Deportation), meterse en la piel de un niño haitiano (Ayiti: The Cost of Life), o evaluar los efectos de la guerra en Siria (Endgame: Syria), estas propuestas invitan al jugador a observar la realidad desde otro punto de vista. Games for Change encabeza una red compuesta por diferentes organizaciones de la sociedad civil, ONG, gobiernos, académicos, artistas, periodistas y particulares, que busca potenciar “aquellos videojuegos en los que se traten de una forma respetuosa y seria las temáticas sociales actuales para afianzar una sociedad más justa, equitativa y tolerante”, según se extrae de la investigación de Nina Wormer: «Los videojuegos: una herramienta comunicacional para sensibilizar sobre la pobreza en el Sur».
Pero si hubiese que elegir un proyecto que haya consolidado la posición de este tipo juegos, está el lanzamiento del juego Half the Sky Movement en la redes sociales. El proyecto, basado en el libro La mitad del cielo, de los periodistas de New York Times, Nicholas D. Kristof y Sheryl WuDunn, cuenta ya con 1,3 millones de usuarios en Facebook, plataforma para la que se lanzó en 2013. Debido a su éxito, esta iniciativa impulsada por Naciones Unidas, ha traspasado la realidad virtual para organizar colectas, donaciones reales de más de 500.000 dólares o financiar proyectos de diferentes ONGs. Y es que en su mayoría, son éstas, las entidades sin ánimo de lucro las que han ayudados a financiar e impulsar estos videojuegos con la intención de sensibilizar a la población. “Son influyentes y tienen impacto social, y para nosotros tiene sentido aprovecharlo al máximo”, aseguran.
“Los videojuegos permiten además empatizar al máximo, incluso más que una película o documental, con la historia que viven los protagonistas porque en la realidad virtual eres tú quien vive y maneja la vida de estos”, opina un usuario.
Uno de los dramas humanos que golpea la actualidad, la situación de los refugiados, ya fue protagonista de otro de los juegos que abrió camino Againts All Odds, lanzado en 2005 por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) para fomentar una actitud positiva hacia los refugiados más jóvenes, que deben hacer lo posible para reconstruir su vida en un país extranjero.
Hace un mes, el vídeo Refugee Mario: The video game of the migrant crisis recorrió el planeta gracias a la idea de su creador, un joven sirio que utiliza el pseudónimo de Samir, que recuerda a los más de 2800 personas que han fallecido en la travesía hacia Europa. «Mi mejor amigo se ahogó en el mar durante el viaje desde Ismir (Turquía) a Grecia. El motor en el barco explotó. Fue entonces cuando tuve la idea para el vídeo», declaraba a la cadena británica BBC.
Desde el comienzo de la crisis de Siria se han ofrecido en todo el mundo 104.410 plazas de reasentamiento en total, lo que equivale a sólo el 2,6% de la población total de refugiados sirios de Líbano, Jordania, Irak, Egipto y Turquía, según datos de Amnistía Internacional.
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