Son días duros, muy duros para todos. Seguimos enfrentados a un enemigo invisible, intratable y lo más crudo está por llegar.
Sin embargo, no es el momento de bajar la guardia sino de llamar a la solidaridad y a la cohesión nacional. El país se está blindando y es la responsabilidad de cada uno y de todos para que desde la unidad ciudadana, social y política nos armemos para combatir al virus.
Los mensajes que hemos de transmitir desde todas las instancias han de ser de seguridad, protección y confianza. Todos juntos seremos más fuertes.
No es el momento y debemos estar alertas con las noticias falsas, los profetas y predicadores de pacotilla que van a intentar intoxicarnos. Los medios de comunicación tienen una responsabilidad suprema para informar y al mismo tiempo tranquilizar a la población. Porque la desinformación puede hacer estragos y provocar ansiedad.
Es cierto que nunca hemos vivido una situación similar. Que debemos digerir con conciencia y civismo los deberes y obligaciones que tenemos que asumir.
También vamos a alabar y ensalzar el comportamiento de la gran mayoría de la ciudadanía que de forma disciplinada y cívica cumple con las recomendaciones de confinamiento.
Y como no elogiar a todos los servicios sanitarios y todos los que combaten en primera línea esta pandemia. Nuestro reconocimiento a de ser total y explícito con el aplauso que le brindamos todas las noches desde nuestras casas.
Se trata de salvar nuestra salud de confiar más que nunca en nuestros servicios públicos de mantener un comportamiento ejemplar.
Nos queda todavía un gran túnel que atravesar. Sepamos aprender para el futuro lo que estamos viviendo y lo que nos está ocurriendo. Reconozcamos también nuestros errores.
Vamos a vencer y superar esta grave crisis.
Seamos conscientes de la gravedad de esta situación. Y sobre todo apoyemos más que nunca a nuestros mayores.
Ánimo a todos. Estamos cada día que pase más cerca de la solución final.
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