El Gobierno de coalición se ha puesto en marcha y ya ha suscitado las primeras críticas, inclusive antes de que se convocara el primer consejo de Ministros.
La nueva legislatura que estrena por primera vez un gobierno de coalición en nuestro país, y que tanto ha costado formar inclusive con la repetición de las elecciones, no va contar ni con los cien días de complacencia, que se suele otorgar a cualquier nuevo ejecutivo.
La oposición, sin guardar las formas ya ha decidido saltar a la yugular del nuevo gobierno y presentar batalla por aire, tierra y mar, a todas sus iniciativas.
Así, se han manifestado con el polémico nombramiento de la nueva Fiscal General del Estado o con el simple cambio del día del Consejo de Ministros que pasa del viernes al martes.
Este choque permanente y legítimo es lo que nos espera a lo largo de toda esta legislatura.
Una legislatura bronca en la que el PP y VOX van a intentar sacar provecho de la debilidad parlamentaria del Partido Socialista y Unidas Podemos.
Sin embargo, y ante un paisaje tan embarrado, desde la Moncloa señalan que van a aplicar las políticas pactadas contra viento y marea.
Presupuestos y mesa de diálogo
Pedro Sánchez que se ha caracterizado, y a pesar de sus contradicciones, como un hombre tenaz, terco y perseverante, actitudes que le han llevado hasta la Moncloa, no va dejar pasar la oportunidad que se le presenta.
Queda por saber cuánto tiempo durará esta coalición. Es probable que más de lo que muchos se imaginan.
Porque a Sánchez e Iglesias les interesa mantener una cohabitación y una relación que sirva a sus intereses y en segundo lugar porque no hay alternativa por lo menos a corto y medio plazo.
De todas maneras el tiempo lo dirá. El primer objetivo principal va ser conseguir los apoyos necesarios para aprobar los presupuestos, y cómo se va a formar la mesa de diálogo con los independentistas catalanes.
Pero los problemas no acechan solo al gobierno. Afectan también a la oposición que deberá además de ejercer su papel de fiscalización del gobierno, saber modular su confrontación para evitar una mayor crispación.
Para Pablo Casado líder de esa oposición y con aspiraciones a gobernar; tendrá que distanciarse y diferenciarse de VOX, si quiere recuperar el voto centrista.
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