Hace más de dos meses que nos llamaron a las urnas para elegir a los nuevos diputados y para que se formara el nuevo gobierno.
Durante las últimas semanas y los últimos días asistimos al mayor de los desconciertos donde cada formación política marca su propio territorio, mostrando poco interés y menos entusiasmo para acordar y pactar.
Da la impresión de que los partidos políticos que han recibido los sufragios han entrado en una especie de mercadeo para repartirse un pastel donde cada uno y cada cual intenta obtener el mayor trozo de la tarta.
El espectáculo es, a veces, lamentable y hasta bochornoso. Nadie parece tener en cuenta el resultado del escrutinio, sea el del 28 de abril o el del 26 de mayo.
La mayoría de los votantes se han expresado de forma mayoritaria para que fluyan los acuerdos y pactos transversales.
Hemos manifestado por activa y pasiva que la política está para resolver los problemas y no agudizarlos. Es cierto que la política también puede ser compleja y enrevesada y que es espinoso buscar alianzas y matrimonios de conveniencia.
Eso requiere una nueva cultura política. Una cultura donde hay que dejarse pelos en la gatera y asegurar la gobernabilidad.
Por encima de los intereses partidistas existe el interés de país. España no puede seguir en funciones porque debe, y de forma imperiosa, abordar los grandes problemas urgentes.
Reformas como la de la educación, la reforma energética y digital, la reforma laboral o la de las pensiones, sin olvidar el cambio climático, que no pueden esperar y son primordiales y esenciales para nuestro futuro.
La investidura de Pedro Sánchez sigue en el aire y corre el riesgo de fracasar si no hay acuerdo en el último momento o en el último minuto. Todo depende del presidente en funciones y de Pablo Iglesias para que busquen el entendimiento que evite nuevas elecciones.
El nudo gordiano de Sánchez no es solamente la investidura sino también con qué apoyos va a contar para toda la legislatura y para aprobar los presupuestos.
Sr. Sánchez, resuelva cuanto antes la ecuación.
Pónganse de acuerdo cuanto antes porque ni el país ni su ciudadanía pueden esperar más tiempo ni seguir en funciones.
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