Ha arrancado oficialmente la campaña electoral. Una campaña interminable, cansina y demasiado polarizada. Una campaña que se ha caracterizado, hasta ahora, por una crispación sin precedente donde han pesado más las acusaciones y los desagravios personales que las ideas y los argumentos.
No hay vuelta atrás y entramos en la recta final de unas elecciones, cuya incógnita y pronóstico son imprevisibles. Porque lo que queda por dilucidar, no es quien vaya a ganar sino quien y con quien se va a pactar tras el 28 de abril.
Nadie pone en duda que estas elecciones generales son trascendentales y donde el envite es si gana la derecha o la izquierda.
Lo que sí debemos pedir a todos los partidos en liza, y creo que la mayor parte del electorado también lo agradecería, es que se desarme la palabra; que se abandone el ataque personal y el titular fácil, a favor de los argumentos y de la confrontación de ideas y de programas.
Hay que hacer un llamamiento al sosiego dentro de la lógica pugna electoral. Al sano intercambio de posiciones con visión de país, porque lo que reclama la mayoría de los votantes son soluciones a los problemas reales y cotidianos de la gente.
Por eso, los debates entre los principales candidatos a la presidencia del gobierno son esenciales y fundamentales. Son la oportunidad para rivalizar y mostrar públicamente la posibilidad de contrarrestar los distintos idearios.
Los debates sirven a su vez, o deberían servir para desdramatizar el mismo concepto de la política. Que solo tiene que ser el intercambio de proyectos dentro de unas reglas de convivencia.
Por ahora y al parecer, y lo tenemos que lamentar, solo está programado un único debate entre los principales candidatos. Pedro Sánchez, que se ve con una importante ventaja que reflejan todos los sondeos, ha esquivado el cara a cara con el líder de la oposición Pablo Casado.
Es un error porque son los dos candidatos a poder alcanzar la presidencia del Gobierno y porque muchos de los indecisos que no han decidido todavía su voto, preferirían tener más elementos y argumentos para depositar su voto en la urna.
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