Los dos debates a los que hemos asistido en menos de dos días, han confirmado la pugna y la confrontación a cara de perro que se libran los dos bloques de izquierda y derecha. El rifirrafe y hasta los golpes bajos que se propinaron los unos a los otros, mantuvieron una tensión a la altura de lo que se juega en estas elecciones del próximo domingo.
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La izquierda sale fortalecida
Pedro Sánchez, que llevaba el traje encorsetado de presidente, y que sabía que iba a ser el blanco de todos los ataques, ha logrado salir vivo de los dos debates sin demasiados apuros. También se ha visto favorecido por el intercambio de ataques entre Albert Rivera y Pablo Casado, que pretendían, el uno y el otro, arrebatarse la hegemonía del centro derecha.
En el primer debate y ante la sorpresa de todos, el líder de Ciudadanos hizo de Pablo Casado, y le salió bien. Al día siguiente y con un cambio de estrategia clara se volvió a ver al presidente del PP, más correoso, más incisivo y más mordaz para intentar recuperar el espacio que le había truncado Rivera.
Sin embargo, Rivera, ha sido la cara y la cruz de la misma moneda, manteniendo un tono visceral y de sobre actuación, para no perder el protagonismo. Si la víspera fue el claro vencedor, ayer el nerviosismo y la ansiedad le jugaron una mala pasada.
El que ha salido reforzado de estos dos envites ha sido sin lugar a dudas Pablo Iglesias. El dirigente de Unidas Podemos, con un discurso pausado ha conseguido templar el debate, utilizando argumentos que sí han podido llegar a su electorado.
Si tuviéramos que otorgar una victoria a los puntos de estos dos debates… El bloque de izquierda sale con ventaja sobre el bloque de derecha.
Hasta el próximo domingo no sabremos el efecto real que estos dos debates consecutivos e inéditos, habrán hecho en los numerosos llamados indecisos.
Fuera del resultado de las elecciones hay que revindicar la sostenibilidad de los debates. Estos deberían ser regulados por ley y obligatorios para todos los candidatos. El debate y la controversia son signos de buena salud para cualquier democracia.
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