El debate electoral a cinco que ha reunido a 8 millones telespectadores, menos que el debate del pasado mes de abril, no ha servido para aclarar qué gobierno se configurará después de las elecciones del próximo domingo ni para romper el bloqueo que nos ha llevado 6 meses más tarde a una nueva cita electoral.
Las expectativas no se han cumplido y estamos peor que en abril, según todas las encuestas.
Es alarmante comprobar cómo la mayoría de los sondeos han dado la victoria del debate a Santiago Abascal. El candidato de VOX, que participaba por vez primera a este tipo de evento ha sabido jugar sus cartas.
Como un lobo con piel de cordero Abascal ha abandonado su ultra liberalismo para enfundarse el traje de la extrema derecha y homologarse plenamente con los Lepen, Orban o Salvini que tantos quebraderos de cabeza traen a Europa.
Pedro Sánchez que fue de presidente y que iba a ser el blanco de todas las criticas supo esquivar los golpes y salvar los distintos invites. Sánchez ha conseguido lo que se propuso, salir vivo y hasta reforzado.
Ya sabemos que las izquierdas no se entienden y parece que seguirán sin entenderse después de las elecciones. Este debate a cinco ha permitido también sacar a la luz la batalla interna en el bloque de la derecha. El PP y Ciudadanos se enzarzaron en un rifirrafe provocado por Albert Rivera pero en el que salió vencedor Pablo Casado.
Aunque el líder del PP perdió su oportunidad frente a Pedro Sánchez.
Finalmente y a pesar de ser el más brillante en un formato de debate que le favorece, Pablo Iglesias consiguió reconfortar a los suyos.
Queda por saber la verdadera influencia que puede tener este debate sobre los numerosos indecisos que no han decidido todavía su voto. Pero eso solo lo conoceremos el próximo domingo por la noche.
Todo sigue igual en vísperas de la nueva cita electoral. Nadie parece querer avanzar ni desvelar sus cartas. El domingo iremos a votar sin saber quién gobernará y con quién.
Pero todos los partidos deben ser conscientes de que no puede haber más bloqueos porque la mayor institución de este país no puede seguir paralizada.
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