“La gente se agrupaba en las galerías de piedra o se movía entre las sombras, por las colinas azules. Las lejanas estrellas y las mellizas y luminosas lunas de Marte derramaban una pálida luz de atardecer. (…) El agua plateada yacía inmovil en los charcos, y los canales relucían de horizonte a horizonte. Era una noche de verano en el templado y apacible planeta Marte. Las embarcaciones, delicadas como flores de bronce, se entrecruzaban en los canales de vino verde, y en las largas, interminables viviendas que se curvaban como serpientes tranquilas entre las lomas, murmuraban perezosamente los amantes, tendidos en los frescos lechos de la noche. (…) En un centenar de pueblos del hemisferio oscuro del planeta, los marcianos, seres morenos, de ojos rasgados y amarillos, se congregaban indolentemente en los anfiteatros. Desde los escenarios, la música serena se elevaba en el aire tranquilo, como el aroma de una flor”.
Así sería la vida fuera de la Tierra y los seres extraterrestres en la prolífica y delicada imaginación del escritor estadounidense Ray Bradbury (1920-2012). El fragmento, tomado de su libro Crónicas Marcianas (1950) abre el cofre de las preguntas: ¿Hubo vida en Marte? ¿Cómo eran sus habitantes? ¿Hubo o hay vida más allá de la Tierra?
En el Instituto Carl Sagan, de la Universidad de Cornell, están esperanzados por la posibilidad de estar en la era de la historia humana en la que se podrá constatar la existencia de la vida en otros planetas. “Estamos muy cerca porque ahora tenemos el Telescopio Espacial James Webb que puede observar pequeños planetas que potencialmente podrían ser como la Tierra. Ya no tenemos que recurrir a pruebas dudosas o difíciles de interpretar», afirma su directora y fundadora, Lisa Kaltenegger.
El hilo de Kaltenegger
La posibilidad de la existencia de vida fuera de la Tierra ha estado presente en el pensamiento humano desde que levantó la mirada y vio las estrellas. La idea de seres superiores que vivían y nos observaban desde el cielo nos ha acompañado desde las primeras civilizaciones.
La discusión y las teorías sobre esa posibilidad se intensificaron a partir del siglo XVI, con el desarrollo de la astronomía moderna. Al mismo tiempo, todo lo que los astrónomos encontraban en sus observaciones nutría la imaginación de artistas y creadores de todos los campos. Eso no ha cambiado.
En el siglo XX y lo que va del XXI, el cine y la literatura se llenaron de conjeturas sobre la vida extraterrestre. Las elucubraciones sobre la apariencia de esos seres y qué relación tendrían con los humanos cubren todo el espectro de la imaginación. Desde los más fatalistas donde los seres de otros mundos quieren acabar con la Tierra, hasta los más esperanzadores donde conviven con el hombre.
Pero lo cierto es que hoy no sabemos qué clase de vida fuera de la Tierra será la que encuentren los científicos. Los estudios de Kaltenegger apuntan a que en planetas donde haya gran cantidad de oxígeno disponible, podría haber criaturas comparables a los dinosaurios. Estas inmensas formas de vida pudieron evolucionar en la Tierra precisamente porque contaron con oxígeno en grandes cantidades, explica.
De la ficción a la realidad
«Con suerte encontraremos algunos planetas que tengan más oxígeno que la Tierra en este momento, porque eso facilitará un poco la búsqueda de vida» señala Kaltenegger. Ella asegura que celebraría cualquier hallazgo y sin duda tiraría de ese hilo hasta el final de sus días: “Si encontráramos señales de vida, cualquier señal que no podamos explicar con otra cosa que no sea vida, eso significa que vivimos en un universo repleto de vida. Si encontramos algo, significa que hay mucho más por descubrir”.
Los exoplanetas, objetos de investigación de Kaltenegger, son todos aquellos planetas que orbitan una estrella diferente al Sol. Es decir, el resto del universo fuera del Sistema Solar. Un área de investigación en constante expansión, literalmente.
Kaltenegger, que tiene un asteroide nombrado en su honor, el 7734 Kaltenegger, participó en 2013 en el descubrimiento de los primeros dos exoplanetas potencialmente habitables (Kepler 62e y Kepler 62f). Supone que cuando encontremos vida fuera de la Tierra será muy diferente a las formas que conocemos.
“¿Por qué tendría la evolución que hacer exactamente lo mismo en los distintos mundos? ¡Eso también es para mí una de las cosas más fascinantes de la búsqueda. Vamos a encontrar cosas que no podríamos imaginar!”, afirmó en 2016.
La huella digital luminosa
Las criaturas fantásticas con las que hemos crecido o envejecido, y que saltan de las páginas de Crónicas Marcianas, de los guiones de Star Wars, Hombres de Negro, Alien, E.T. Extraterrestre o de las series animadas Avatar, Futurama o Star Trek, podrían parecerse más a lo que hay fuera de la Tierra.
Uno de los hallazgos de Kaltenegger y su equipo en Cornell, es la biofirma o huella digital luminosa. Esto es una señal química presente en la atmósfera de los planetas que podría indicar si hubo o hay vida. Por ejemplo, 2 pares de biofirmas (oxígeno y metano, y ozono y metano) parecían más fuertes en modelos de la Tierra de hace 100 a 300 millones de años. Entonces, los niveles de oxígeno eran significativamente más altos y pudieron evolucionar criaturas inmensas como los dinosaurios.
Las condiciones atmosféricas y químicas que permitieron a los dinosaurios existir en la Tierra -incluido el abundante oxígeno atmosférico- es una pieza crucial en la búsqueda de signos de vida en los planetas que orbitan otras estrellas.
El equipo de Kaltenegger se ha dedicado a observar los 540 millones de años más recientes de la Tierra. Sostienen que los telescopios modernos podrían detectar más fácilmente un exoplaneta con niveles más altos de oxígeno atmosférico que la Tierra actual. Es decir, podrían identificar una atmósfera como la que tenía la Tierra en la era de los dinosaurios.
«La huella digital luminosa de la Tierra moderna ha sido nuestra plantilla para identificar planetas potencialmente habitables. Pero hubo un tiempo en el que la huella era más pronunciada, mejor para mostrar signos de vida. Esto nos da la esperanza de que podría ser un poco más fácil encontrar señales de vida -incluso vida grande y compleja- en otras partes del cosmos», afirma.
¿Desde cuáles planetas se ve la Tierra?
Otro de los asuntos que interesan a la directora del Instituto Carl Sagan es determinar desde cuáles cuerpos celestes se ve la Tierra en su movimiento alrededor del Sol. En Estrellas pasadas, presentes y futuras que pueden ver a la Tierra como un exoplaneta en tránsito, publicado en 2021 junto a su colega estadounidense Jackie K. Faherty, responde a esa interrogante.
Señalan en el estudio que los exoplanetas en tránsito (los que se pueden ver cuando pasan delante de su estrella) son los mejores aliados en la tarea de buscar vida fuera de la Tierra. Con miles de ellos ya detectados y telescopios cada vez más potentes, esa búsqueda está entrando en una nueva era.
Aunque trabajos anteriores ya habían explorado la zona desde la cual la Tierra sería visible en tránsito delante del Sol, no incluyeron el punto de vista cambiante de esos planetas a lo largo del tiempo. Estas dos astrónomas identificaron 1.715 estrellas que pudieron haber visto a la Tierra en su tránsito frente al sol hace unos 5000 años, al inicio de la civilización humana. Además, identificaron otras 319 estrellas que “podrán vernos” pasando frente al sol en los próximos 5000 años.
“Entre estas estrellas se encuentran siete anfitriones de exoplanetas conocidos, incluido Ross-128, que vio a la Tierra transitar por el Sol en el pasado, y la estrella Trappist-1, que comenzarán a verlo en 29 y 1.642 años, respectivamente”, dice el estudio.
Es decir que cualquiera que nos hubiera observado en ese período desde alguno de esos planetas con la tecnología necesaria, podría haber concluido que había y hay vida en nuestro planeta.