Pese a que el número de países afectados por el terrorismo está aumentando, la mayor cantidad de víctimas se concentra en un puñado. «Solo en 2019, casi tres cuartas partes de todas las muertes causadas por el terrorismo ocurrieron en cinco países: Afganistán, Irak, Nigeria, Somalia y Siria», afirmó la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Las víctimas, sin embargo, afrontan serios problemas para recuperarse y, en ello, su lucha por que se haga justicia.
El domingo 16 de agosto al menos 15 personas habían fallecido y 35 resultaron heridas en Mogadiscio, capital de Somalia. Yihadistas de Al Shabab, aliado de Al Qaeda, explotaron un coche bomba y tomaron un hotel. El hecho terminó en un enfrentamiento entre los atacantes y las fuerzas de seguridad.
Tan solo un día después, el 17 de agosto, se cumplió el tercer aniversario de la muerte de 16 personas en Barcelona y Cambrils a manos del Estado Islámico.
Ese día se les rindió tributo, con un minuto de silencio y una ofrenda floral, a las víctimas mortales y a los sobrevivientes de una serie de explosiones y asesinatos en Alcanar, Barcelona, Cambrils y Subirats en 2017. La Comisión Europea (CE) envió un mensaje en homenaje a estas personas, entre las que también había turistas extranjeros.
España y las Víctimas del Terrorismo
El 21 de agosto se recuerda el Día Internacional de Conmemoración y Homenaje a las Víctimas del Terrorismo para evitar que hechos de este tipo sucedan.
España, que vivió una época turbulenta de dictadura, por un lado, y ataques terroristas, por el otro, ha sido escenario de los atentados de agrupaciones nacionalistas radicales, de extrema izquierda, de extrema derecha y del yihadismo.
Los primeros, buscando la independencia; los segundos, queriendo imponer una república socialista; los terceros, aspirando volver a una dictadura como la de Francisco Franco y oponerse al Euskadi Ta Askatasuna (País Vasco y Libertad), mejor conocido como ETA. Los cuartos: impulsados por el extremismo islamista.
Recientemente se supo de otras dos noticias importantes relacionadas con la principal organización nacionalista radical en el país, ETA, que desapareció en 2018, con lo que marca un hito en la historia.
Urruticoechea en la mira
La primera de las noticias sobre ETA tiene que ver con la medida de arresto domiciliario y libertad bajo vigilancia (mediante una pulsera electrónica a fin de que no se fugue) a favor de José Antonio Urruticoechea, alias Josu Ternera.
Urruticoechea, uno de los excabecillas de la organización terrorista, pasó 16 años en la clandestinidad. No obstante, en julio salió de la cárcel de La Santé, de París, —donde estuvo desde mayo del año pasado luego de ser detenido en los Alpes franceses— por razones de salud. De 69 años de edad, afronta cinco procesos judiciales: dos en Francia y tres demandas de casos de España.
A ETA se le atribuyen más de 800 muertes entre 1968 y 2010 en su llamada lucha por la independencia vasca. En 2018 anunció el desmantelamiento de su estructura y el cese de la actividad política.
Víctimas del Terrorismo se pronuncian
La Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) rechazó, sin embargo, la medida a favor de Urruticoechea. El ente, que agrupa a más de 4.800 víctimas directas del terrorismo (heridos sobrevivientes, parejas, hijos, padres, hermanos, etc.), dijo que no es justo y que solo espera que no se fugue.
«Las víctimas del terrorismo libraron una ardua lucha hasta que el pasado 6 de mayo de 2019 se detuvo a este terrorista. Cabe recordar que cuando conseguimos finalmente que el Tribunal Supremo lo procesara por el atentado de la Casa Cuartel de Zaragoza, huyó (…) Esperamos que realmente se cumplan todas las medidas necesarias para que Josu Ternera no se vuelva a fugar. Las víctimas del terrorismo solo reclamamos justicia. La justicia a la que tiene derecho cualquier ciudadano», señaló.
El atentado de la Casa Cuartel de Zaragoza ocurrió en 1987 y dio como resultado once personas muertas y 88 heridos.
La condena a Anboto
La segunda noticia tiene que ver, precisamente, con la otra excabecilla de la organización: Soledad Iparraguirre. Conocida como Anboto, fue condenada a 122 años de cárcel en su primer juicio en España. El motivo: suministrar los explosivos y ordenar el asesinato del comandante del Ejército de Tierra, Luciano Cortizo, el 22 de diciembre de 1995 en León.
Por otro lado, los nombres Begoña Urroz y José Pardines Arcay quedaron en la memoria del país. Mientras que la niña Begoña, de apenas 22 meses, fue la primera víctima mortal por terrorismo en España (por la explosión de una bomba del Directorio Revolucionario Ibérico de Liberación [DRIL] en una estación de tren de San Sebastián en 1960), Pardines, guardia civil de tráfico, fue la primera de ETA en 1968.
La niña Begoña falleció el 27 de junio y en su memoria se conmemora —desde 2010— el Día de la Víctima del Terrorismo en el país.
Justicia incompleta
Las víctimas del terrorismo, no obstante, afrontan serios problemas a escala mundial, por lo que su camino se torna aún más empinado. Ya lo advierte la ONU al decir que, por lo general, tienen que luchar para que se oigan sus voces, se les preste atención a sus necesidades y se respeten sus derechos.
«A menudo se sienten olvidadas y abandonadas una vez que se atienden sus necesidades inmediatas», afirmó el organismo.
No obstante, recuerda la efeméride del 21 de agosto para honrar y apoyar a las víctimas y a los sobrevivientes del terrorismo. También para fomentar y proteger el pleno goce de sus derechos humanos y libertades fundamentales.
Esta situación que viven, aunada con los pocos recursos de los Estados y su capacidad para satisfacer sus necesidades a largo y mediano plazo, no favorecen su rehabilitación, que suele ameritar terapia física y psicosocial, y asistencia tanto económica como judicial.
En 2019, el director de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, Yury Fedotov, también señaló que las víctimas y los sobrevivientes suelen afrontar obstáculos en la búsqueda de justicia.
«Estos obstáculos pueden comprender dificultades para acceder a la información antes, durante y después del proceso criminal, así como la falta de coordinación o mecanismos apropiados, tomando en cuenta el género y la edad, para proporcionar asistencia médica, económica o psicosocial a largo plazo», aseguró.
Terrorismo en el siglo XXI
En lo que va de este siglo han ocurrido ataques estremecedores como los del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, los del 11 de marzo de 2004 en Madrid (considerado el peor en el país, pues dio como resultado 193 muertos y cientos de heridos), los del 7 de julio de 2005 en Londres; Niza y Bruselas en 2016, y Londres en 2017.
Organizaciones de diferentes ideologías, que, por querer imponer un proyecto, usan la fuerza para infundir terror, apelan al asesinato, secuestro, amenaza, extorsión, robo… entonces es cuando se borra la frontera entre la delincuencia y la lucha por sus ideales.
La lista de las organizaciones consideradas terroristas es larga, pero se destacan en este momento nombres como Estado Islámico, Boko Haram, Hézbplá, Ejército de Liberación Nacional (ELN, de Colombia), Al Qaeda, los talibanes… Otras, como el IRA, de Irlanda, desaparecieron. Las víctimas no
son solo cifras, sino historias y parte de la historia.
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