POR CAMBIO16
24/11/2017
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Los lazos entre Rusia y Venezuela quieren dar un paso más allá de una restructuración de deuda.
Ahora, el gobierno de Nicolás Maduro ha anunciado el viernes que espera abrir su primera fábrica de producción de fusiles Kalashnikov en 2018, tras una reunión bilateral entre representantes de ámbos países.
«Uno de los principales proyectos entre nuestros países es la construcción de una fábrica para producir el mundialmente conocido fusil Kalashnikov. Esperamos que el próximo año la planta comience a funcionar», dijo a medios locales Wilmar Castro Soteldo, vicepresidente del Área Económica venezolano, tras la reunión de la comisión intergubernamental ruso-venezolana.
Asimismo, destacó que, precisamente, en la reunión celebrada el viernes en la ciudad rusa de Sochi «se lograron grandes progresos en materia de cooperación militar».
Por su parte, el viceprimer ministro ruso, Dmitri Rogozin, destacó que ambos países había alcanzado el viernes un «lenguaje común» prácticamente en todo los contenciosos, sea en materia comercial o técnico-militar.
«Venezuela no necesita que le den el pescado, sino que le den una caña. Hoy hemos hablado precisamente sobre esa caña«, señaló durante la decimotercera comisión intergubernamental.
Especialmente revelante fue que Rogozin desveló que Venezuela, sumida en una importante crisis económica y recientemente declarada en un default selectivo, ha sellado con Rusia la compra de dos aviones de combate rusos Sukhói Superjet S-100 y los MC-21-300.
También el Gobierno ruso anunció que ambos países suscribirán próximamente un acuerdo de cooperación energética que incluirá proyectos ya consensuados por la petrolera rusa Rosneft y la venezolana PDVSA.
Recientemente, Moscú y Caracas firmaron un acuerdo para la reestructuración de la deuda venezolana, que asciende a 3.150 millones de dólares.
El nuevo plazo de vencimiento de la deuda establece pagos durante diez años y, en los primeros seis años, los pagos serán mínimos, según el acuerdo firmado.
Venezuela: Armamentismo a la caribeña
En su momento, Venezuela adquirió 100.000 nuevos fusiles AK-103 y suscribió un acuerdo con Rusia para la construcción de dos plantas para la fabricación de ese arma y la munición que la acompaña con la vista puesta en el mercado latinoamericano.
El fallecido presidente venezolano, Hugo Chávez, fue el impulsor de este proyecto -incluso visitó en 2006 al diseñador del fusil, Mijaíl Kalashnikov– y del inicio de la estrecha cooperación militar entre ambos países.
No obstante, esa cooperación se vio ralentizada por los problemas económicos venezolanos debido a la caída del precio del petróleo, lo que obligó primero a Moscú a conceder a Caracas un crédito para la compra de armamento y recientemente a la reestructuración de su deuda.