Por Cambio16
05/01/2017
El inicio del 2017 en Venezuela es desolador. A la escasez de productos básicos y carestía de los pocos que se consiguen, la inseguridad en repunte y los efectos de la prácticamente desmonetización del país que impactó diciembre, se le suma un nuevo ajedrez político que ya juega para jaque.
Tanto gobierno como oposición “reacomodan” sus cuadros generando un panorama que no tiene buena pinta. Del lado del gobierno, un cambio en el gabinete ejecutivo coloca al radicalismo chavista en el poder pleno; mientras que la oposición sigue dando muestras de su inacción y falta de cohesión dentro de sus filas. En el medio del tablero está el ciudadano común que se debate entre el hambre y la miseria.
Del lado del gobierno
Tal como había anticipado, Nicolás Maduro, realizó importantes anuncios este miércoles. Durante una reunión con el pleno de su gabinete, transmitida por la televisión estatal, el jefe de Estado nombró a Tareck El Aissami nuevo vicepresidente. «He designado como vicepresidente ejecutivo de la República al compañero Tareck El Aissami, para que asuma esta etapa 2017-2018, con su juventud, con su experiencia, con su compromiso y su valentía», anunció el mandatario.
El Aissami, de origen sirio-libanés y quien fuera ministro del Interior de Hugo Chávez, se desempeñaba como gobernador del estado de Aragua. Es uno de los cuadros más fieles a Maduro y, junto al llamado “número 2” del chavismo, Diosdado Cabello, es investigado por la DEA por lavado de dinero y tráfico de drogas, luego de ser acusado por el narcotraficante Walid Makled, capturado en 2011 y sentenciado a 14 años y medio de prisión.
También anunció Maduro cambios en algunos ministerios. Así, Ramón Lobo será el nuevo ministro de Economía y Finanzas y vicepresidente de economía del Gobierno. Nelson Martínez, actual presidente de Citgo, pasa a ser el nuevo ministro de Petróleo, mientras que Elías Jaua asume el Ministerio de Educación y la vicepresidencia de Misiones Socialistas. Adán Chávez Frías, hermano del fallecido Hugo Chávez por su parte, será el nuevo ministro de Cultura.
https://youtu.be/sA-CtqDWi-M
Todos los elegidos son cuadros fieles a Maduro, lo cual deja queda claro que la radicalización se llevará por delante lo que queda de «institucional», incluyendo la AN que debería, por dictamen constitucional, instalarse este jueves en el país.
Sobre esta última, cabe destacar que Maduro advirtió que el Parlamento está a punto de «autodisolverse» e ir a nuevas elecciones. Sobre la Cámara pesa una sentencia del Tribunal Supremo venezolano por “desacato” por la no desincorporación de tres diputados –que le dan a la oposición la mayoría absoluta- que ha venido anulando todas sus actuaciones en el último año.
«Antes de que sea demasiado tarde espero que cumpla (la AN) con legalizarse, porque están rumbo a la autodisolución«, agregó Maduro, anunciando una posible estocada final al Parlamento.
https://youtu.be/-V9Gkpxnepk
Del lado de la oposición
En la contra del tablero, la oposición venezolana, “integrada” en la denominada Mesa de Unidad Democrática (MUD) aún sigue luchando a lo interno sobre cómo ponerse de acuerdo entre los partidos que la integran y qué acciones tomar para hacerle frente al gobierno en 2017.
Comenzando este año, la coalición de partidos anunció un cambio de la estructura organizativa y un proyecto de reglamento, que discuten los miembros de la alianza y que aún no se hace público pero –aseguran- Una fuente que interviene en las negociaciones afirma que este punto “cuenta con el respaldo de todos” los partidos. La renovación y funcionamiento del nuevo organigrama deben anunciarse en estos meses por venir.
El otro punto que impide su arranque es la discordia entre cuáles partidos controlan la coalición. Es por ello que anunciaron la creación de un Comité Político Operativo, conformado por nueve partidos (de 13 que conforman la coalición). El proyecto de reglamento que revisan contiene un mensaje para los díscolos: “Los partidos políticos que integran la MUD no están limitados para desarrollar sus propias políticas de crecimiento, enmarcadas dentro de las estrategias y políticas unitarias acordadas por la MUD con la participación de sus integrantes, para lo cual deben privar las normas y reglamentos de obligatorio acatamiento. Quien vulnere las decisiones adoptadas por la MUD, se colocará al margen de la misma”.
Y mientras deciden como enfrentarán el 2007, aún no hay anuncios de una acción clara desde este lado del tablero.
En el medio, los peones
Ambos escenarios arriba descritos complementan un juego marcado por una nación empobrecida, sumida con la más espantosa inflación, una destrucción de la producción agrícola, pecuaria e industrial. Una caída de las reservas internacionales, reconocida por el Banco Central de Venezuela (BCV) y un tejido social no existe en su composición política ni económica.
El ciudadano común venezolano se debate entre el hambre y la miseria. No existe salario alguno que pueda resistir la brutalidad de los precios. El bolívar como signo monetario regresó a los niveles de hace una década en términos de “cono monetario”. Es tal la destrucción monetaria que un modesto trabajador, además de pagar el regresivo impuesto al valor agregado (IVA, un pechado a todos los productos básicos que consume) también debe pagar el impuesto sobre la renta. En el gobierno “socialista” de Maduro, los más pobres más deberán pagar, al ser la mayor cantidad poblacional que existe en Venezuela.
Ese es el escenario que marca el inicio del 2017 en el país suramericano. Esto tiene un componente adicional: todo apunta a que el chavismo apelará a todos los recursos que tenga en sus manos para mantenerse en el poder y alejar, hasta donde su capacidad de maniobra le permita, cualquier consulta electoral que le arrebate total o parcialmente el control de la situación; frente a una oposición que hasta ahora no ha podido hacer un uso adecuado de su triunfo en los comicios parlamentarios de diciembre del año pasado y que en 2016 no pudo cristalizar ni hilvanar una estrategia capaz de acortar su camino hacia la conquista del poder político.
Un ajedrez simbiótico de anomia con monstruosidad social que ya canta jaque por adelantado. Importante no quitarle la vista.