Venezuela tuvo en 2020 el peor año, desde que se tienen registros, en daños ambientales por derrames petroleros. Lamentablemente, inicia 2021, con otro reporte que enmudece a los ambientalistas y a los operarios de Petróleos de Venezuela.
Parece no ser suficiente el desmantelamiento por la revolución chavista de una de las empresas energéticas más importantes del mundo. La politización, la desprofesionalización y la corrupción han postrado a Pdvsa y la han colocado a la cola de empresas similares. Ahora se suma el descalabro ambiental en aguas y ecosistemas marinos.
Los niveles de producción de crudo y refinados han caído a mínimos históricos. Exacerbando el empobrecimiento de la población, por ser la principal fuente de ingresos del país.
En Lagunillas, una localidad del estado Zulia, el petróleo brota por las costas y avenidas. Esta situación no es nueva. La falta de mantenimiento y de equipos hacen posible estas circunstancias paradójicas y espantosas. Pescadores, indígenas y habitantes de palafitos, conviven con esta gravísima contaminación. Sin ser atendidos por las autoridades civiles del régimen ni por Pdvsa.
Un informe indica que hubo 46.820 derrames tóxicos entre 2010 y 2018, que vertieron un total de 856.000 barriles de petróleo al medioambiente. Entre julio y agosto de 2020, se calcula que unos 26.000 barriles de petróleo afectaron 350 kilómetros de costa.
Venezuela y los derrames petroleros
Juan Rodríguez es pescador y decidió grabar un mensaje a Nicolás Maduro para que atienda la dramática situación. Mientras limpia sus redes atiborradas de petróleo, en el sector El Horcado, en la costa oriental del lago de Maracaibo, le pide ayuda. “Necesitamos su presencia, mire cómo estamos. Tengo de 41 años, pescador, hago vida en el municipio. Mire las embarcaciones, mire las orillas de la playa como se han perdido. De la pesca es que sobrevivimos”.
Rodríguez denuncia que ninguna autoridad política ni la propia petrolera estatal se han hecho presentes para atender los derrames petroleros y afrontar la crítica situación en que han quedado cientos de pescadores.
A la queja de este pescador, que habla en nombre de más 100.000 hombres dedicados a esa actividad, se unen los empresarios de más de 20 granjas que producen y exportan camarones. Deben invertir recursos que no tienen para filtrar el agua. Los empresarios más pequeños no disponen de dinero y dejan de operar.
Asimismo, los derrames petroleros han llegado a los potreros y han afectado el pasto para el ganado bovino, especialmente en Cabimas, Ciudad Ojeda, La Concepción y otras zonas de la costa oriental. Una verdadera tragedia medioambiental a los ojos de todos.
Tragedia ambiental sostenida
Hace 106 años se produjo en el Zulia el boom de la era petrolera que llevó a Venezuela al desarrollo industrial y a la modernidad. Hoy, bajo el régimen de Maduro, todo es abandono y caos. Tuberías corroídas y con perforaciones por falta de mantenimiento e inversión. De allí salen miles de fugas de petróleo que han llegado a tener una extensión de hasta 40 kilómetros en la costa del lago. Así como manchas que llegan a 30 metros de ancho.
Esta tragedia ambiental y humana sobrepasa a Lagunillas. En el Zulia hay entre 15.000 a 17.000 pozos de petróleo activos e inactivos, de los cuales más de 5.000 están dentro del lago de Maracaibo. Más de 14.000 kilómetros de tuberías enterradas y 200 estaciones de flujo. Además de una gama extensa de oleoductos en tierra.
Sus continuas filtraciones han llegado a los municipios Baralt, Valmore Rodríguez, Cabimas y Santa Rita. También al otro lado del puente Rafael Urdaneta, al municipio San Francisco y a la capital, Maracaibo, especialmente a los palafitos en Santa Rosa.
A estos derrames petroleros, se unen otras calamidades ambientales registradas en 2020. El derrame de crudo en el golfo Triste y el del Golfete de Coro. Igualmente el del buque de almacenamiento y despacho de crudo, Nabarima, con 1,3 millones de barriles de petróleo, que estuvo a punto de hundirse con su cargamento en el golfo de Paria, estado Sucre.
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