A Venecia van cerca de 15 millones a 20 millones de visitantes al año, seducidos por sus paisajes, historia, cultura y gastronomía. Por esa particularidad de convivir entre canales, gondoleros y palacios renacentistas y góticos que hacen de esa región de Véneto un destino fascinante. Lejos de complacerse por ese turismo masivo, las autoridades consideran necesario achicarlo para poner orden en la cotidianidad de Venecia y ahora, los visitantes de un día deben pagar una tasa de acceso por recorrer el centro de la ciudad.
La controvertida prueba, rechazada por algunos grupos políticos y vecinales, establece ciertas restricciones a los turistas. A partir del 25 de abril los visitantes deben registrarse, reservar y pagar la entrada o «tasa contributiva» de 5 euros para conocer el centro. Recibirán un código QR en sus dispositivos móviles que podrían ser requeridos por los vigilantes. Aquellos que infrinjan la disposición enfrentarán multas entre 30 y 500 euros.
La decisión es impulsada por el Ayuntamiento de Venecia y por el alcalde Luigi Brugnaro para proteger la ciudad del turismo de masas y aumentar la habitabilidad de los ciudadanos y visitantes.Específicamente, casco antiguo con la famosa Plaza de San Marcos, el Puente de Rialto y sus numerosos canales.
“Venecia es un lugar para toda la humanidad, quien viene a visitarla debe respetarla”, afirmó Brugnaro. “Esta es una prueba que hacemos con humildad. Inicialmente serán sólo 29 días e intentaremos no hacer daño a nadie. No queremos cerrar la ciudad”.
La intención es inducir a algunos turistas a reconsiderar sus planes de viaje. Esta medida está parcialmente inspirada en prácticas similares adoptadas por pequeñas islas italianas, como Ponza, que imponen una tarifa de desembarco. Aunque la propuesta quedó en pausa durante la pandemia fue retomada este año para implementar esta nueva tasa.
Venecia ensaya con una tasa de acceso
La medida de cobro de tasa de acceso al centro de Venecia se extenderá hasta el 5 de mayo. Luego se continuará con su implementación los sábados y domingos de mayo, junio y hasta el 17 de julio. No abarca toda la ciudad. Incluye únicamente llamada Ciudad Antigua durante los días y horarios definidos. Quienes paseen por Piazzale Roma, Tronchetto o la Estación Marítima están exentos del pago.
Brugnaro sostiene que “el ensayo nos permitirá tener datos reales e importantes: cifra de visitantes, de dónde vienen, cuántas exenciones tienen. Una herramienta importante para entender cómo organizar los servicios. No es una medida que nos tomamos a la ligera. Pero si seguimos hablando y dilatando las decisiones, nunca haremos nada para preservar la delicadeza y la belleza de Venecia. Una vez finalizado este período de experimentación, haremos las reflexiones que sean necesarias, para mejorar y cambiar, con la ayuda de todos».
En cuanto a la disposición, que tiene su origen en la ley de presupuesto de 2019, luego actualizada en 2021, el alcalde recordó que el objetivo es definir un nuevo sistema de gestión de los flujos turísticos de esa región de Italia y desalentar el turismo diario en Venecia en algunos períodos.
El pago de la tasa de entrada o acceso a Venecia para los visitantes ha tenido un comienzo inestable y desconcertante para las personas que se hospedan en hoteles. Y ha provocado protestas de algunos residentes.
Los turistas que pernoctan no tienen que pagar, ya que un impuesto por noche está añadido a sus facturas de alojamiento. Sin embargo deberán registrar su presencia para solicitar una exención de la tasa. Básicamente, cualquier persona que ingrese a la ciudad en las fechas en que se cobra la tarifa debe llevar un boleto o una exención.
Exceso de turismo para la pequeña ciudad
Representantes de la oficina de turismo reportan que 82.000 personas se registraron este jueves para ingresar el primer día (un feriado nacional en Italia). Pero en promedio solo uno de cada 10 ha pagado la tarifa.
Según el periódico local Il Gazzettino, que desglosó las cifras, solo 7.266 personas habían pagado la tasa de acceso a Venecia. Todos los demás habían registrado exenciones: más de 30.000 huéspedes de hoteles, 15.000 viajeros, 11.000 estudiantes y casi 10.000 residentes del Véneto.
El flujo excesivo de turistas, además de los inconvenientes que trae tanto para los residentes como para los mismos visitantes, está ejerciendo presión sobre la infraestructura de la ciudad.
Y, al igual que otros sitios muy visitados como Lisboa o Barcelona, está empujando a los venecianos a mudarse debido a la falta de viviendas asequibles, ya que los propietarios prefieren los alquileres de estancias cortas que generan ganancias altas.
El sistema de registro puso de relieve los problemas de vivienda de los residentes: solo el primer día se registraron 5.300 personas para entrar en la ciudad como propietarios de una segunda vivienda. Los residentes venecianos ahora son menos de 50.000, y decenas de miles han sido obligados a abandonar la ciudad para hacer espacio para segundas residencias y Airbnbs (plataforma digital de oferta de alojamientos). El resto lo componen viajes escolares e invitados de residentes.
La tarifa ha resultado controvertida entre los venecianos que temen que se corre el riesgo de convertir la ciudad en un parque temático y no les gusta la idea de tener que registrar a los visitantes.
Generalmente, durante los días festivos nacionales, más de 100.000 visitantes pueden llegar a la asediada ciudad, triplicando la ocupación habitual.