Por Noelia López (Efe)
- Alemania, un gigante después de 25 años de su reunificación
- La reunificación alemana se refleja hoy en su papel en la UE
Veinticinco años después de la reunificación de Alemania, el este del país mantiene señas de identidad propias fraguadas en los años de división y que afectan tanto a su cultura política, como a la vida cotidiana. Infinidad de estudios constatan estos días los grandes avances logrados en el lento proceso de convergencia entre la antigua Alemania oriental y la occidental, y revelan al tiempo las diferencias que perviven.
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Como destaca el informe anual del Gobierno alemán sobre el estado de la unidad, desde 1990 el PIB por habitante del este se ha duplicado, pero se mantiene un tercio por debajo del nivel del oeste alemán. En 2014 el índice de desempleo en el territorio de la extinta República Democrática Alemana (RDA) alcanzó un mínimo histórico del 9,8 %, pero todavía está claramente por encima del 5,9 % del oeste.
Pero el capítulo más sangrante para muchos alemanes del este siguen siendo las pensiones, inferiores en los territorios orientales y basadas en un cálculo diferente según el estado de residencia.»Tenemos que lograr la equiparación de las pensiones para que al fin se consume la unidad social en Alemania», reconoció sin ambages al presentar el informe la comisionada del Gobierno para el proceso de equiparación de las condiciones de vida entre este y oeste, Iris Gleicke.
Las grandes cifras macroeconómicas se mezclan con datos estadísticos que revelan cómo la sociedad de los todavía denominados «nuevos estados federados» mantiene un perfil propio y la huella de su historia reciente. Uno de los más claros ejemplos es el papel de la mujer y los modelos familiares: el 69 % de las madres del este trabaja fuera de casa y el 37 % tiene un empleo de más de 32 horas semanales, porcentaje que cae al 13 % en el oeste. En las parejas del oeste el modelo más extendido (76 %) es el de padre a tiempo completo y madre a tiempo parcial, que no supone ni la mitad de los casos en el este. Asimismo, mientras que en el oeste tres de cada cuatro parejas con niños están casadas, el porcentaje se queda en un 52 % en el este, según el informe publicado por la Oficina Federal de Estadística con motivo del 25 aniversario de la reunificación.
Ejemplo paradigmático es el del aborto, que hace 25 años se convirtió en el último escollo para firmar el tratado de reunificación entre las dos Alemanias. La solución salomónica fue permitir que, de forma transitoria, siguiera vigente en la RDA la ley que desde los años setenta permitía a las mujeres germanorientales el aborto libre en los tres primeros meses de gestación, con lo que, durante año y medio, este y oeste contaron con normativas diferentes. Aunque las tasas en este campo también se han ido aproximando, en los estados del este los porcentaje de interrupciones voluntarias del embarazo siguen siendo superiores a la media nacional.
Por otro lado, los estudios muestran que en 2013 por vez primera el este recibió más inmigrantes procedentes del oeste de los que salieron en sentido inverso, principalmente gracias a la atracción ejercida por Berlín y después de perder dos millones de habitantes desde la caída del muro.
Si algo marca la diferencia en la radiografía demográfica es la homogeneidad de la población en el antiguo territorio de la RDA, con ínfima presencia de extranjeros. En torno al 9 % de los residentes en Alemania es extranjero y ese porcentaje se eleva por encima del 12 % en varios estados federados del oeste, mientras que en el este se queda por debajo del 3 %.
Sin embargo, es en ese territorio donde están más presentes los temores ante la inmigración y el rechazo ante las recientes oleadas de refugiados que llegan al país y que, de acuerdo a la regla federal, se repartirán proporcionalmente entre todos los estados. Llama así la atención el movimiento racista «Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente» (Pegida) en Dresde, la capital de Sajonia, un estado con sólo un 2,9 % de población extranjera.
Y también destaca que el partido ultraderechista que aglutina a los numerosos grupos neonazis en Alemania, el NPD, sólo tenga representación en el parlamento regional del estado oriental de Mecklenburgo-Antepomerania. Esa peculiaridad política está acompañada de su opuesto: el partido de La Izquierda, el partido que reunió a los postcomunistas del este y a disidentes socialdemócratas, sólo está presente en dos gobiernos regionales, en Turingia y Brandeburgp, ambos en el este del país.