Miles de vecinos, alcaldes, concelleiros de varios municipios y organizaciones ecologistas se han volcado a las calles de Palas de Rei, en la provincia gallega de Lugo, para gritar un contundente “No” a una gigantesca planta de celulosa. La empresa portuguesa Altri se ha tropezado con una muralla humana que quiere detener su proyecto.
Según los organizadores, más de 25.000 personas —casi siete veces la población de Palas— han salido a manifestar para frenar ese desarrollo. La portavoz de la plataforma Por unha Ulloa Viva, Marta Gontá, señaló que esa colosal protesta supone «un golpe en la mesa» para el proyecto luso y sus aliados. Esta actividad se suma a miles de alegaciones en contra de la fábrica, movilizaciones e incluso debates políticos en Bruselas.
«Que quede claro que no queremos ni a Altri ni Greenalia en este entorno. El proyecto nos parece un atentado directo a nuestra manera de vivir y a nuestro medio ambiente», indicó Gontá. La propuesta de la multinacional portuguesa «va en contra» de todo lo que quieren los colectivos que han impulsado la marcha. «Altri no se va a instalar aquí; es momento de que abandonen este proyecto y vuelvan para Portugal», agregó.
Lugo ha sido la localidad elegida por Altri. Una compañía especializada en la fabricación de fibras textiles de lyocell (una fibra creada a partir de celulosa o pulpa de madera), para la puesta en marcha de su planta de producción de fibras naturales. El proyecto supondrá una inversión de hasta 750 millones de euros procedentes de los fondos europeos Next Generation. Y el Plan Nacional de Recuperación y Resiliencia de España en el marco del Proyecto de Gestión Sostenible de los Bosques Gallegos.
Esta fábrica ha reunido a vecinos organizados, expertos e instituciones de esa localidad española en defensa del medioambiente.
Lugo se resiste a tener una planta de celulosa
Altri espera construir la fábrica desde cero en colaboración con Impulsa Galicia, un consorcio público privado promovido por la Xunta de Galicia. La nueva planta, que se ubicaría en el municipio de Palas de Rei, en la comarca de A Ulloa, ocupará una superficie de más de doscientas hectáreas y dará empleo a 2.500 personas.
El Grupo Altri alcanzó un beneficio neto de 21,6 millones de euros en los primeros tres meses de 2024. Un crecimiento del 10% en comparación con el mismo período del año pasado. Esta evolución refleja una mayor producción, pero también un aumento de las ventas en un contexto de recuperación de precios, señala su reporte financiero.
Según Greenpeace los datos de la propia empresa son estremecedores. “La factoría ocupará diez veces la superficie de Ence en Pontevedra y sus instalaciones afectarán a más de 800 parcelas, muchas por la vía de la expropiación. La autodenominada ‘biofábrica’ –prefijo que insulta a la inteligencia colectiva– requerirá una captación de 46 millones de litros de agua al día, tanto como consume toda la provincia de Lugo. Y un permiso de vertido industrial al río Ulla de 30 millones de litros al día de aguas residuales contaminadas y previamente tratadas, o maltratadas”.
Además, comentó la ONG, que en su solicitud de captación a Augas de Galicia, por un período de 75 años, no ha tenido ni siquiera en cuenta las proyecciones futuras de cambio climático y posible escasez de agua.
La gigantesca planta de celulosa, en Lugo, que utilizará básicamente madera de eucalipto, tendrá una capacidad final de producción anual de 400.000 toneladas de pulpa de celulosa y 200.000 de Lyocell. Así como de otros subproductos como biomasa y yeso.
La protesta llega a Bruselas
Varias organizaciones sostienen que la multinacional también prevé que sus emisiones a la atmósfera sean de azufre, óxidos de azufre, óxidos de nitrógeno, monóxido de carbono y material particulado. Para ello instalará una chimenea de 75 metros de altura que estaría muy cerca del Camino de Santiago.
Las afecciones ambientales son de amplio espectro. El proyecto implica la creación de un enorme polígono industrial que lindará con un espacio de la Red Natura (ZEC Serra do Careón). Albergan varias especies en peligro de extinción y endemismos únicos en el mundo. Hasta 17 especies que deben ser objeto de medidas de conservación según la Unión Europea.
Considera Greenpeace y la plataforma Por unha Ulloa Viva que es escandaloso comprobar cómo lo que en 2011 era la silueta de una zona a proteger hoy coincide exactamente con el perfil de la instalación.
Además de los vecinos y las organizaciones, han participado productores locales. Colectivos, sindicatos, caso de la Central Intersindical Gallega, y partidos políticos, con fuerzas de izquierda como el BNG o Sumar.
La líder del BNG, Ana Pontón, pidió al PP y el PSOE que escuchen «el clamor» de la protesta contra la planta de celulosa, en Lugo. «Venimos a decir alto y claro ‘no’ a esta macrocelulosa contaminante que el PP quiere colocar en el corazón de Galicia. Poniendo en riesgo miles de puestos de trabajo en esta comarca y en la desembocadura del Ulla, de la que dependen 4.000 empleos directos del marisqueo», dijo la vocera.
El caso de la fábrica ha llegado a Bruselas. Seis organizaciones ecologistas, tres científicos especializados y siete alcaldes y concelleiros de los municipios más afectados por la macrocelulosa han dado el salto a Bruselas para dar un paso más en su decisión de frenar el proyecto.
Atentos a las directivas europeas
La eurodiputada de BNG, Ana Miranda, invitó a esas organizaciones y autoridades para que participaran en dos jornadas, en el Parlamento y en la Comisión Europea. ¿Cuáles eran los motores?
Por un lado, intercambiar información sobre la planta de celulosa, en Lugo. Y sobre los movimientos que haya podido ejecutar la empresa pastera en relación con los máximos órganos europeos.
Y por otro, instar a los altos funcionarios de la Comisión a estar atentos. A que revisen cualquier tentativa de Altri de vulnerar directivas y normativas de la Unión Europea con la instalación de esa fábrica altamente contaminante. Aademás, será al menos diez veces más grande que la instalada por Ence (líder en energía renovable con biomasa) en la ría de Pontevedra.
Los expertos asistentes denunciaron que el proyecto luso implica “un consumo masivo de recursos naturales y la emisión de contaminantes que afectarían de lleno y negativamente a la flora y fauna local endémica”.
Mientras tanto, Miranda insistió en que desde su partido como desde su posición en el Europarlamento y en la Comisión de Peticiones trabajarán para poner coto a lo que consideran “un desastre medioambiental”.