En las últimas horas se ha recrudecido la tensión política en Europa central, por el flujo migratorio intempestivo desde Bielorrusia a la frontera polaca y la presencia militar. La UE, la OTAN, Polonia y otros países responsabilizan a Bielorrusia de haber desencadenado la crisis en represalia por las sanciones aplicadas al régimen de Alexander Lukashenko por la fuerte represión que ejecuta contra sus opositores políticos.
La Guardia Fronteriza polaca ha registrado más de 30.000 intentos de cruzar la valla con alambre que separa ambos países. Varsovia y Bruselas han acusado al régimen de Minsk de orquestar el tráfico ilegal de personas para presionar a la UE por las medidas económicas que responden a las hostilidades contra la población civil, descontenta por el fraude electoral de agosto de 2020.
Polonia activó un despliegue militar en la frontera con Bielorrusia para detener a los miles de migrantes. El régimen de Lukashenko asegura que esa no es la motivación, que los tanques del ejército no sirven para dispersar a esas personas y que Polonia busca un conflicto bélico.
Vladimir Putin, aliado estratégico de Bielorussia, envió dos bombarderos rusos Tu-22M3 que ejecutaron vuelos de reconocimiento muy agresivos en el espacio aéreo bielorruso próximo a su frontera occidental.
Los ministerios de la Defensa de Rusia y Bielorrusia dijeron que estos vuelos, que tenían carácter cíclico, ahora se realizarán de manera regular. “Son la reacción adecuada ante la situación creada y reforzará nla defensa antiaérea en las zonas limítrofes con Polonia, Lituania y Letonia, países de la OTAN.
Bielorrusia: flujo migratorio, armas y estrategias
El flujo migratorio de Bielorrusia a Polonia preocupa a la UE y a las organizaciones de derechos humanos por los riesgos que implican. No solo por las condiciones precarias de refugio y las bajas temperaturas, sino ante la presencia de militares y armamento.
A la par, Putin y la canciller alemana se han comunicado en dos oportunidades. Ángela Merkel llamó a Putin para que «usara su influencia» sobre Lukashenko para finalizar la crisis.
«La explotación de migrantes contra la UE por parte del régimen bielorruso es inhumana y completamente inaceptable», dijo Merkel a Putin. El líder ruso le respondió que la UE debía discutir el tema con Lukashenko.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, emitió una declaración después de reunirse con el presidente de EE UU, Joe Biden. Afirmó que la UE y Estados Unidos se preparan para penalizar al régimen por orquestar un «ataque híbrido» contra el bloque europeo.
En sintonía, Biden comentó: «Vamos a proteger nuestras democracias de este tipo de juego de poder cínico y geopolítico».
El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, se desplazó a Varsovia para “expresar toda la solidaridad de la UE” con Polonia. Calificó como “ataque híbrido, ataque brutal, ataque repentino” que Bielorrusia orquestara la llegada de migrantes a la frontera polaca.
“Da la impresión de que los regímenes autoritarios de la vecindad están cruzando ciertas líneas rojas para testar la respuesta europea y comprobar nuestro grado de unidad. Por eso es importante cerrar filas con Polonia ante un tipo de ataque totalmente novedoso que utiliza migrantes de terceros países», dijeron fuentes comunitarias.
Temor a una confrontación militar
Países limítrofes con Bielorrusia temen que el flujo migratorio en las fronteras se convierta en una confrontación militar. Ucrania anunció el despliegue de miles de soldados para reforzar su frontera. Lituania, Estonia y Letonia manifestaron que Bielorrusia representaba serias amenazas para la seguridad europea al intensificar su «ataque híbrido» utilizando inmigrantes.
«Esto aumenta la posibilidad de provocaciones e incidentes graves que también podrían extenderse al dominio militar», apunta un comunicado conjunto de los ministros de Defensa de los tres países.
Previamente, el Ministerio de Defensa de Bielorrusia manifestó que en respuesta a un aumento de las fuerzas militares polacas cerca de la frontera se vería obligado a tomar «respuesta apropiadas», tanto de forma independiente como junto con su aliado estratégico, Rusia.
Aunque no es miembro de la UE, Ucrania, está cautelosa. No desea convertirse en otro punto de inflamación. Sin embargo, anunció simulacros y el despliegue de 8.500 soldados y policías en la larga frontera norte del país con Bielorrusia.
Los migrantes varados dentro de Bielorrusia arrojaron piedras y ramas a los guardias fronterizos polacos. También trataron de derribar una cerca de alambre de púas con troncos en sus intentos de entrar en la UE por la fuerza.
La UE aseguró que Minsk alienta a miles de personas que huyen de naciones devastadas por la guerra a intentar cruzar sus fronteras. Como consecuencia, advirtió que impondría sanciones tanto a Bielorrusia como a las aerolíneas que transportan a los migrantes.
Lukashenko amenazó con tomar represalias, incluido el cierre del tránsito de gas natural ruso a través de Bielorrusia. No hubo una respuesta inmediata de Rusia, su aliado y patrocinador financiero.