La pandemia de la COVID-19 destapó las vulnerabilidades de los sistemas sanitarios en el mundo y cuánto más vulnerables son las personas a los virus que no desaparecen sino que mutan, se cuelan entre las fallas de las defensas y causan estragos.
Quizás una vacuna universal contra la gripe no blinde al mundo contra el SARS-CoV-2, pero sería una estrategia ideal para erradicar las amenazas a la salud pública que son las epidemias y las pandemias.
El Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad de Georgia desarrolló una vacuna que protege contra seis tipos de virus gripales a partir de nanopartículas. Solo se ha probado en ratones. En la experimentación los roedores fueron expuestos a las seis cepas del virus y demostraron resistencia inmunológica hasta cuatro meses después de vacunados.
Una vacuna contra todas la gripes
La gripe es una enfermedad respiratoria contagiosa y una de las principales causas de muerte por infección. A pesar de todos los adelantos de la ciencia en materia de salud, no se ha encontrado una vacuna o unas vacunas que funcionen para contener los brotes de gripe estacional.
Un estudio experimental publicado en Advanced Healthcare Materials, señala que con cada comienzo de temporada llega un nuevo virus de gripe. Como el virus de la influenza tiene la capacidad de mutar en cada estación, una vacuna universal eliminaría la necesidad de vacunarse cada temporada.
El enfoque utilizado en el estudio combina en la vacuna proteínas de ectodominio (M2e) y neuraminidasa (NA) de nanopartícula. La molécula activa resultante protegió los ratones de los virus a los que fueron expuestos. Lo innovador del estudio reside en que el diseño de la vacuna se enfoca en el antígeno NA, anteriormente ignorado o descartado por la hemaglutinina (HA), una glucoproteína antigénica mucho más dominante y que aparece cuando el cuerpo reacciona frente al virus.
Sin vacuna contra la COVID-19
¿Qué protege contra la COVID-19? Desafortunadamente aún no existe una respuesta única y certera. No existe una vacuna contra el virus que produce la enfermedad, por lo que las medidas de prevención se erigen como la mejor «vacuna» durante la pandemia.
Una de las medidas preventivas es el uso de mascarillas, medida que ha causado la escasez del producto y ha deja sin protección a los que verdaderamente las necesitan. La OMS insiste que las mascarillas no son la solución para evitar el contagio por COVID-19: «El uso de las mascarillas solo se justifica cuando el acceso al agua es limitado y lavarse las manos puede representar un gran reto o cuando no es posible mantener la distancia física.
Dada la escasez, la OMS señala constantemente que el uso de mascarillas deber reservarse para los trabajadores sanitarios. En todo caso, el uso de mascarillas está indicado cuando un ciudadano común está en contacto con un enfermo. Sin embargo, las imágenes constantes de personas usando mascarillas llenan las redes sociales y los medios de comunicación.
Las mascarillas no son la vacuna universal contra la COVID-19 ni la solución por antonomasia frente al contagio. Hasta los momentos lo que ha funcionado para controlar el brote de la enfermedad ha sido la detección temprana y el aislamiento social. Es impresionante constatar cómo una enfermedad tan común como la gripe representa una amenaza tan grande que ni la ciencia ni la tecnología han podido abatir.
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