Una fuente cercana al Gobierno de los Estados Unidos en condición de anonimato informó que a partir de este lunes comienza un ensayo clínico para probar una posible vacuna contra el COVID-19.
Al parecer el presidente Donald Trump inició otra disputa comercial, esta vez con Alemania, para producir una vacuna contra el nuevo virus. Un reto que desde febrero es el quebradero de cabeza de los científicos y organismos sanitarios a nivel mundial.
Alemania y Estados Unidos enfrentados
La empresa farmacéutica CureVac trabaja actualmente en colaboración con el Instituto Paul Ehrlich para Vacunas y Medicamentos Biomédicos en la fabricación de una posible vacuna contra el COVID-19. Welt am Sonntag, una publicación dominical alemana, publicó que representantes del Ejecutivo alemán negocian con CureVac para que se desarrollen vacunas y principios activos contra el nuevo virus tanto en Alemania como Europa. Las negociaciones intentan impedir que Estados Unidos se quede con los derechos exclusivos de la vacuna.
El 2 de marzo la empresa informó en su sitio web que el CEO de CureVac, Daniel Menichella, estuvo como invitado en la Casa Blanca para discutir el rápido desarrollo y producción de una vacuna contra el nuevo coronavirus. En la reunión estuvieron presentes Donald Trump, el vicepresidente Mike Pence, miembros de la Fuerza de Tarea de Coronavirus de la Casa Blanca y representantes de alto rango de compañías farmacéuticas y biotecnológicas que trabajan en la respuesta al brote. La publicación asegura que Trump quiere conseguir la vacuna, pero solo para los Estados Unidos.
En 2018, la administración Trump desmanteló una dirección adjunta al Consejo de Seguridad Nacional en la Casa Blanca. El propósito de esta unidad era prepararse ante una próxima pandemia global. Los expertos en señalan que el cierre dejó menos preparado a los Estados Unidos frente al actual brote de COVID-19.
Beth Cameron, primera directora de esta unidad, señaló que aunque los biólogos permanecen en la Casa Blanca el cierre de la dirección contribuyó a dar una respuesta doméstica lenta.
No hay vacuna contra el COVID-19
Al no existir ni vacuna ni tratamiento específico contra el nuevo virus crece la incertidumbre sobre cómo controlar el brote. En la carrera para contener la pandemia se están probando alrededor de 30 medicamentos antivirales para conocer su eficacia.
La industria farmacéutica global busca una asociación entre autoridades sanitarias, compañías farmacéuticas, organizaciones de salud, academias científicas e investigadores de todo el mundo para desarrollar nuevos medicamentos y vacunas.
Farmaindustria informó que cuatro empresas farmacéuticas investigan sobre la eficacia de una posible vacuna contra el COVID-19. Entre los 30 medicamentos que podrían ser una fuente de tratamiento para el COVID-19 se encuentran: la combinación de los fármacos antivirales lopinavir y ritonavir, el antiviral remdisivir, el inhibidor zanamivir y el interferón.
La dificultad en diseñar y producir una vacuna es que la nueva cepa del coronvirus cambia demasiado rápido y se adapta demasiado rápido. Las vacunas son la versión debilitada de un patógeno, que se introduce en el cuerpo con el objetivo de que las defensas generen anticuerpos contra el virus, un proceso lento.
Contrarreloj
El desarrollo de una vacuna es un procedimiento científico que puede llevar entre quince y veinte años. La razón de esta lentitud es que se deben cumplir una serie de pasos antes de dar con una vacuna efectiva que no genere efectos secundarios graves. Si en alguno de estos pasos se descubre que existen efectos secundarios no controlables, se debe comenzar desde cero otra vez.
Uno de los procedimientos que a aprobar antes de que la vacuna pase a los humanos es el test en animales. He aquí que los científicos que desde febrero buscan una vacuna contra el COVID-19 encontraron un escollo: el nuevo coronavirus no llega a invadir las células de los ratones de experimentación, fundamentales para el avance de la ciencia.
Ratones transgénicos
Los investigadores crearon ratones trangénicos que expresen algunas proteínas humanas y logren engañar al virus y este decida infectarlos. El detalle está en que los ratones necesitan crecer y ese es un problema que definitivamente los científicos no pueden resolver. Pero hay buenas noticias, universidades en China y en Australia ya cuentan con sus camadas de ratones trangénicos en los que se prueba la vacuna.
El coronavirus en un tipo de virus que se encuentra en una enorme categoría llamada virus del resfriado. Antes del COVID-19, entraron en circulación siete tipos de coronavirus diferentes. La novedad del COVID-19 da lugar a mucha respuestas sin resolver.
La AEMPS (Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios) informó que no existen datos que ratifiquen el empeoramiento del COVID-19 por la ingestión de ibuprofeno. Por lo tanto, no hay motivos para interrumpir el tratamiento de enfermedades crónicas con este medicamento.
En cuanto a una vacuna contra el COVID-19, la maquinaria científica se mueve eficientemente hacia su consecución. Mientras tanto nunca está demás recordar: lavarse las manos frecuentemente, mantener la higiene en el hogar, quedarse en casa y mantener la higiene respiratoria.
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