La cuenta regresiva para decidir sobre la extensión del uso del glifosato en Europa se agota. A pesar de las críticas de los ambientalistas, todo parece indicar que la industria obtendrá la prórroga. Una decisión que goza de la aceptación de un magro 14%. Pocos ciudadanos entienden las razones por las cuales se considera siquiera su extensión. Parece una reedición del debate de 2017. Entonces la agroindustria aspiraba a que le extendieran los permisos por quince años y los ambientalistas lograron que solo les aprobaran cinco.
Dos años antes, en 2015, la International Association for Research on Cancer (IARC) había clasificado el glifosato como un producto “probable carcinogénico”. La IARC es una de varias instituciones asesoras de la OMS. El pronunciamiento fue clave en la decisión de la Unión Europea.
Con los años, las pruebas científicas sobre la toxicidad del glifosato y los daños por su consumo continuaron aumentando. Un reporte de Pesticide Action Network Europe mostraba que el glifosato es dañino para las abejas y otros insectos. Otros estudios también indican que la interacción humana con el glifosato puede alterar el funcionamiento del sistema endocrino, inducir la enfermedad del Parkinson y generar cambios en la microbiota que podrían resultar en la supresión del sistema inmunológico. Una investigación reciente lo asocia con el estrés oxidativo.
El mal ejemplo español
Ante la evidencia científica, el sentido común debió conducir a la prohibición preventiva del uso del glifosato o a una drástica reducción. No es el caso. En Nadando en glifosato, el más reciente informe de la ONG Ecologistas en acción, indica que en 2022 un tercio, el 34,6%, de las aguas superficiales españolas estaban contaminadas por el herbicida. Además, con base en los registros oficiales, se determinó que las ventas de glifosato aumentaron un 76% en la última década.
Su conclusión es clara. “España incumple la normativa sobre plaguicidas, supera los límites de contaminación y no busca las soluciones alternativas que exige la gestión integrada de plagas”.
El rey de los pesticidas
A pesar de la mala prensa, el glifosato sigue siendo el “rey de los pesticidas”. No es gratuito que sea reconocido como el «primer producto multimillonario» de la industria agroquímica. Está presente en más de 750 productos, incluidos los populares Roundup y Ranger. Representó cerca del 50% de los ingresos de la compañía Monsanto, empresa que Bayer compró en 2018 por 63.000 millones de dólares.
Unearthed encontró que en 2018 el glifosato registraba ventas superiores a los 950 millones de euros. Los especialistas en análisis de mercados internacional estimaban que en el 2022 su valor global alcanzaba los 9.420 millones de euros
Un dato interesante surge del contraste entre la defensa del producto y el número de patentes otorgadas relacionadas a glifosato RoundupTM. En mayo 2023 en la base de datos Google Patents aparecen 12.142 otorgadas. 5.829 en Estados Unidos (48%) y 1.125 por la Oficina de Patentes Europea (9.2%). Ambos concentran el 57,2% de las patentes otorgadas a RoundupTM.
Efectivo para productores
A finales de la segunda década del siglo XXI, las regiones del Este Asiático (31%), Latinoamérica (20%) y algunas regiones de Europa (16%) reportaron la mayor tasa de uso del glifosato como herbicida. Los agricultores lo consideran un aliado fundamental. La producción de sus cultivos aumenta. La compañía Bayer, comercializa la formulación ‘Roundup’, alega que es el herbicida de amplio espectro «más efectivo, seguro y fácil de usar» para los agricultores. Combate hasta 100 tipos de malezas.
La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura ) calcula que la producción mundial de frutas, hortalizas, forrajes y fibras caería entre 30% y 40% sin el glifosato. En cambio, Bayer sostiene que si no se usa el glifosato, las cosechas caerían entre un 20 y 30%. Las investigaciones de la Universidad de Purdue destaca que sin el uso del glifosato, los agricultores del planeta dejarían de obtener anualmente aproximadamente 6,47 billones de euros.
Productividad contra el hambre
De acuerdo con las proyecciones de los investigadores, la prohibición del herbicida supondría una pérdida de 23 millones de toneladas métricas de los principales cultivos de maíz, soja y canola. El glifosato es relevante para garantizar altos rendimientos, especialmente en cultivos de gran escala dedicados a la alimentación humana y ganadera.
La organización internacional que representa a la industria de la ciencia de los cultivos, CropLife, argumenta que los herbicidas son una «herramienta importante para luchar contra la pérdida de cosechas y «producir suficientes alimentos para una población en crecimiento». Un argumento clave en momentos en que el fantasma de la hambruna en los países pobres se mantiene frente al crecimiento de la demanda global de alimentos y la escalada creciente en su precio.
El glifosato tiene quien lo defienda
En 2015, el glifosato fue clasificado como “probablemente carcinógeno” por la OMS a través de la Agencia Internacional para la Investigación contra el Cáncer. Sin embargo, un estudio realizado en 2018 por el Instituto Nacional contra el Cáncer de Estados Unidos no encontró relación entre el uso de los herbicidas con base de glifosato y la enfermedad. Además, las regulaciones emitidas por la EPA (Agencia Protectora Ambiental) y la EFSA (Autoridad en Seguridad Alimentaria Europea) aseguran que los herbicidas con base de glifosato no son carcinogénicos. Aseguran que el riesgo de exposición a glifosato es aceptable si se utiliza en apego a su etiquetado.
Más recientemente, en julio pasado, y tras evaluar el impacto del glifosato en la salud de los humanos, los animales y el medioambiente, la EFSA emitió otro informe en el que concluye que no se han identificado áreas críticas de preocupación en el uso del glifosato. El informe admite que algunas cuestiones no pudieron ser evaluadas, pero no las detalla.
Importante para la agroindustria
La base del argumento a favor de la extensión de la autorización solicitada a la Unión Europea es la importancia del glifosato para la industria agroquímica de la UE. Los datos de Statisa indican que representa un tercio de las ventas de herbicidas. La solicitud de la extensión para el uso del glifosato tiene una larga lista de patrocinantes entre los que destacan el Grupo de Renovación del Glifosato y la principal agrupación de productores agrícolas de la UE Copa-Cogeca.
Entre la empresas que solicitaron la renovación de la aprobación del glifosato en la UE, figuran Bayer, Syngenta, Huaxing Chemical Industry Co, Basf, Dow Agroscience y Corteva Agriscience, entre otras.
Ambientalista de nuevo al ataque
La extensión del uso del glifosato no es popular entre grupos ambientalistas. PAN Europe, Ecologistas en acción y Greenpeace se oponen radicalmente. El argumento de mayor peso a favor de la extensión, el informe de la EFSA, Ecologistas en acción lo califican de contradictorio.
“El dictamen de la EFSA concluye que no hay ningún motivo crítico de preocupación en relación con el riesgo que plantea el glifosato para las personas y los animales o para el medio ambiente, al mismo tiempo que añade, entre otros asuntos preocupantes, que no pudo finalizarse la evaluación del riesgo alimentario para los consumidores o que se identificó un alto riesgo a largo plazo para los mamíferos en 12 de los 23 usos propuestos del glifosato. Sorprende negativamente que la EFSA dictamine que no hay preocupación crítica, al mismo tiempo que expresa claramente que sí hay motivo de intranquilidad».
Nadando en glifosato, Ecologistas en acción
Los grupos ambientalistas no están solos. La agencia Efe, PAN Europa y CEO presentaron los resultados de la encuesta de 2023 de Ipsos que «muestra que los ciudadanos de la UE no apoyan la renovación del glifosato». El estudio de la multinacional de investigación de mercados francesa -realizado en España, Dinamarca, Francia, Alemania, Polonia y Rumanía- muestra que una media del 62% de los ciudadanos es contrario a la prórroga. El 14% estaría a favor. El argumento de su eficacia para mantener la productividad agrícola es rebatido por PAN Europe, que ha publicado informes que muestran que existen alternativas viables del glifosato en la agricultura.
Los activistas aspiran a que la UE aplique al glifosato restricciones o prohibiciones de uso como en Austria, Francia, Alemania y Vietnam. Se basan en los estudios que demuestran que el herbicida genera problemas respiratorios y dermatológicos, además de abortos espontáneos. Sobre la evidencia del cáncer, sostienen que el herbicida representa un alto riesgo para la salud a pesar de la controversia científica internacional.
Los próximos 12 y 13 de octubre el comité permanente en el que participan representantes de los Estados miembros de la UE tomará la decisión definitiva sobre la extensión de la comercialización del glifosato. El debate sobre su uso no será académico o técnico, sino ético, político y comercial.