En el 2005, el huracán Katrina tuvo un efecto devastador en la ciudad de Nueva Orleans al sureste de los Estados Unidos. El 80% de la superficie de la ciudad quedó inundada. El 80% de la población abandonó las casas en un área metropolitana, donde vivían 1,3 millones de personas. El impacto económico en daños materiales fue de 146.000 millones de dólares.
Con el avance del cambio climático y el calentamiento global, las expectativas de las ciudades como Nueva Orleans no son precisamente que la virulencia de los huracanes y sus efectos disminuyan. Por lo tanto, ante la inminente temporada de tifones que arrancaría oficialmente el 1 de junio en la ciudad está surgiendo una importante cantidad de soluciones basadas en la naturaleza para reducir las inundaciones.
Resiliencia y sostenibilidad
Mary Kincaid, directora de resiliencia y sostenibilidad de la ciudad, señala que “tienen un escenario para todo”. En primer lugar instalaron tanques subterráneos de retención y pavimento poroso para disminuir el nivel del agua y la presión sobre las grandes bombas que datan de hace más de un siglo.
Nueva Orleans es una ciudad desarrollada sobre un humedal. Los vecindarios apenas si sobrepasan los tres metros sobre el nivel del mar, por lo que el comité de resiliencia y sostenibilidad busca capturar el agua de las lluvias antes de que lleguen a las zonas más bajas.
Una de las técnicas ha sido cambiar el concreto por pavimento permeable, pero hay otras técnicas mucho más verdes como plantar árboles y cavar lagunas en medio de los caminos anchos.
Soluciones basadas en la naturaleza
La gran pieza central de las soluciones basadas en la naturaleza de la ciudad de Nueva Orleans es la construcción de un gran jardín acuático, donde estaba ubicado el convento de San José.
La estructura fue destruida por las inundaciones que provocó el huracán Katrina y un incendio posterior. Las monjas del convento arrendaron el terreno a la ciudad por un dólar al año, siempre y cuando se utilice para la gestión del agua y la educación ambiental.
Nueva Orleans no es la única ciudad de los Estados Unidos que enfrentaría los embates de eventuales inundaciones provocadas por los huracanes. En Pittsburgh, donde las aguas pluviales caen a las líneas de las alcantarillas, inundan las calles y se vierten en los ríos –con la consiguiente contaminación- se instalaron tanques de agua subterráneos y se plantaron pastos y otras plantas nativas en la cima de una colina para absorber el agua.
Más verde…
Portland compró 60 casas durante 15 años para convertir un vecindario que se inundaba regularmente en el Área Natural de Foster Floodplain. Las soluciones de la ciudad incluyeron la restauración de un arroyo que ahora sirve para la migración de la trucha salmonera y la trucha arcoiris.
Desde la construcción del área natural la carretera que se inundaba anualmente se ha inundado solo una vez. También más de 600 estructuras entres casas y comercios han vivido menos inundaciones.
En 2017, Miami sufrió las consecuencias del huracán Irma, por lo que decidió abandonar la plantación de palmeras y dedicarse a sembrar robles y otros árboles que absorben más agua y ofrecen más sombra. Hasta los momentos ha plantado 4.700 robles.
Estas ciudades de los Estados Unidos han puesto toda su confianza en la soluciones basada en la naturaleza, ya que si fallan no lo hacen de manera catastrófica.
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