Por Miguel Ángel Artola
17/04/2016
Los comicios autonómicos vascos se celebrarán en octubre, tras el periplo estival, o coincidirán con la repetición de las generales el 26 de junio si finalmente tenemos que volver a las urnas por la incapacidad de las fuerzas políticas de llegar a pactos para conformar el nuevo Gobierno de España. Son las dos posibilidades que tiene encima de la mesa el lehendakari, Iñigo Urkullu, que de momento no ha tomado la decisión definitiva.
Urkullu, que ya ha sido nombrado por la dirección de la formación jeltzale para presentarse a la reelección –ahora tendrán que ratificarlo las bases– asegura que tomará la decisión en base a los intereses generales de la ciudadanía vasca y no por conveniencia. La posibilidad de hacer coincidir unos comicios generales con los autonómicos en Euskadi era una opción impensable dentro del manual electoral de las formaciones nacionalistas. Tradicionalmente las generales dejan en mejor lugar a los partidos estatales frente a las fuerzas nacionalistas, aunque en las últimas citas el derrumbe generalizado de PP y PSE-EE, ha sido tal que no ha significado ninguna ventaja para ellas.
El escenario de un gobierno en Madrid de PSE-EE y Podemos con el apoyo del grupo del PNV en el Congreso de los Diputados era el preferido por la formación que lidera Andoni Ortuzar. Sus nuevos socios en la capital del reino no podrían así poner reparos a la continuidad de Urkullu en Ajuria Enea, si tal y como se espera el PNV sigue siendo el partido preferido por los vascos y vascas. Pero la inestabilidad política en el Estado preocupa, y con razón, en Sabin Etxea.
Pactos sin estridencias
Tras los últimos comicios municipales y forales la formación jeltzale vive un momento dulce. Controla las tres poderosas diputaciones forales y los ayuntamientos de las tres capitales. Y tiene también metida la cabeza en el Gobierno de Navarra como integrante de la coalición Geroa Bai. Los pactos con los socialistas vascos en las diputaciones y ayuntamientos están funcionando bien y sin estridencias. Todo hace pensar que si dan los números el acuerdo con el PSE-EE se traslade también al Parlamento Vasco. Pero para eso los socialistas tienen que aguantar, y no parece que sea posible a tenor de la intención de voto que refleja el último Euskobarómetro.
La presencia de Podemos es sin lugar a dudas la gran incógnita de las elecciones vascas. A diferencia de lo que ocurre en otras autonomías, Ciudadanos tendrá un papel residual en Álava que le podría permitir entrar en el Parlamento con un escaño, pero hasta ahí sus posibilidades. La formación morada, en cambio, mostró su fortaleza en las elecciones generales logrando rivalizar de tú a tú con el PNV al que ganó en votos, aunque no en escaños. Y además lo hizo sin dirección tras la dimisión de Roberto Uriarte por discrepancias con Madrid en la confección de las planchas electorales.
Ahora sí que cuentan con una nueva dirección encabezada por Nagua Alba en la secretaria general y Eduardo Maura como número dos. Logró el apoyo de poco más del 36% de los miembros de Podemos en unas primarias con fuerte división interna. Esa debilidad estructural de Podemos en Euskadi para conformar una dirección estable puede ser también uno de los problemas a medio plazo para poder llegar a acuerdos de gobernabilidad con los pupilos vascos de Pablo Iglesias.
El posible tirón de Biurrun
Pero Podemos tiene un aura de victoria, también en Euskadi, que preocupa al resto de adversarios políticos. Esta misma semana, la jueza Garbiñe Biurrun, reconocía haber recibido el ofrecimiento por parte de dirigentes de Podemos en Euskadi para que sea la candidata a lehendakari de la formación. La magistrada, actualmente presidenta de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, cuenta con un gran prestigio social además de ser una cara conocida del público por su presencia en tertulias televisivas.
Si decide aceptar el reto deberá someterse a un proceso de primarias que aparentemente sería una mera formalidad. Biurrun, antigua militante de Euskadiko Ezkerra, ha mostrado su apoyo al acercamiento de presos de ETA a Euskadi y al derecho a decidir. Forma parte de la plataforma Gure Esku Dago, que pretende fomentar en Euskal Herría un movimiento popular por la autodeterminación similar al Catalán. Sólo la noticia de que puede ser la cabeza de lista de Podemos en las elecciones vascas preocupa y ocupa ya al resto de contrincantes políticos conscientes de que es una gran baza electoral.
Actualmente el Parlamento Vasco está compuesto por 27 representantes del PNV, 21 de EH Bildu, 16 del Partido Socialista, 10 populares y el representante de UPyD. La irrupción de Podemos, y además con tanta fuerza, supondría toda una revolución en la Cámara vasca.
Según la estimación electoral del Euskobarómetro de enero el PNV lograría entre 22 y 23 escaños seguido de Podemos con una horquilla entre 19 y 21. La tercera fuerza sería EH-Bildu con 13 seguida de los socialistas con 9, los populares con 8-9 y Ciudadanos con entre 1 y 3 parlamentarios.
La opción de un Gobierno de PNV y PSE-EE parece no llegar para conformar un ejecutivo estable y podríamos estar ante otro escenario de bloqueo si no consiguieran algún apoyo explícito o abstención por parte del resto de formaciones políticas presentes en la Cámara de Vitoria.
El efecto Otegi
El 1 de marzo Arnaldo Otegi salía de prisión tras cumplir su condena. Su actividad en los días posteriores centró buena parte de la actividad política en Euskadi. Una vez más Sortu y el resto de partidos que conforman EH-Bildu lograban recuperar el liderazgo gracias al “efecto Otegi”. Tras unas semanas de descanso con su familia, el líder de la izquierda abertzale volvía a reaparecer esta semana afirmando que “sería un honor ser el candidato a lehendakari más peligroso para el Estado”.
Las bases de Bildu son las que tienen la última palabra sobre su designación en un proceso que terminará en las próximas semanas con su ratificación definitiva como cabeza de lista de la coalición. De momento sigue inhabilitado y Otegi se muestra convencido de que los poderes del Estado “pondrán toda la carne en el asador” para evitar que pueda estar finalmente en las planchas. En otras circunstancias, sin Podemos, Otegi era sin lugar a dudas en adversario a batir en la contienda electoral. Ahora, quien lo iba a decir hace un par de años o menos, el resto de partidos tienen otros temas más acuciantes de que preocuparse.
Los socialistas vascos ya han designado a su candidata a lehendakari, la bilbaína, Idoia Mendía, mano derecha de Patxi López durante su etapa de lehendakari. En su mano está evitar que los socialistas, junto con EH-Bildu, sean los más castigados por la aparición de Podemos.
El PP no ha decidido aún quién será su candidato a lehendakari, aunque es el actual ministro de Sanidad en funciones Alfonso Alonso, el que más posibilidades tiene para hacerse con esa responsabilidad. Paradojas de la política, los populares podrían tener la llave de la gobernabilidad en la próxima Cámara de Vitoria.
Ante semejante panorama es comprensible que el lehendakari Urkullu siga “deshojando la margarita” sobre la fecha de los próximos comicios vascos. Muchas incógnitas y pocas certezas. Los especialistas en demoscopia no dejan de hacernos llegar sus reflexiones pero con un panorama tan volátil es más económico y rápido encargar los sondeos a la pitonisa.