Para una recuperación más verde, y un planeta más sano después de la pandemia, hay que tomar medidas. Expertos en tecnología estiman que dentro de los próximos 6 a 9 meses, el periodo inmediatamente posterior a la COVID-19, se debe hacer hincapié en dos factores: las políticas climáticas y la tecnología inocua para el clima que se han aprobado y que están listas para su empleo.
Así lo reseñó la Oficina Técnica de la Xunta de Galicia para Pacto de las Alcaldías acerca de las principales conclusiones de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCC, por sus siglas en inglés).
Este evento telemático trató sobre las posibilidades de la tecnología climática en la recuperación verde después de la COVID-19. El encuentro fue organizado por el Mecanismo Tecnológico del Acuerdo de París.
Recuperación y apertura
El objetivo es ayudar a los países a lograr una recuperación más verde una vez que termine la pandemia. También se realizó en vista de la apertura de las fronteras en algunos lugares.
“Los representantes del Mecanismo Tecnológico, junto con expertos en tecnología del sector privado, el gobierno, los empresarios y una organización internacional destacaron que la tecnología limpia tiene el potencial de generar más empleos que las inversiones en los sectores más antiguos. Esto resulta invalorable para construir la recuperación que el mundo necesita”, indicó la nota de prensa de la institución.
Hacia el Acuerdo de París
Mareer Husny, presidente del Consejo Ejecutivo de Tecnología (TEC, por sus siglas en inglés), órgano de política del Mecanismo, señaló que están en camino de proveer políticas ambientalmente cónsonas para ayudar a los países a emplear el Acuerdo de París.
De acuerdo con Mary Stewart, directora general de Energetics, la tecnología para reducir las emisiones necesarias a fin de limitar la alerta a 1,5 grados está disponible en lo que al ámbito comercial se refiere. A su juicio, “lo más sencillo es permitir la aplicación de esa tecnología”.
Se requiere el apoyo de cada país
Entre las conclusiones del encuentro, destaca que la tecnología climática funciona mejor cuando se sustenta en una política clara y fuerte. También cuando forma parte de las políticas nacionales, como las contribuciones determinadas a escala nacional (NDC, por sus siglas en inglés).
Las contribuciones determinadas a escala nacional son el núcleo del Acuerdo de París —prosigue la nota de prensa—. Encarnan el esfuerzo de cada país para disminuir las emisiones nacionales y adaptarse al impacto del cambio climático.
Este año es fundamental con respecto a lo que aspiran en relación con el cambio climático. Así pues, 2020 es cuando deben presentar sus contribuciones determinadas a escala nacional, bien sea nuevas, bien sea actualizadas.
“Dichas contribuciones se presentan una vez cada cinco años. Por lo tanto, representan una oportunidad clave para captar las iniciativas de recuperación verde que van más a largo plazo, una vez que llegue la etapa de recuperación de la COVID-19”, agrega la nota.
En busca de beneficios
La tecnología climática que genere más empleo por inversión será esencial. Mencionan, pues, los programas de eficiencia energética que impulsa el empleo del lugar y los equipos del mismo sitio como una buena fuente de empleo.
A su vez, dicen que en las zonas donde las casas están conectadas a la electricidad, los programas que abordan el uso de la energía son importantes.
“Por otro lado, en las áreas sin electrificación se beneficiarían de la implementación de energía renovable, ya sea a pequeña o gran escala, en función de las circunstancias. Los países en desarrollo disponen de una serie de ayudas para aprovechar esta oportunidad”, acotó el texto.
Más y mejor empleo
La creación de empleo es un aspecto determinante en la planificación del crecimiento económico bajo en carbono. “La adopción generalizada de las energías renovables genera oportunidades de trabajo en toda la cadena de suministro.
A escala mundial, el sector de las energías renovables empleaba a 11 millones de personas a finales de 2018. Esto, según la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA)”, explicó el reportaje Transformar el sistema energético: un beneficio pos-COVID-19 para las personas y el planeta. El texto lo publicó el Programa de la ONU para el Medio Ambiente (Pnuma).
Para ello, también se necesitan paquetes de estímulo fiscal, inversión e instrumentos jurídicos.
Basándose en el estudio de Irena, Energías renovables y empleos-balance anual, la adopción de las renovables podría impulsar un aumento de 98 billones de dólares en las ganancias acumuladas del PIB mundial de aquí a 2050.
Así, se espera que casi se cuadripliquen los empleos en el sector, hasta los 42 millones. Se espera, a su vez, que se incrementen a 21 millones las fuentes de empleo en el campo de la eficiencia energética. De este modo, se podría tener una recuperación verde después de la COVID-19.
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