Dos universidades alemanas, la de Kassel y Philipps de Marburg, están dispuestas a adentrar sus competencias en el modelo extractivista en América Latina. Sistema perpetuado por décadas que atasca el desarrollo de esos países, generando alta dependencia y desigualdad. Además, de afectación al medioambiente, muchas veces irreparable.
Varios países de la región tienen como denominador común, abundantes riquezas y mano de obra barata. A la vez, ausencia de tecnología que les impide zafarse de esa espiral productiva. Entonces los insumos comercializados a otros mercados, son devueltos en el tiempo al país de origen, con valor agregado y un alto precio.
Intelectuales, historiadores, economistas latinoamericanos han sugerido fórmulas para optimizar esa actividad que es sustento de los países. Pero ha sido difícil. Ahora, estas universidades acaban de lanzar el proyecto de investigación «Extractivismo de Recursos Naturales en América Latina y el Magreb” (noroeste de África).
El Extractivism.de es financiado por el Ministerio de Educación e Investigación de Alemania (BMBF) y tendrá una duración de tres años, comenzando en septiembre. El foco es estudiar el modelo en colaboración con sus países. Y su objetivo es estudiar estas regiones, ejemplo de modelos de desarrollo basados en la explotación y exportación de materias primas, como bases de sus economías.
Datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), confirman esa realidad. Los productos primarios representaron un 82,6% de las exportaciones en Argentina en 2019, 66,6% en Brasil, 85,9% en Chile, 77,9% en Colombia y 88,6% en Perú.
A pesar de los generosos recursos de la minería, la agricultura, el sector forestal o la pesca, y los importantes ingresos por sus exportaciones, persisten inequidades sociales.
Enquistado el modelo extractivista en América Latina
¿Qué es el modelo extractivista de América Latina? Es aquel en que la producción económica se basa en gran medida en la extracción y exportación de materias primas no renovables.
Hans-Jürgen Burchardt es politólogo de la Universidad de Kassel y promotor de la iniciativa. Señala que «la alta dependencia de la explotación y comercialización de recursos primarios y la desigualdad son dos tendencias históricas en América Latina”.
«Sospechamos”, comentó el también director del Centro de Estudios Latinoamericanos (Calas) “que hay un vínculo muy estrecho entre ambos. Porque desde el momento en que se vive de los recursos naturales, no se necesita realmente valorar la mano de obra. Como sí ocurre en sociedades desarrolladas”.
Entretanto, la bióloga chilena Cristina Dorador, precisó a DW que «el extractivismo va de la mano de la desigualdad. No sólo es un tema económico de distribución de riquezas, sino que al haber poca regulación ambiental, los territorios se van degradando. Causando graves problemas a la salud y la calidad de vida de las personas”.
Algunos hablan de «la maldición de los recursos naturales”. La dependencia extrema de estos recursos puede desembocar en profundas crisis. El modelo extractivista no involucra solo un sistema económico, sino que tiene repercusiones en la política y la sociedad.
«El caso extremo de opción por el extractivismo como modelo de desarrollo es el caso venezolano”, sostiene el politólogo Edgardo Lander. En su ensayo «Crisis Civilizatoria”, dice que durante el régimen chavista «se produjo una sistemática profundización de la dependencia del petróleo. Y de la lógica rentista y su correspondiente devastación socio-ambiental”.
En Chile, «la extracción de litio por más de dos décadas en el salar de Atacama ha generado pérdida de vegetación. Suelos más secos y de mayor temperatura”, indica Dorador.
Es muy rica como para ocuparse de los trabajadores
En Extractivism.de manejan algunas ideas de lo que significa el modelo extractivista en América Latina y el Magreb. Advierten que a pesar de las grandes diferencias culturales, sociales o religiosas, la explotación de materias primas conduce al desarrollo de patrones sociales similares.
«En Alemania y la mayor parte de Europa el valor agregado se crea a través de la mano de obra y del saber. Eso significa que se tiene que formar y cuidar esa masa de trabajadores, darle más educación y asegurarle su sistema social”, precisa Burchardt.
Contrariamente, en América Latina «más del 50% de las personas económicamente activas trabaja en el mercado informal. Con muy malas condiciones, trabajo precario, protección social baja o nula. Si el país no necesita esa mano de obra, tampoco tiene la necesidad o voluntad de mejorar sus condiciones. Mientras tenga recursos naturales, no lo necesita”, observa el investigador de la Universidad de Kassel. Y agrega: «un colega nuestro decía que América Latina siempre ha sido demasiado rica como para esforzarse por formar una mano de obra más calificada”.
Entre otras objeciones, el modelo depende de compradores externos y es altamente vulnerable a fluctuaciones de precios y vaivenes del mercado. El creciente interés por el cobre, el litio y el cobalto para la electromovilidad podría implicar la caída en las exportaciones de países petroleros, como Venezuela y Ecuador.
«La política económica en base a la extracción ha impedido que países latinoamericanos puedan desarrollar sus propios conocimientos, ciencia y tecnología. Exportamos las materias primas y a la vez las tenemos que comprar elaboradas. Incluso las soluciones tecnológicas se compran hechas en Europa”, alerta Dorador.
Investigación, promoción de talento y transferencia de conocimientos
¿Es posible un cambio de la matriz productiva? En opinión de Burchardt es posible y recomendable, también ante el cambio climático y consiguientes sequías y falta de agua. «La región podría ganar mucho al promover la formación de mano de obra más calificada, formalizar el trabajo, mejorar el conocimiento y, como se ve en países industrializados exitosos, también aumentar la protección social y de salud”, dice.
El modelo extractivista en América Latina se sostiene también en la otra cara de la moneda, la de los países industrializados, que compran y consumen el 80% de esos recursos. «Esto sólo se puede resolver con un trabajo conjunto. Tenemos que comprometernos tanto en el norte como entre países de América Latina”, apunta el politólogo alemán.
“Este apasionante proyecto apunta a la necesidad existencial de pensar en el desarrollo de una manera sostenible. El recién fundado Centro para el Desarrollo Sostenible y las Transformaciones (título provisional) en la Universidad de Kassel perseguirá perspectivas similares en la enseñanza”, comenta Ute Clement, vicepresidente de la Universidad de Kassel.
Además de la investigación innovadora y la promoción del talento joven, se prevé una amplia transferencia de conocimientos en política y sociedad, y en particular en la cooperación al desarrollo. Se planea una serie de conferencias de Kassel-Marburg para incluir a estudiantes de las dos universidades, así como al público en general.
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