En su trabajo arqueológico y paleontológico, investigadores de la Universidad de Jaén recobran la vida de personas e historias del antiguo Egipto. No obstante, en sus excavaciones más recientes en la región de Asuán se transportaron más allá de una cultura. Se sumergieron en la queja agonizante de una joven con fractura de pelvis. Hasta encontraron la evidencia del tratamiento ginecológico que le aplicaban para aliviarle el dolor.
Alejandro Jiménez Serrano es doctor en Egiptología de la UJA y jefe del Proyecto Qubbet el-Hawa. Su equipo de investigadores está asentados en esa necrópolis desde 2008. Sus estudios se han centrado en las tumbas de los gobernadores de la provincia fronteriza de Egipto con Nubia durante la Dinastía XII. En ese tiempo se le atribuyen numerosos e importantes descubrimientos históricos.
Uno my singular es el de Sattjeni, una mujer de unos treinta años que fue enterrada en Qubbet el-Hawa, hace unos 4.000 años. Su tumba, de madera de cedro importada del Líbano, permaneció intacta hasta 2017, cuando estos investigadores la exhumaron con otros 9 cadáveres.
Todos pertenecían a la clase alta de la antigua ciudad de Elefantina y estaban sin momificar. Los restos de Sattjeni presentaban una peculiaridad, entre sus piernas tenía vendas con las que fue cubierta. Y había un cuenco cerámico quemado. Los expertos nunca habían visto algo así.
El análisis de la osamenta lo realizaron antropólogos de la Universidad de Granada, que colabora con el Proyecto de la Universidad de Jaén. Confirmaron que la mujer había sufrido una lesión traumática en su pelvis, quizá producida por una caída, que le produjo severas molestias. Incluso esterilidad y dolor iatrogénico (condición desfavorable inducida en un paciente por efectos indeseables o lesivos del tratamiento).
Proyecto de la Universidad de Jaén en Egipto
Señala el estudio de la Universidad de Jaén que es muy probable que para aliviarle los dolores la mujer fuese tratada con fumigaciones. Los papiros médicos contemporáneos las describen como la manera de solucionar problemas ginecológicos.
“Lo más interesante del descubrimiento no es sólo la documentación de un tratamiento ginecológico paliativo. Algo que de por sí es único en la arqueología egipcia, sino que este tipo de tratamientos con fumigaciones se describieron en papiros médicos contemporáneos y, hasta ahora, no había pruebas de que se llevaran a cabo”, dijo Alejandro Jiménez.
“Nos llamó la atención. Era el primer caso que veíamos. Y llevábamos una década excavando allí… Nos imaginamos que era el resultado de algún ritual del cual no estábamos seguros a qué podría corresponder”, señaló a ABC el jefe del Proyecto Qubbet El-Hawa.
En ese momento empezaron a sospechar que aquel recipiente tenía que ver más con la medicina que con alguna ofrenda religiosa. Creían que estaba relacionado con alguna suerte de tratamiento paliativo realizado por fumigación. Es decir, que se usaba para quemar diferentes sustancias con el fin de que el humo aliviase el mal de Sattjeni. Eso fue lo que buscaron en las fuentes escritas. Y lo que consiguieron.
En dos tiempos
Jiménez Serrano reveló otros detalles de la investigación publicada en una de las revistas más prestigiosas de la egiptología, Zeitschrift für ägyptische Sprache und Altertumskunde.
“Podemos estar casi seguros de que este tipo de tratamientos los recibía la clase alta de Egipto. Aunque claro, lo mismo mañana descubrimos otro enterramiento de clase más popular y… Es difícil poder confirmar si este tipo de tratamientos, que no son caros, o que por lo menos no incluyen sustancias muy raras, eran accesibles el resto de la población. Lo que sabemos es que el conocimiento de los tratamientos estaba en manos de lo que podríamos denominar médicos. Y esto seguro que no trabajaban con las clases bajas”, argumentó Jiménez Serrano.
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