Criticar en China es una falta y lleva su castigo, propio de los regímenes dictatoriales y el abogado y profesor Xu Zhangrun lo sabe. Xu acaba de ser liberado por haber cuestionado al Gobierno debido al manejo que ha hecho de la COVID-19 en el país. Así que la universidad en la que trabajó hasta hace poco lo despidió por “corrupción moral”.
El profesor Xu, también crítico del presidente de China, Xi Jinping, daba clases de Derecho en la Universidad Tsinghua, de Pekín. Lo botaron después de haber estado detenido siete días, informó la radiotelevisión hongkonesa RTHK este 14 de julio, de acuerdo con La Vanguardia.
Xu había salido en libertad el 12 de julio después de haber estado preso, pues «había pedido servicios de prostitución». No obstante, sus conocidos dijeron que era falso y que el propósito de la acusación era perjudicarlo moralmente.
Entonces, la Universidad Tsinghua alegó “corrupción moral” para sacarlo de su plantilla. El profesor , no obstante, se abstendrá de llevar el caso ante la justicia china.
Y es que se trata de un país donde la violación de los derechos humanos está a la carta. Kenneth Roth, director ejecutivo de Human Rights Watch (HRW), aseguró en enero de este año que el Gobierno chino creó un estado de vigilancia omnipresente en la nación. El objetivo es enquistar un control social absoluto.
Durante la presentación del Informe mundial 2020 sobre las prácticas de los derechos humanos de casi 100 países, señaló al presidente de China de supervisar “la represión más feroz que se haya visto en décadas”. “Hace mucho que Pekín reprime a los críticos en el país”, afirmó.
Así pues, Xu Zhangrun no la tendría fácil. La detención, primero, y el despido, después, sucede bajo el dominio de un gobierno que también ha sido acusado de ocultar información sobre la pandemia de la COVID-19.
Xu, de 57 años de edad, declaró a la emisora que aceptará las consecuencias del despido y que no tiene planes con respecto al futuro.
El 6 de junio, amigos y compañeros de trabajo confirmaron en grupos de mensajería instantánea que había sido puesto bajo arresto domiciliario en las afueras de Pekín, donde vive.
El 7 de julio Estados Unidos dijo que estaba profundamente preocupado por la detención del profesor.
En febrero, Xu había escrito un artículo en el que criticó el manejo que hizo el Gobierno con respecto al nuevo coronavirus. Culpó a la censura de haber contribuido a la propagación de la enfermedad que ha afectado el mundo durante este año.
En marzo de 2019 los directores de la universidad lo habían suspendido y lo sometieron a investigación por haber escrito artículos en los que cuestionaba las políticas gubernamentales.
El profesor había censurado el culto a la personalidad en torno a Xi. También, el que en 2018 el Poder Legislativo hubiera eliminado en la Constitución el límite de dos mandatos presidenciales.
La COVID-19 apareció por primera vez en la ciudad de Wuhan, China, a finales del año pasado. El Gobierno ha sido acusado de ocultar información.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la enfermedad lleva ya 12.964.809 casos confirmados y 570.288 muertes. China llegó a ser uno de los primeros países que encabezaron la lista mundial de más casos. En este momento presenta 85.623 casos confirmados y 4.649 fallecimientos.
El profesor Xu, un caso, y la viróloga Li Meng-Yan, otro
Recientemente, la especialista china en virología e inmunología, Li Meng-Yan, huyó de su país con dirección a Estados Unidos. Así, su caso se suma al del profesor Xu Zhangrun.
Siendo una de las primeras personas en haber estudiado el coronavirus cuando trabajó en la Universidad de Salud Pública de Hong Kong, determinó que el gobierno había mentido sobre el origen de la enfermedad.
Así que se fue y ahora está escondida en un lugar desconocido del país norteamericano. Tiene como propósito contar lo que sabe y acusa a los altos dirigentes del Gobierno de haber controlado la información sobre la COVID-19.
La científica indicó que el gobierno sabía de la existencia de la enfermedad desde mucho antes de que lo reconociera públicamente. Dijo que sus supervisores, aunque son reconocidos como expertos en el área, ignoraron sus avisos.
Huyó, pues temía que la hicieran desaparecer y mataran en China, de haber revelado la información allá.
Más violaciones en China
Amnistía Internacional (AI) se sumó a las denuncias en contra de las irregularidades que se cometen en China. En 2019 publicó una serie de violaciones continuas que van desde la mala aplicación de justicia hasta el irrespeto de los derechos de la comunidad LGBTI.
En el caso específico de los derechos humanos, del sistema de justicia y de la aplicación de la “ley”, aseguró:
“La situación de los derechos humanos siguió caracterizándose por la represión sistemática de la disidencia.
El sistema de justicia seguía plagado de juicios injustos, casos de tortura y otros malos tratos bajo custodia.
China continuó tratando como secreto de Estado toda información referente al uso generalizado de la pena de muerte en el país”.
Informó, entre otras violaciones, de que Xi hubiese incidido en que el sistema judicial estuviera bajo el mando absoluto del Partido Comunista chino.
A su vez, se legalizó la detención arbitraria y secreta. Se autorizó por ley el sistema extrajudicial de detención denominado “liuzhi”.
“Estos procedimientos permitían la detención en régimen de incomunicación durante periodos prolongados, y entrañaban mayor peligro de tortura, otros malos tratos y de ‘confesiones’ forzadas.
El Grupo de Trabajo de la ONU sobre Desapariciones Forzadas o Involuntarias pidió información sobre 20 nuevos casos de desaparición forzada que ocurrieron en China solo entre los meses de febrero y mayo (de 2019)”, aseguró.
Cuando el profesor Xu Zhangrun cuestionó la prohibición del gobierno de presentar información objetiva durante el brote de la COVID-19, también lo relacionó con la falta de libertad de expresión en China.
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