Entre el agua y el sistema climático hay una estrecha relación. No hace falta desentrañar grandes ecuaciones y enhebrar complejos algoritmos. Ahí están las sequías y los fenómenos climatológicos con sus nevadas a destiempo, inundaciones y deslaves que arrastran nuestras casas y sentimientos. El agua es el canal mediante el cual se manifiesta el cambio climático y dónde son peores las consecuencias. El agua va a escasear. Un mundo con menos agua será un mundo con menos vida. Sin agua potable vivimos menos..
Mientras las sequías anuncian un futuro con menos agua y las lluvias torrenciales deterioran la calidad del agua, el incremento del nivel del mar inutiliza el agua de los acuíferos costeros para el consumo y el riego. Además, las aguas encharcadas favorecen la reproducción de los vectores que transmiten enfermedades.
Además, los golpes climáticos significan reparaciones o mejoras de infraestructuras, su destrucción e interrupciones de servicio y operaciones de emergencia que implican grandes costes a las comunidades afectadas.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia alerta que se precisa de una mayor inversión en los servicios de agua, higiene y saneamiento. No solo para afrontar los impactos de la crisis climática y reforzar los esfuerzos por el desarrollo sostenible, sino sobre todo para garantizar la vida en el planeta. El principal reto.
Mejores estructuras
UNICEF en un informe reciente insiste en que la inversión en servicios de agua, higiene y saneamiento resilientes y adaptados a los nuevos escenarios climáticos, a mediano y largo plazo, tienen sentido desde el punto de vista financiero. Al aumentar su eficiencia y tiempo de servicio se reduce el coste per cápita invertido.
Un mundo más limpio y sostenible aguarda, pero hay que actuar con más rapidez y ambición. De lo contrario miles de millones de personas se quedarán en la estacada y aumentarán los conflictos junto con las vulnerabilidades. Se puede avanzar hacia la sostenibilidad y repensar el acceso a los servicios básicos. Mejorar la eficiencia de la energía en las operaciones de suministro de agua y cambiar a un saneamiento más limpio en los tratamientos de aguas residuales y excretas son, además, oportunidades de inversión y ganancia.
“Se necesitaría invertir 2.200 millones de dólares entre el 2020 y el 2030 para alcanzar el sexto objetivo de desarrollo sostenible. Los beneficios de esa inversión sobrepasarían los costes relacionados con el mantenimiento de la nueva infraestructura”, declara UNICEF.
Menos emisiones de gases efecto invernadero
También destaca que hay enormes oportunidades en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, y es que existen infraestructuras capaces de funcionar con la propia energía que ellas fabrican a través de los procesos de depuración, como las biofactorías, que pueden funcionar como sumideros de carbono.
“Estimaciones recientes sugieren que las nuevas tecnologías en saneamiento podrían reducir hasta el 44% de las emisiones de metano en las regiones sin saneamiento seguro del agua”, informa UNICEF.
Explica que en Jordania, una planta de depuración de aguas residuales ayuda a generar el 80% de la energía que se consume en la instalación. Ahorra 300.000 toneladas de dióxido de carbono al año.
Actualmente, la inversión en el sector del agua y el saneamiento representa el 0,3% de la financiación climática mundial total. UNICEF considera que la cifra no se alinea con la importancia del sector en la lucha por el desarrollo sostenible y para frenar con el cambio climático.
300.000 niños mueren al año por falta de agua limpia
Un reporte de la OMS señalaba en 2020 que de casi 1,2 millones de muertes infantiles, unas 300.000 correspondieron a menores de 5 años que fallecieron por diarrea. 10.000 en América Latina.
La diarrea –producto de no tener acceso a agua potable y saneamiento, el hacinamiento y la falta de higiene– es la tercera causa de mortalidad infantil en el mundo. Las primeras dos son las complicaciones en el parto y la neumonía.
Por una infección en el tracto digestivo ocasionada por un virus, bacteria o parásito, los niños pierden agua, electrolitos y se altera su flora intestinal. Si la diarrea no se trata de manera adecuada pueden presentarse cuadros de deshidratación severa y muerte.
En los países de pocos recursos, los niños presentan hasta más de tres episodios de diarrea al año. Con cada uno empeora su salud. Con un cuadro grave de diarrea, pueden perder el conocimiento y hasta fallecer
En México, los problemas de acceso a agua potable se relacionan con más de 1 millón de casos de enfermedades gastrointestinales agudas. También con el deceso de 596 niños menores de 5 años solo en 2019.
Una manera efectiva de evitar la diarrea es el correcto lavado de manos con agua y jabón, que incide en la necesidad de mejorar el acceso al agua. Si bien desde el año 2010 la Asamblea General de Naciones Unidas reconoce el acceso al agua potable como un derecho humano, el 26% de los habitantes de América Latina no tienen acceso .
Para garantizar este derecho la ONU pide el trabajo coordinado y las alianzas entre los gobiernos y el sector privado para lograr la meta del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 6, agua limpia y saneamiento para todos en 2030.