Si en algún momento de la historia resulta evidente la importancia del acceso universal a la información es el actual. La pandemia ha puesto de manifiesto la necesidad de que la información fluya libremente. Solo así puede servir como base para la toma de decisiones, tanto por parte de los gobiernos como de las organizaciones, empresas y ciudadanos.
El acceso a la información es fundamental en momentos en que se toman decisiones críticas que afectarán vidas, medios de vida y derechos. Durante una crisis de salud como la que vivimos, el acceso oportuno a la información es de vida o muerte.
Precisamente una de las razones que se aduce para la rápida propagación del coronavirus y el surgimiento de la pandemia se relaciona con la falta de información. En primer lugar, el brote comenzó en China, un estado en el que el espacio para la sociedad civil está cerrado tanto en la ley como en la práctica. A los ciudadanos se les prohíbe el ejercicio de sus libertades de asociación, expresión y reunión pacífica.
La opacidad informativa quedó de manifiesto en el hecho de que uno de los médicos denunciantes que advirtió por primera vez al público sobre la propagación de un virus similar al SARS en Wuhan, fue ser arrestado por ‘difundir rumores’. Este hecho, y la posterior muerte del propio denunciante, provocó renovadas demandas de libertad de expresión. Estos movimientos pronto fueron tendencia en las redes sociales y rápidamente suprimidos.
Un recordatorio constante
Cada 28 de septiembre se celebra el Día Internacional del Derecho de Acceso Universal a la Información. El propósito de esta fecha es procurar el acceso a la información, principalmente la digital, como vehículo para garantizar otros derechos y poner en evidencia algunas violaciones que ocurren en el mundo.
Este día oficial fue declarado por la Unesco en su Asamblea General en diciembre de 2015 y conmemorado por primera vez en 2016. En medio de la pandemia mundial de COVID-19, el Acceso a la información en tiempos de crisis será el tema de la edición de 2020.
La Unesco quiere poner de relieve este año el papel fundamental del acceso a la información para salvar vidas y mitigar los efectos de crisis como la actual pandemia. También para configurar políticas sostenibles.
Con el lema «Acceso a la información – ¡Salvando vidas, construyendo confianza, trayendo esperanza!», el evento contribuirá al intercambio de buenas prácticas y directrices sobre el derecho al acceso a la información. .
El organismo ha recordado que el acceso a información precisa y oportuna puede ser una cuestión de vida o muerte. El acceso a la información también permite a los ciudadanos seguir las respuestas a la crisis. Por ejemplo, las normas de reclusión o las reglamentaciones de viaje y escolaridad. También las pruebas de detección de virus, los suministros de equipo médico y los paquetes de ayuda o estímulo económico.
Acceso a la información como necesidad
Durante una pandemia, la diferencia entre la vida y la muerte puede estar en si los ciudadanos disfrutan de un flujo regular de información vital y precisa o si esta es retenida o distorsionada por entes estatales interesados. Por esta razón, hay innumerables esfuerzos de la sociedad civil en todo el mundo para facilitar el acceso del público a la información. Incluso, al mismo nivel del acceso a bienes y servicios vitales como alimentos, agua, suministros sanitarios y atención médica.
La Unesco ha señalado que si bien las respuestas a las solicitudes de información pueden experimentar algunas demoras debido a la crisis, las autoridades tienen la obligación de ofrecer la máxima transparencia.
En lo que respecta a las normas internacionales, toda restricción del acceso a la información oficial, incluida la suspensión de determinadas cláusulas jurídicas, debe estar permitida por la ley, tener un objetivo legítimo y ser necesaria y proporcionada al objetivo de proteger la salud pública. También debe limitarse a la duración de la crisis. Esto significa que toda limitación o restricción debe ser justificada y explicada.
Sociedad civil exige respuestas y aporta soluciones
Para combatir la desinformación, la sociedad civil ha pedido transparencia gubernamental y periodismo responsable. También ha formado redes de colaboración para producir y difundir contenido verificado relacionado con COVID-19. Igualmente, se ha esforzado por exponer desinformación y capacitar a periodistas en el uso de herramientas para verificar información.
Pero ha ido más allá, al aportar también soluciones. Grupos de la sociedad civil han compilado información de fuentes creíbles. Además, la han traducido a una variedad de idiomas. Luego la publican en formatos relevantes, como audio, video, infografías y lenguaje de señas. Entre estas organizaciones están Local Youth Corner y Crusaders for Environmental Protection en Camerún, el Consorcio de Organizaciones de Derechos Humanos de Etiopía, la Iniciativa Norte-Sur de Malasia y Médicos del Mundo en el Reino Unido.
Luego, estos grupos difunden la información a través de diversos medios, desde folletos impresos y anuncios en la radio comunitaria hasta redes sociales, aplicaciones de mensajería e incluso altavoces montados en vehículos que circulan por las aldeas. De esta manera llegan particularmente a personas a las cuales no llegan los canales oficiales, como los trabajadores migrantes. refugiados y personas afectadas por conflictos.
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