La Coordinadora de Agricultores y Ganaderos de Andalucía exige al Gobierno que luche contra la supresión, sin previo aviso, de las ayudas a las producciones de girasol y colza, dos cultivos prioritarios que paliaban el desabastecimiento general de cereal existente desde que Rusia invadió Ucrania a sangre y fuego
La Comisión Europea suprimió de un plumazo las ayudas que desde hace 20 años destina a las producciones de girasol y colza. De repente a alguien se le apagó el entendimiento y decidieron clasificarlos como cultivos no proteicos. El propio Ministerio de Agricultura se siente emboscado con meditación y alevosía. No se entiende la medida. La producción de España ha sido la alternativa confiable ante el desabastecimiento de cereales por los bloqueos a los puertos del Mar Negro. Más de 20 millones de toneladas están inmovilizadas por la guerra de Ucrania.
Castilla-León, de hecho, pasó de producir 250.000 hectáreas anuales a 452.000, por los cambios permitidos por Bruselas ante el panorama de desabastecimiento internacional. En Andalucía se produce casi el 30% del girasol de España.
En Sevilla, ni se quedan callados ni con los brazos cruzados
La Coordinadora de Agricultores y Ganaderos de Andalucía no está dispuesta a quedarse con los brazos cruzados ante la que elegantemente denominan “incomprensible paradoja”. Ramón García, responsable de Herbáceos de la COAG, argumentó la eliminación de las ayudas europeas aumentará la dependencia de la importación de proteína vegetal.
“Se va a reducir a medio y largo plazo el suministro interior sin que se proponga una alternativa viable. La medida de Europa no solo es inoportuna, sino también un despropósito, máxime cuando la superficie del cultivo de girasol ha mermado en los últimos años por poca rentabilidad. Es de locos quitar las ayudas al girasol cuando más girasol se necesita”, declaró.
García estima que el Ministerio de Agricultura de España tiene la obligación de combatir este varapalo de la Comisión Europea a un cultivo tradicional andaluz que, además de producir aceite, es básico para la alimentación animal por su valor proteico y su importante papel medioambiental.
Si la intención de la Comisión Europea, explicó García, es fomentar los cultivos de alto contenido proteico destinados a la alimentación animal para reducir la dependencia de productos provenientes del exterior, se debe seguir fomentando el cultivo del girasol.
El girasol no solo es para aceite y harina, sino que es una excelente fuente de proteínas para el ganado. La COAG Andalucía advierte que la eliminación de las ayudas ocasionaría que el agricultor pierda alternativas para mejorar la sostenibilidad de la actividad a largo plazo. “El girasol es un cultivo altamente adaptado a los campos andaluces. Se puede considerar prácticamente ecológico. No requiere fertilizantes ni otros tratamientos, pues sus raíces recuperan nitrógeno profundo para el suelo. También lo aprovechan mucho los apicultores y, sobre todo, es un reclamo paisajístico.