Existe una conexión sorprendente entre estos singulares mamíferos y la mortalidad infantil. Si no hay suficientes para mantener bajo control los insectos, aumenta el uso de pesticidas perjudiciales para los bebés
Los murciélagos caen en ese grupo de especies estigmatizados por su apariencia y hábitos nocturnos. En Estados Unidos están dando una lección de ecología. Amenazados por una plaga un estudio reciente demuestra el enorme impacto que tiene entre los humanos la posible desaparición de los murciélagos estadounidenses.
Los murciélagos, envueltos en un halo de misterio y miedo, han sido durante protagonistas de leyendas y mitos. Su apariencia peculiar, sus hábitos nocturnos y los ecos de historias de vampiros han contribuido a forjar una imagen negativa de estos mamíferos voladores. La realidad está muy lejos de estas creencias populares. Los murciélagos desempeñan un papel fundamental en el equilibrio de los ecosistemas y aportan beneficios incalculables a la humanidad
Su papel ecológico es fundamental. Los mamíferos voladores, cubiertos de pelo corto que los protege de la humedad y el frío, desempeñan un papel crucial en la naturaleza. Sus hábitos nocturnos, su semejanza con ratones y su estructura facial atemorizadora han contribuido a su mala reputación. Pero la realidad es distinta: existen alrededor de 1.400 especies de murciélagos en todo el mundo. Pero solo tres especies se alimentan de sangre. De ellas, solo una se nutre de sangre de mamíferos: el vampiro común.
El resto se dedica a controlar plagas de insectos. La mayoría de los murciélagos se alimenta de insectos, como polillas, moscas y mosquitos. En una sola noche, pueden devorar hasta la mitad de su peso corporal en estos pequeños invertebrados.Su labor es esencial para mantener el equilibrio en los ecosistemas.
Murciélagos, pesticidas y bebés:
Un descubrimiento casual llevó a un hallazgo alarmante: la disminución de poblaciones de murciélagos debido a una enfermedad fúngica tuvo consecuencias inesperadas y devastadoras para la salud humana. Un nuevo estudio revela una conexión directa entre la pérdida de estos mamíferos voladores, el aumento del uso de pesticidas y un incremento en la mortalidad infantil en Estados Unidos.
La investigación, publicada en la prestigiosa revista Science, desveló una compleja cadena de eventos desencadenada por la desaparición de los murciélagos. El Dr. Eyal Frank, economista medioambiental de la Universidad de Chicago, se encontró con un experimento natural inesperado mientras exploraba datos del Servicio Geológico de Estados Unidos.
Su curiosidad lo llevó a un artículo sobre murciélagos y el síndrome de la nariz blanca. Así comenzó una historia que revela una conexión sorprendente entre estos misteriosos mamíferos y la mortalidad infantil.
Cuando una enfermedad letal diezmó las poblaciones de murciélagos, los agricultores reaccionaron. Para proteger sus cultivos, aumentaron el uso de pesticidas en un 31%. Este cambio tuvo consecuencias inesperadas: la mortalidad infantil aumentó en un 8% en los condados afectados.
El Dr. Frank, meticuloso en su análisis, examinó datos a nivel de condado. Detectó el síndrome de la nariz blanca en murciélagos, rastreó el uso de pesticidas y evaluó indicadores de salud. Al comer menos insectos, los murciélagos dejaron a los agricultores sin su aliado natural en el control de plagas. Su conclusión fue clara: la disminución de murciélagos llevó a un desequilibrio en el ecosistema.
Los estudios epidemiológicos han vinculado ciertos compuestos químicos con problemas de desarrollo en bebés y niños. Por ejemplo, los insecticidas, que suelen ser neurotóxicos, son motivo de especial preocupación En total, estimó que 1.334 bebés perdieron la vida en los 245 condados afectados por el síndrome de la nariz blanca entre 2006 y 2017.
Círculo letal
Carmen Messerlian, epidemióloga especialista en reproducción de Harvard, aunque no participó en la investigación, la califica como “innovadora”. El estudio probó varias alternativas que podrían justificar el incremento en la mortalidad infantil. Exploraron diversas alternativas -desempleo, sobredosis de drogas y otros factores-, pero no encontraron ninguna otra causa que explicara el fenómeno.
Tracey Woodruff, científica de salud ambiental de la Universidad de California en San Francisco, opina que la conexión con el enorme aumento de muertes es plausible y preocupante.
Messerlian, especializada en los efectos del medioambiente en la fertilidad, el embarazo y la salud infantil, explica que la investigación arroja luz sobre los efectos de los químicos tóxicos en el entorno. Aunque no pueden establecer vínculos causales directos, queda claro que estos compuestos ejercen un impacto en la salud humana.
Dos economistas ambientales que no participaron en el estudio, Jason Shogren y Eli Fenichel, elogiaron la metodología del Dr. Frank. “La enfermedad fúngica afectó a los murciélagos, los agricultores recurrieron a más pesticidas para mantener alimentos abundantes y baratos, y esto tuvo un costo humano. Una lección importante”, declaró Fenichel.
Seis millones menos
Los murciélagos de Norteamérica enfrentan una pandemia devastadora. El síndrome de la nariz blanca, causado por un hongo amante del frío llamado Pseudogymnoascus destructans ha segado la vida de más de seis millones de los mamíferos voladores desde que se detectó por primera vez en una cueva del norte del estado de Nueva York en 2006.
Provoca lesiones en las alas y manchas blancas en la cabeza y la cara de los animales. La enfermedad es especialmente letal durante el invierno, cuando los murciélagos infectados despiertan de la hibernación y agotan sus reservas de grasa. Sin insectos disponibles para alimentarse durante el frío invierno, mueren de hambre. El síndrome de la nariz blanca ha provocado la extinción de más del 90% de algunas poblaciones regionales de murciélagos en Norteamérica. Tres especies de murciélagos de Norteamérica han sido diezmadas.
Los científicos descubrieron por primera vez murciélagos enfermos y moribundos con pelusa blanca en la nariz, las orejas y las alas en el noreste de Norteamérica a mediados de la década de 2000. El hongo, que puede sobrevivir en la ropa, el calzado y el equipo, probablemente llegó al continente desde Europa.
Desde entonces, se han confirmado casos de síndrome de la nariz blanca en 40 estados de Estados Unidos y nueve provincias canadienses. La enfermedad es particularmente devastadora. El hongo, que puede sobrevivir en las cuevas por más de 10 años sin necesidad de un huésped, causa una «muy alta mortalidad».
En ciertas regiones de Europa y China, el síndrome de la nariz blanca parece ser endémico en inofensivo para los murciélagos. La razón detrás de su resistencia sigue siendo un misterio, ya que diferentes especies emplean mecanismos diversos. En Estados Unidos y Canadá, a pesar de los esfuerzos por combatir esta enfermedad, los resultados han sido desalentadores.
Animales fascinantes
Los murciélagos, con sus alas membranosas y su habilidad única para el vuelo, son fascinantes. A menudo vilipendiados, poseen características asombrosas. Desmitifiquemos algunos conceptos erróneos. No son ciegos ni ratas con alas. Su visión es excelente. Su longevidad puede sorprender: algunos viven hasta 35 años. Pero solo tienen una cría al año, por lo que su recuperación como especie es lenta.
Aunque son los únicos mamíferos voladores, a diferencia de las aves, generan empuje con sus alas en lugar de sustentación. Además, su capacidad de ecolocalización les permite detectar objetos en la oscuridad.
Incluso insectos demasiado pequeños a simple vista. Y sí, algunos murciélagos vampiro se alimentan de sangre, pero no la chupan, hacen pequeñas incisiones y lamen la sangre con su lengua. Su saliva contiene una sustancia anticoagulante para hacerlo.
Poseen un sistema inmunológico único que les permite coexistir con varios patógenos mortales, como el virus del Ébola, Marburg, Nipah y coronavirus, sin enfermarse gravemente. Aunque se les acusa de contagiar la rabia la verdad es que su incidencia en las poblaciones de murciélagos es baja. No son plagas, son protectores del planeta.
Aporte menospreciado
La pérdida de murciélagos, como la que se está registrando en Estados Unidos, tendrá un gran impacto en los ecosistemas, ya que desempeñan un papel importante en el control de las plagas de insectos. El 52% de las especies de murciélagos de Norteamérica enfrentan un grave declive en los próximos 15 años debido a la pérdida de hábitat, el cambio climático y las colisiones con turbinas eólicas.
Los murciélagos son mucho más que simples criaturas de la noche. Desempeñan un papel fundamental en el equilibrio de los ecosistemas y aportan beneficios incalculables a la humanidad. Son imprescindibles en el control biológico de plagas, especialmente en la agricultura, ya que se alimentan de una gran cantidad de insectos nocivos para los cultivos como ciertas polillas.
En España, se han llevado a cabo estudios que lo demuestran. Es bueno tener murciélagos cerca de una granja, ya que proporcionan un control gratuito de plagas. El valor de este servicio se ha estimado entre 4.000 y 53.000 millones de dólares al año.
Pueden devorar entre 600 y 1.200 mosquitos por hora, equivalente a su propio peso corporal en una sola noche. Según un estudio realizado en México un millón de murciélagos consume 10 toneladas de insectos nocturnos. Reducen la necesidad de pesticidas y nos protegen de enfermedades transmitidas por vectores como los mosquitos (malaria, dengue o chikungunya, entre otras).
El guano o murcielaguina, excrementos de murciélagos, es un fertilizante muy demandado y de gran valor en el mercado. Además, son dispersores naturales de semillas y al igual que las abejas, polinizadores de flores nocturnas. Unas 500 especies de flores de todo el mundo dependen de los murciélagos.
Contribuyen a la reproducción de muchas plantas como el cacao, plátanos, mangos, aguacates, dátiles y el agave en los trópicos. Según Winifred Frick, científica jefe de Bat Conservation International, el público no ha apreciado lo suficiente su importancia. «Damos por sentado estos servicios porque suelen producirse sin que podamos cuantificarlos», afirma.
Salvarlos es crucial
El síndrome de la nariz blanca, causado por el hongo Pseudogymnoascus destructans, está devastando poblaciones de murciélagos en Norteamérica. Pero los científicos no pierden la esperanza de salvarlos. Desde Washington hasta Texas, investigadores de diversas disciplinas se han unido en la lucha contra el hongo asesino.
Se están probando varias estrategias para cambiar el curso de la situación. Desde extractos de piña hasta ingredientes de medicamentos contra el estreñimiento, pasando por vacunas y radiación ultravioleta. Greg Turner, biólogo de fauna silvestre de la Comisión de Caza del Estado de Pensilvania, explica que buscan herramientas específicas para diferentes situaciones y especies.
Parten del hecho de que los murciélagos europeos evolucionaron para coexistir con el patógeno. Las investigaciones recientes han encontrado pruebas de que algunos murciélagos estadounidenses también están desarrollando resistencia. Por ahora se aplican tratamientos temporales, como el PEG, el quitosano o la luz ultravioleta, pero Turner apunta a que es crucial que los propios murciélagos evolucionen y sobrevivan. Como lo hacen sus contrapartes europeas y asiáticas.
La propagación del hongo es rápida y devastadora. Los investigadores advierten que el tiempo apremia y que es necesario actuar con rapidez para salvar a las poblaciones de murciélagos. Reconocen que encontrar una solución definitiva es un proceso complejo. Frick dice que hay señales de que algunas poblaciones de murciélagos están empezando a recuperarse, pero que podrían pasar décadas hasta que vuelvan a ser tan abundantes como antes.
La conservación de los murciélagos es fundamental para el equilibrio de los ecosistemas. La mejor lección que podemos obtener del estudio de Eyal Frank es que hay que proteger a estos valiosos aliados de la naturaleza.