En muchas partes del mundo, en especial en Estados Unidos y la Unión Europea, las preocupaciones sobre los daños en la salud mental por el uso de Internet se han desbordado. Contrario a las críticas contagiosas sobre esa tecnología -igual ocurrió con la radio, con el cine y con la televisión- un megaestudio efectuado a más de 2,4 millones de personas en 168 países da un giro a esa percepción y asocia “consistentemente” Internet con un bienestar.
El estudio analizó la opinión de ciudadanos de entre 15 y 99 años de edad desde 2006 hasta 2021. Encontró que el acceso y el uso de Internet se vinculaban con diversos tipos de bienestar. “El 84,9% de las asociaciones entre la conectividad a Internet y el bienestar fueron positivas y estadísticamente significativas”, indicó la investigación realizada por la Universidad de Oxford.
Los resultados de la gran encuesta, publicados en Technology, Mind and Behaviour, desafían la idea común de que el uso de Internet tiene efectos negativos en las personas. El profesor Matti Vuorre, de la Universidad de Tilburg e investigador asociado del Oxford Internet Institute, y el profesor Andrew Przybylski, del Oxford Internet Institute, evaluaron cómo la tecnología se relaciona con el bienestar en diversas partes del mundo.
“Las tecnologías y plataformas de Internet y sus posibles consecuencias psicológicas siguen siendo debatidas. Las investigaciones hasta la fecha no han sido concluyentes y tienen un alcance geográfico y demográfico limitado”, señaló Przybylski. La inmensa mayoría de los estudios se han centrado en el Norte Global y en los jóvenes. «Han ignorado que la penetración de Internet es un fenómeno mundial, nosotros incluimos a América Latina, Asia y África”, subrayó.
Internet no es tan malo, ofrece bienestar a las personas
Los investigadores estudiaron el bienestar en su concepto más amplio. En específico, emplearon ocho indicadores de bienestar de la Encuesta Mundial Gallup, realizada por la empresa de análisis Gallup. Estos indicadores fueron: satisfacción con la vida, experiencias diarias negativas y positivas, dos índices de bienestar social, bienestar físico, bienestar comunitario y experiencias de propósito.
Los datos se recopilaron anualmente desde 2006 hasta 2021 a través de entrevistas telefónicas o en persona. Los investigadores controlaron los factores que podrían afectar el uso y el bienestar de Internet, como el nivel de ingresos, situación laboral, nivel educativo y problemas de salud.
El equipo descubrió que, en promedio, las personas que tenían acceso a Internet obtuvieron puntuaciones un 8% más altas en medidas de satisfacción. Así como en experiencias positivas y satisfacción con su vida social. En comparación con las personas que carecían de acceso a la web. Las actividades en línea pueden ayudar a las personas a aprender cosas nuevas y hacer amigos, y esto podría contribuir a los efectos beneficiosos.
Vuorre afirmó estar gratamente impactado de los resultados. “Nos sorprendió detectar una correlación positiva entre el bienestar y el uso de Internet en los miles de modelos que utilizamos”, añadió.
Si bien las asociaciones entre el acceso a Internet y el uso en el país promedio fueron consistentemente positivas, los investigadores encontraron cierta variación según los indicadores de género y bienestar. Registraron que el 4,9% de las asociaciones que vinculaban el uso de Internet y el bienestar de la comunidad eran negativas, y la mayoría de los observados entre mujeres jóvenes de 15 a 24 años.
Limitaciones, interpretaciones, realidades
Los investigadores no lo identificaron como una relación causal. Pero el hallazgo es consistente con informes anteriores de un aumento del ciberacoso y de asociaciones más negativas en las redes sociales y los síntomas depresivos entre las mujeres jóvenes.
“En general, descubrimos que las asociaciones promedio eran consistentes entre los predictores de adopción de Internet y los resultados de bienestar. Y aquellos que tenían acceso a Internet o lo utilizaban activamente reportaban un bienestar significativamente mayor que aquellos que no lo tenían”, detalló Przybylski. “Esperamos que nuestros hallazgos aporten un contexto más amplio al debate sobre el tiempo de pantalla. Sin embargo, aún es necesario seguir trabajando en esta importante área”.
Desde hace tiempo se debate sobre la regulación del uso de Internet y las redes sociales, especialmente entre los jóvenes, pero el estudio no está ni a favor ni en contra. «No puede ayudar en aclarar si el uso de las redes sociales es perjudicial o si los teléfonos inteligentes deberían prohibirse en las escuelas porque no fue diseñado para responder a estas preguntas», argumentó Tobias Dienlin, que estudia cómo las redes sociales afectan el bienestar.
Considera que «los diferentes canales y usos de Internet tienen efectos muy diferentes en los resultados de bienestar». Como profesor de la Universidad de Viena, Dienlin invitó a los proveedores de plataformas a compartir sus datos detallados sobre el comportamiento de los usuarios para poder tener una comprensión del impacto de Internet en nuestra vida diaria.