Por Efe
28/04/2016
Nuevos estudios del cerebro de varios fósiles en los que han participado científicos del Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana apuntan a una evolución diferenciada del género Homo en Eurasia, ha afirmado el codirector de las excavaciones de Atapuerca, José María Bermúdez de Castro.
En rueda de prensa, ha explicado que la teoría que manejan actualmente es que los primeros homínidos llegaron de África hace unos dos millones de años, pero después se movieron transversalmente, probablemente partiendo del sureste de Asia, lo que explica las similitudes entre los cerebros en yacimientos asiáticos y Atapuerca.
«Parece lógico pensar que los primeros homínidos, que venían de un clima cálido, pudieron asentarse en el sureste asiático, donde el clima era benigno de manera continuada y, desde allí, moverse en oleadas en un eje transversal», ha precisado Bermúdez de Castro.
Esto explicaría las similitudes entre el cerebro de un fósil de cráneo de Homo Heidelbergensis hallado en Maba (China), un resto de hace entre 130.000 y 300.000 años, y los restos de Homo Heidelbergensis encontrados en la Sima de los Huesos, de aproximadamente la misma antigüedad.
El estudio del fósil chino, realizado en colaboración con el Instituto de Paleontología de Pekín, ha concluido que era un individuo cuya cara tenía rasgos de neandertal, mientras el cerebro tenía rasgos más primitivos.
La misma combinación se encuentra en Atapuerca, en los restos de la Sima de los Huesos, el yacimiento más rico del mundo en restos de esta época.
El paleoneurólogo del CENIEH Emiliano Bruner, uno de los autores de la investigación publicada este mes en la revista especializada American Journal of Physical Anthropology, ha explicado que se trata de un estudio que se ha realizado en colaboración con científicos de otras instituciones internacionales y que ha llevado varios años de trabajo.
En la misma revista se ha publicado, también este mes, otro estudio sobre un fósil de cráneo de Homo Erectus de Buia (Eritrea) de hace un millón de años.
Este fósil africano ha confirmado que había una gran diferencia entre individuos de la misma época de ese continente y Asia, dado que sus rasgos se diferenciaban de otros individuos que hasta ahora se asocian a la misma especie, ha explicado Bruner.
Aunque se trata de una coincidencia, porque los estudios se han desarrollado por separado, este mismo mes se ha publicado en la revista especializada francesa Comptes Rendus Palevol otro estudio craneal, en este caso de restos de un parietal de hace unos 800.000 años encontrado en la Gran Dolina (Atapuerca), correspondiente a la especie Homo Antecessor, sólo descrita hasta ahora en este yacimiento.
El coordinador del estudio, José María Bermúdez de Castro, ha considerado que las conclusiones confirman que no era una especie de origen directamente africano, como el propio equipo de Atapuerca señaló en 1997, sino que es una especie «europea o euroasiática».
En este sentido, ha precisado que la historia de Eurasia es «mucho más compleja de lo que se pensaba».
Ha planteado que la evolución no se produjo en forma de oleadas de homínidos que venían de África, sino que hubo una migración desde África hace unos dos millones de años y esos individuos, asentados probablemente en el sureste de Asia fueron expandiéndose en movimientos transversales, lo que explica la similitud de individuos de la misma época entre Asia y Europa.
«Parece que las poblaciones asiáticas y europeas compartieron un ancestro común procedente de África y eso explica que tengan características similares, aunque no idénticas», ha apuntado Bermúdez de Castro.
Tras cinco años en los que se ha intensificado la relación de científicos del CENIEH con sus colegas chinos, Bermúdez de Castro asegura estar «sorprendido» por la riqueza de China en fósiles, estudios que se han desarrollado sin apenas comunicación con el resto del mundo y yacimientos aún por investigar.
Bermúdez de Castro confía en que dentro de cinco o seis años se pueda saber mucho más del Homo Antecessor y sus características, porque los restos que se están estudiando corresponden a lo encontrado en una cata que se realizó entre 1993 y 1994 en un nivel del yacimiento de Gran Dolina al que se llegará para excavar en toda su extensión en cinco o seis años.
Ha adelantado que será «una excavación modélica» y que con los años que han pasado se podrá acometer con científicos que se han preparado en estos años y con medios tecnológicos mucho más avanzados.