En medio de la crisis generada por la pandemia, ha surgido un elemento que ha demandado la atención del Gobierno de Francia: el aumento de la violencia. Desde la doméstica hasta la callejera, la deportiva y la política. Su incremento ha sido significativo en medio de la cuarentena. El problema es serio. Ha suscitado un encendido debate entre los altos funcionarios del Gobierno, sobre cuán grave es realmente y qué es exactamente lo que sucede.
No es cosa de juegos ni de rabias pasajeras. Francia ha sido testigo de un verano de incidentes violentos, incluidos algunos ataques mortales. Intenta comprender esta compleja situación ha generado un tormentoso mar de opiniones. Por un lado, está la tesis del ministro del Interior, Gerald Darmanin, que considera que el país se ha vuelto más «salvaje».
Por otro lado, el ministro de Justicia, Eric Dupond-Moretti, cree que el uso del término «salvaje» ha exacerbado el problema. Aún así, ha exigido una dura respuesta ante las quejas de funcionarios electos, que denuncian un creciente número de agresiones. Ya el anterior ministro del Interior, Christophe Castaner, denunciaba unos meses atrás un notable aumento de la violencia doméstica en Francia, tras la aplicación de las medidas de confinamiento para detener la propagación del coronavirus.
Violencia real no juego de palabras
Darmanin fue nombrado ministro del Interior como parte de la reorganización del Gobierno hace dos meses. En medio de reportes de un aumento en la violencia, su gestión comenzó encendiendo la polémica. Lo dijo sin tapujos: «Se debe detener el creciente salvajismo de una sector de la sociedad».
Utilizó la palabra ensauvagement. Una palabra compuesta que podría traducirse muy libremente como «ensalvajarse», es decir, algo así como volverse salvaje. Es un término polisémico, utilizado en particular en las ciencias sociales y políticas. Desde la década de 2010 ha sido empleado en particular por la extrema derecha. Con frecuencia se usa para designar y denigrar a los jóvenes en barrios que, a menudo, son de origen inmigrante y que son acusados de socavar valores tradicionales como el respeto a la autoridad.
Este año, ha comenzado a ser utilizado por la centro derecha y el público en general para denunciar un aumento de la violencia y la delincuencia en Francia. Algunos lo ven como un término cargado de matices racistas. No es de extrañar que se uso por parte de Darmanin genere una reacción virulenta en los sectores que se denominan «progresistas».
Por otra parte, el ministro de Justicia cree que la palabra ensauvagement es en sí misma parte del problema. Dupond-Moretti dijo que el término crea «una sensación de inseguridad», que se alimenta de las dificultades económicas, los miedos al coronavirus y el «discurso populista». Asegura que es más difícil de combatir que la inseguridad real.
Los hechos también hablan
Aunque no hay cifras que retraten de forma clara la magnitud de la violencia, algunos hechos particularmente alarmantes dan fe de un problema creciente. En julio, un conductor de autobús murió al ser atacado por jóvenes en la ciudad suroccidental de Bayona, después de haberles pedido que usaran mascarillas para evitar la propagación del coronavirus.
El mundo deportivo también tiene ejemplos. Uno es la violencia desatada en la famosa calle comercial parisina de los Campos Elíseos, después de que el equipo de fútbol Paris Saint-Germain perdiera ante el Bayern de Múnich en la final de la Liga de Campeones el mes pasado.
Violencia contra los funcionarios públicos
En este entorno, un importante número funcionarios electos han denunciado que en el pasado reciente han sido blanco de insultos y ataques. Con el fin de responder a esas quejas, el ministro Eric Dupond-Moretti publicó su primera circular para defender mejor a quienes son víctimas de estos «atropellos».
«Los fiscales deben dar una respuesta penal sistemática y rápida que eviten simples recordatorios de la ley», expresa la circular. «En lo que respecta a los insultos, será conveniente mantener la calificación de desacato de quien ostente una autoridad pública o encargada de una misión de servicio público en lugar de la del insulto», subraya el texto.
La Cancillería informó que fueron denunciados 255 casos de agresiones a funcionarios electos a la Dirección de Asuntos Penales e Indultos por los fiscales generales durante el año 2019 y hasta el 21 de agosto de 2020. Un 41% de estos casos constituyen agresiones a personas. En el caso de los alcaldes, la tasa se eleva hasta un 63%.
De acuerdo a las cifras de la Asociación de Alcaldes de Francia (AMF), 233 burgomaestres fueron agredidos de enero a julio. En 2019, sumaron 383 los que sufrieron golpes o insultos, frente a los 361 de 2018.
El ministro protestó contra las denuncias de que «la justicia no hace nada». Cree que la circular debería ayudar a acelerar la ejecución de las decisiones judiciales y poner fin a la sensación de indefensión de los alcaldes. Sin embargo, «nadie puede imaginar que un insulto lleve a alguien a la cárcel». Pero «la respuesta judicial debe ser visible de inmediato», agregó. “Los jueces tienen la libertad de elegir la sentencia que deseen. Yo deseo que la sentencia sea justa, las “sentencias justas” a veces pueden ser “severas”, afirmó.
La violencia doméstica
El aumento de la violencia en Francia no es un tema nuevo. De hecho, el ministerio del Interior reportó que los informes de violencia doméstica en todo el país aumentaron un 36% luego de las primeras semanas de confinamiento nacional.
Christophe Castaner, para ese momento ministro del Interior, anunció algunas medidas para permitir que las personas que enfrentan abusos durante la cuarentena pidan ayuda. Estar confinado en casa con parejas abusivas aumenta el riesgo de las víctimas.
Francia ya tiene una de las tasas más altas de violencia doméstica en Europa. Cada año, se estima que 219.000 mujeres, de entre 18 y 75 años de edad, enfrentan violencia física o sexual por parte de sus parejas actuales o anteriores, pero solo el 20% lo denuncia. Según cifras oficiales, en 2019, un total de 126 mujeres fueron asesinadas en Francia por la pareja actual o ex pareja.
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