Por Iñigo Aduriz | Foto Florian Voggeneder
23/04/2017
Dos años pasó la italiana Carmelina sin poder moverse ni hablar con nadie tras serle diagnosticada una Esclerosis Lateral Amiotrófica. Fue gracias al mind beagle por lo que pudo comunicarse, por fin, con su hija. Se trata de una técnica que utiliza un casco específico cubierto por electrodos para conectar el cerebro con un ordenador y que permite así evaluar en cualquier lugar el nivel de consciencia de personas con alteraciones de la conciencia o con síndrome de enclaustramiento. Facilita, así, la comunicación entre el paciente y su entorno (familia o terapeutas) y le proporciona entrenamiento cognitivo para poder ir mejorando, poco a poco, de manera progresiva.
El recién inaugurado Centro de Neurotecnología de Barcelona de g.tec Medical Engineering es uno de los pocos del país que aplica esa técnica. Como explica el investigador Arnau Espinosa, encargado de la filial española de la compañía austriaca, “este tipo de tecnología permite muy fácilmente con un test de cinco minutos saber si personas con mínima conciencia que no se pueden comunicar con el exterior están conscientes o no. Si lo están, podemos ponernos en contacto con ellos, teniendo la oportunidad de seguir una serie de tareas básicas”.
El centro, que por el momento se dedica a utilizar la neurotecnología con fines de investigación pero que pretende extender sus técnicas a los hospitales y centros de rehabilitación de toda España, trabaja con otra tecnología, recoveriX, que también une el cerebro a un ordenador y que permite mejorar las terapias de las personas que sufren las secuelas de un ictus. Lo hace mediante la combinación simultánea de tres técnicas de rehabilitación que son adecuadas para pacientes de esa dolencia que están en las fases subaguda y crónica de esta enfermedad.
“Es un sistema que nos permite detectar si alguien tiene la intención de mover una mano. Y combinando la terapia del espejo, con la de la imaginación del movimiento y la eléctrica funcional, conseguimos que el cerebro ejerza el patrón correcto y se mueva”, explica Espinosa.
Como apuntan desde la compañía, cada año, alrededor de 15 millones de personas sufren un ictus y aunque aproximadamente un tercio de estas personas no sobreviven, otro tercio sufren déficits físicos y de algunas de esas personas quedarán con parálisis permanentes. Es para estas personas para las que, según g.tec, la técnica recoveriX podría tener mayores beneficios. Cristopher Guger, fundador de la empresa de investigación, aseguraba recientemente que el sistema “conecta los procesos cognitivos con los movimientos y esto es lo que hace que la rehabilitación sea tan eficaz”.
El gran órgano por descubrir
El de la neurotecnología es un sector al alza en todo el mundo y Arnau Espinosa confía en que, en un futuro reciente, estas técnicas se puedan utilizar en sistemas de asistencia a dependientes o para completar las actividades de personas que utilicen brazos robóticos o que necesiten de computadoras para poder hablar y comunicarse. Como apunta el investigador de g.tec, “el cerebro es el gran órgano que está por descubrir en el próximo siglo. Es necesario mapearlo y descifrarlo”.