El sultán de Brunei causa revuelo al llegar a bordo de su «palacio volador» a la cumbre de la APEC, pero no es el único que se traslada en jet de lujo, uno por poder político y los más por fortaleza económica
Simultáneamente se desarrollan dos cumbres. La COP29 en Azerbaiyán y la APEC en Perú. Los mandatarios, jefes de estado y los participantes más destacados llegan a bordo de sus jets privados emitiendo toneladas de gases de efecto invernadero.
En la apertura de la COP29, la ONU reiteró su petición para que se aumente la financiación a los países pobras afectados por el cambio climático. Mientras a la APEC, en Lima, arribó ‘el palacio volador’ del sultán de Brunei, el primero de sus delegados. Como él, pero sin tanto revuelo o total discreción lo harán mandatarios y personalidades que asisten a ambos encuentros multilaterales. Llegan en aeronaves que agravan el calentamiento global, mientras se niegan a incrementar los aportes para luchar contra el cambio climático.
Produce 100.000 barriles diarios de petróleo
El sultán de Brunéi, Haji Hassanal Bolkiah, uno de los hombres más ricos del mundo, fue el primero de los asistentes a la APEC. La mayor parte de la riqueza del Sultán, estimada en alrededor de 20.000 millones de dólares por Forbes, proviene de la industria petrolera. Es la primera vez que visita un país de América Latina. Tiene 78 años de edad y es el heredero de una dinastía que data de más de seis siglos. Ocupa el trono desde 1967.
Su lujoso Boeing 747-400 aterrizó en el Grupo Aéreo N° 8. El sultán famoso por su opulencia lo adquirió a principios del siglo XXI. Valorado en unos 400 millones de dólares, ha sido personalizado con acabados, grifería y piezas de baño en oro y detalles en cristal que representó un gasto adicional de 120 millones de dólares.
La aeronave cuenta con las comodidades de un palacio sin restricciones. Suites de lujo, salones amplios, cocina digna de un chef Michelin, dormitorios y la sala del trono, en donde el sultán comparte con sus invitados.
Bolkiah y sus voceros han dicho que su visita está orientada a fortalecer las relaciones entre Perú y Brunéi. Se reunirá con la presidenta Dina Boluarte y revisarán asuntos de cooperación económica y energética, pero no de la lucha contra el cambio climático y sus consecuencias.
450.000 habitantes y 73.898 dólares per cápita
El Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico congrega a 21 naciones. Australia, Brunéi, Canadá, Corea, Chile, China, Estados Unidos, Filipinas, Hong Kong, Indonesia, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Papúa Nueva Guinea, Perú, Rusia, Singapur, Taiwán, Tailandia y Vietnam.
Se creó en 1989 con el propósito de fortalecer el crecimiento y la prosperidad de los países que rodean el océano Pacífico, una zona que promueven como la zona más dinámica del planeta.
El objetivo de la cumbre que se celebra en Lima es constituir una comunidad abierta, dinámica, resistente y pacífica para el año 2040 sobre la base de tres principios: 1. comercio e inversiones; 2. innovación y digitalización; y 3. crecimiento fuerte, equilibrado, seguro, sostenible e inclusivo.
Bolkiah gobierna un país de apenas 450.000 habitantes y pequeño también en superficie pero con una gran riqueza generada por la industria petrolera. Su PIB per cápita es de 73.898 dólares, comparable al de Suiza o Estados Unidos.
Produce 100.000 barriles diarios de petróleo y con 12.000 millones de metros cúbicos de gas natural al año es el noveno productor de gas. Los altos ingresos se traducen en generosas subvenciones, sanidad gratuita, educación de calidad y libre de impuestos.
La opulencia y lujo del sultán es descomunal, pero la población se mantiene satisfecha y leal a un monarca que no esconde su vida plena de excesos. Reside en el Istana Nurul Iman, una de las residencias más grandiosas del mundo. Tiene 1.788 habitaciones y 257 baños que atienden más de 1.500 sirvientes.
Fue construido en 1984 por la empresa británica Ayala Abbott and Butters. Costó 1.400 millones de dólares. Abunda el mármol italiano y techos de oro puro. El calentamiento global, la pérdida de diversidad, la inseguridad alimentaria y los problemas de escasez de agua que habrá en las próximas décadas no son la preocupación del sultán de Brunei.
Su atención está centrada en su impresionante colección de coches. Más de 7.000 vehículos de lujo de la más alta gama (no podía ser de otro perfil) con un valor superior a los 5.000 millones de dólares. Incluye únicos y personalizados modelos de Ferrari, Rolls-Royce, Bentley, Bugattis y Lamborghini.
Solo la sección de Rolls-Royce cuenta con 600 unidades. El más emblemáticos es el Silver Spur Limusina, recubierto en oro de 24 quilates que usó en su boda. A pesar de las negras perspectivas que se ciernen sobre los ingresos petroleros, el sultán mantiene la estabilidad interna y fascina a millones de personas en todo el mundo con sus costosas excentricidades. El uso de jets privados acentúa la desigualdad, solo una pequeña élite puede permitírselo. El carbono es un costo y este costo debería ser internalizado por cada ciudadano.
El club de los magnates
La aeronave de Haji Hassanal Bolkiah no es la única con ese perfil derrochador y dañino para el medioambiente. Un puñado de multimillonarios surca los cielos en aviones privados que desafían cualquier estándar. Verdaderas fortalezas voladoras, que son mucho más esenciales medios de transporte símbolo de estatus y expresiones concretas del poder del dinero.
El avión más costoso del mundo (593 millones de dólares) sigue siendo el Air Force One del presidente de Estados Unidos, pero su elevado coste no se debe a la personalización con elementos de lujo, sino a sus sofisticados equipos de comunicaciones y seguridad.
El majestuoso Airbus A340-300 «Bourkhan» del oligarca ruso Alisher Usmanov, equipado con un escudo antimisiles, a un coste aproximado de 436 millones de dólares es el jet privado más caro del mundo. Lo detalles sobre su interior y sus lujos son tan secretos como los de la KGV.
Entre los 10 propietarios de jets de lujo que valen más de 200 millones de dólares, también se encuentra la familia real de Qatar (su Boeing 747-8 VIP vale 403 millones de dólares) y el príncipe saudí Alwaleed bin Talal al-Saud, que posee un Boeing 747 de 240 millones de dólares.
Donald Trump con su Boeing 757 y el magnate ruso Roman Abramovich, dueño de un Boeing 767-300ER, completan con Joseph Lau, magnate inmobiliario de Hong Kong, el conferenciante, escritor y gurú de la motivación Tony Robbins y el actor, director y productor norteamericano Tyler Perry, completan el top de los propietarios con los aviones más lujosos. La lista es mucho más extensa.
El avión que Jeff Bezos, el dueño de Amazon, estrenó en julio pasado le costó 80 millones de dólares. Un Gulfstream G700 agregó a su flota de 4 aviones privados. El jet de negocios más grande: 33 metros de largo y una envergadura de 31 metros, y puede alcanzar velocidades máximas de Mach 0,925, y volar 13.890 km sin recargar combustible. Sus 20 ventanas panorámicas son las más grandes de la aviación ejecutiva. En la cabina silenciosa circula aire 100% fresco, ionizado por plasma, que se repone cada 2 o 3 minutos. Los asientos están hechos a mano y también se pueden convertir en camas ergonómicas. Puede transportar hasta 19 personas. Cuenta con con cinco áreas habitables y personalizables que incluye un camarote privado, un comedor, un salón y un área de descanso para la tripulación.
Con su estela
Haji Hassanal Bolkiah tampoco será el único en utilizar su avión particular para trasladarse a la cumbre de Lima. También los harán otros 15 mandatarios que asisten al encuentro. Un impresionante despliegue de aeronaves de alta sofisticación. Cada una resalta y magnifica la opulencia y el prestigio de los líderes internacionales.
La organización APEC 2024 detalló en su página web que viajarán a Lima el presidente chino, Xi Jinping, y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau. También el presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, el primer ministro de Malasia, Datuk Seri Anwar, el de Singapur, Lawrence Wong, y el presidente de Vietnam, To Lam. Además de los presidentes Joe Biden, de Estados Unidos y de Lula Da Silva, de Brasil (aunque no ha habido confirmación).
Hay otras personalidades que también llegarán en sus aviones particulares. Como el director ejecutivo de Tiktok, Shou Zi Chew, el vicepresidente de Google, Karan Bhatia, y el director ejecutivo del banco estadounidense JP Morgan Chase, Jamie Dimon, quienes confirmaron su asistencia.
Una situación que se repite en la COP29, en la del G20 y en todas las cumbres. El problema no es el lujo de tener un avión particular. Es la estela de gases de efecto invernadero que generan. La ancha y profunda huella de carbono que agrava el cambio climático.
Cielo privado
Un reciente estudio arroja luz sobre una realidad cada vez más preocupante: el uso de jets privados se ha disparado en los últimos años. Deja una huella de carbono cada vez mayor. Un análisis publicado en Communications Earth and Environment, el número de vuelos privados, así como la distancia recorrida, registró un significativo aumento entre 2019 y 2023. El número de vuelos privados superó los 4 millones anuales en 2023 y generaron 15,6 millones de toneladas de CO2. Un incremento del 46% respecto a 2019.
Eventos globales como la cumbre climática COP28 y el Foro Económico Mundial se erigieron en epicentros del fenómeno por la inmensa cantidad de vuelos privados que concentraron
Para Milan Klöwer, investigador de la Universidad de Oxford en el Reino Unido, aunque «la aviación privada es obviamente una pequeña parte de la aviación comercial, realmente muestra cuán desproporcionadamente están quemando el planeta». Una gran aeronave privada puede emitir más CO2 en una hora de vuelo que lo que emite una persona promedio en un año.
Lujo de alto costo ambiental
El coautor del estudio, Stefan Gössling, analista del comportamiento del transporte y el cambio climático en la Universidad de Linnaeus, en Suecia, afirmó que los vuelos en jets privados durante 2019-2023 aumentaron en un 28,4%. En total, casi la mitad de los 26.000 jets se utilizaron para vuelos de menos de 500 kilómetros. Distancias que podrían haberse recorrido en tren o en automóvil.
Muchos viajes y emisiones se relacionan con eventos mundiales como el Foro Económico Mundial y el Festival de Cine de Cannes. Curiosamente, 172 de los 595 aviones privados que volaron al Foro Económico Mundial 2023 también lo hicieron al Festival de Cine de Cannes. La concentración de vuelos privados en torno a la COP28 resulta especialmente paradójica. Mientras líderes mundiales se reunían para discutir medidas para combatir el cambio climático, una flota de 644 vuelos privados con sus participantes surcaba los cielos emitiendo un estimado de 4.800 toneladas de CO2.
Klöwer afirma que el aumento global del uso de jets privados es insostenible y propone regulaciones más estrictas que desmotiven los vuelos privados. “Cada país podría imponer impuestos a cada jet privado que aterrice o despegue, pero sería políticamente muy difícil”, admite
Klöwer está interesado en que futuros estudios exploren las emisiones además del CO2 de los vuelos, de gases como el metano o el dióxido de azufre. Reconoce que calcular estas emisiones será un desafío.
Pero podría ayudar a proporcionar una imagen más clara de cómo los jets individuales contribuyen al cambio climático. “Podrías realmente señalar a las personas y decir… ‘esta es la cantidad de calentamiento de la que eres personalmente responsable’.”
El crecimiento de la aviación privada plantea un serio escollo para los objetivos climáticos globales. Sus emisiones contribuyen al calentamiento global, la contaminación del aire y la acidificación de los océanos. Reducirlas es urgente. Dejar de hacerlo no es un lujo que el planeta se puede dar.