Entre los años 1904 y 1908, los colonos alemanes mataron a decenas de miles de hereros y namaquas. Después de un siglo, Alemania reconoció oficialmente haber perpetrado un genocidio contra los pueblos Herero y Nama, que actualmente son Namibia. Para compensarlo, el país europeo ofreció una suma de dinero que aseguran servirá para reparar los daños causados.
El ministro de Asuntos Exteriores de Alemania, Heiko Maas, aseguró en un comunicado que «con la perspectiva de hoy y también en nuestra capacidad oficial, ahora sabemos que lo ocurrido fue un genocidio». Maas también mostró su satisfacción y agradecimiento por un acuerdo con Namibia «sobre el capítulo mas oscuro de nuestra historia común».
Este es el tercer genocidio que este país en ejercicio constante de memoria histórica asume. El primero fue el armenio en la Primera Guerra Mundial y luego el judío en la II. Bastaron cinco años de negociaciones con el gobierno de Windhoek y los descendientes de las víctimas para que el Ejecutivo alemán asumiera su responsabilidad.
Que Alemania reconozca genocidio 100 años más tarde no pasará por debajo de la mesa. Maas prevé realizar una ceremonia oficial en Namibia el mes que viene para firmar el acuerdo y pedir perdón. Mientras que el jefe del Estado, Frank-Walter Steinmeir lo hará antes de que acabe el año.
Una compensación bastante generosa
Aunque no se puede compensar la destrucción de toda una sociedad y no hay dinero que refleje su arrepentimiento, Alemania aceptó pagar más de US$1.000 millones de dólares. Esta suma de dinero servirá para el pago de reparaciones y la devolución de los restos humanos que las tropas coloniales se llevaron al imperio para su estudio y desde entonces están depositados en museos, hospitales y universidades.
El comunicado en el que Alemania reconoce la culpa destaca que piden perdón a Namibia y los descendientes de las víctimas. Aunque la «petición de perdón» es un «paso importante» para Maas, señala que «la reconciliación verdadera no se puede decretar». Pero lo que sí pueden hacer es cuantificar el «incalculable dolor» infligido en lo que se considera el primer genocidio del siglo XX.
Alemania creará un fondo que se dotará a los largo de los próximos 30 años con la cantidad de dinero suficiente para costear infraestructura, atención médica y programas de desarrollo. Las comunidades Herero y Nama serán los encargados de diseñar y manejar los proyectos. Sin embargo, los descendientes de las víctimas no están satisfechos, pues han pedido indemnizaciones directas e individuales.
A pesar de que el Gobierno namibio calificó el reconocimiento por parte de Alemania del genocidio como «un paso en la buena dirección», los partidos de la oposición y líderes de las comunidades tradicionales consideran que el acuerdo es una «humillación». Para el Movimiento Popular del Pueblo sin Tierra (LPM) si Namibia recibe dinero de Alemania, los receptores de ese dinero deben ser los Herero y Nama, y no el Gobierno.
El acuerdo financiero ayudará a restaurar la prosperidad
Antes del genocidio las comunidades disfrutaban de su ganado, pero después de la masacre la mayor parte de la tierra del país se dividió en granjas privadas y se entregó a los colonos alemanes. Actualmente, la mayoría de los herero y nama viven en pequeñas áreas superpobladas de tierras comunales que les fueron asignadas posteriormente. Otros viven en pueblos, en los «asentamientos informales» o en barrios de chabolas que albergan al 40% de la población de Namibia.
En muchas de esas viviendas no cuentan con agua potable, no tienen inodoros y no hay electricidad. Por ello, surge la esperanza de que con el dinero se financie un programa de reforma agraria que permita que las granjas de los agricultores namibios alemanes puedan ser compradas y distribuidas entre los herero y los nama.
El masivo acuerdo financiero ayudará a reconstruir la sociedad. Sin embargo, hay temor de que los beneficios vayan destinados a comunidades que nunca sufrieron en el genocidio, como los ovambo, que ahora es el grupo étnico más grande de Namibia. El gobierno lo niega y dice que los fondos serán administrados por las comunidades afectadas.
El capítulo más oscuro de su historia
En los años 1904-1908, cuando la actual Namibia era la colonia alemana de África del Sudoeste, las fuerzas coloniales reprimieron brutalmente los levantamientos de dos de los principales pueblos del país, los herero y los nama. ¿El resultado? mataron a la mayor parte de las comunidades y llevaron a otros a un desierto, donde muchos murieron de hambre.
Se estima que asesinaron a 65.000 de los 80.000 herero y a 10.000 namaquas, cuya población eran aproximadamente 20.000 miembros. Muchos de ellos no murieron inmediatamente pero lo hacían a los días por el hambre, el cansancio o las heridas. Fueron tantas las mujeres violadas que hay cientos de miles de descendientes que tienen actualmente algún ancestro alemán.
Pero no terminó allí, tras las atrocidades cometidas decidieron llevarse a Alemania los cráneos de algunas víctimas para estudios sobre diferencias raciales que buscaban probar la superioridad de los blancos. Los sobrevivientes del ahora reconocido como genocidio terminaron en campamentos donde los utilizaron como esclavos.
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